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miércoles, 11 de septiembre de 2013

Carta abierta de un expreso político: “Pido disculpas”


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patricio-salinasPido mis disculpas por no haber ni siquiera intentado comprender, una típica actitud de soberbia personal, la necesidad del golpe militar para poner orden al caos imperante entonces.
Patricio Salinas A, ex preso político, sept 73-sept 75
Pido mil disculpas por el tiempo que estuve encarcelado y haber utilizado recursos del Estado chileno.
Pido mis disculpas por no haber entregado información útil a mis carceleros, que permitieran apresar a otros individuos de mi calaña y así terminar más rápido con la lacra que nos apestaba.
Pido mis disculpas por todos mis textos en que denuncio el atropello de los derechos humanos en contra de ciudadanos anónimos, en contra de las minorías étnicas, minorías sexuales.
Pido mis disculpas por no haber ni siquiera intentado comprender, una típica actitud de soberbia personal, la necesidad del golpe militar para poner orden al caos imperante entonces.
Entrego mis disculpas, por no haber entendido el rol constructivo y democrático de la DC en los años de Allende y en ayudar a crear las condiciones que justificaran el pronunciamiento militar.
Pido mis disculpas y de pecar de ingenuo e ignorante, al abigarrarme en una fábrica textil en septiembre de 73 para defender el gobierno de Allende frente a las fuerzas del orden.
Pido mis disculpas por no entender a los que me golpearon, torturaron, aislaron en celdas diminutas, amenazaron, humillaron, realizaron ejecuciones falsas, escopetearon mi cara y finalmente me expulsaron del país sin juicio, sin papeles válidos. Un timbre decía bienvenido a todos los países menos Chile. Y tres decretos de expulsión.
Pido mis disculpas por haber perdido toda sensibilidad, los primeros días después del pronunciamiento y haber pasado sobre los cuerpos de encarcelados fallecidos o heridos.
Pido mis disculpas por haber vivido los años del exilio dorado en Suecia, donde limpié pisos, trabajé en correos, cambié pañales a ancianos, mientras estudiaba el idioma.
Pido mis disculpas por haber participado en todas esas cientos de demostraciones denunciando, lo que yo creía, los atropellos de la dictadura en Chile
Pido disculpas por haber participado en todas esas demostraciones de repudio a la violencia en países tan lejanos como Afganistán, El Salvador, Nicaragua, Argentina.
Pido disculpas por haber acogido en mi casa gente de mala calaña, perseguidos por sus regímenes de turno.
Entrego mis disculpas por haber dedicado años a la lectura de textos de personajes críticos, en vez de intentar de entender a los forjadores de nuestra nación.
Pido mil disculpas por no entender el modelo neoliberal implantado en Chile en los años 80 y continuado durante los años de la democracia.
Pido disculpas por todos esos artículos escritos poniendo en duda las excelentes cifras de la macroeconomía y poniendo en duda los logros de actual modelo económico en Chile.
Pido disculpas por dudar de la honestidad de la cúspide de la Iglesia en los años de régimen militar.
Pido disculpas en dudar de la honestidad de nuestras fuerzas armadas, en cuestionar sus franquicias y sus negocios.
Pido mil disculpas por dudar de la honorabilidad e independencia del poder judicial en Chile.
Pido disculpas por negarme a realizar el servicio militar a finales de los años 60.
Pido mis disculpas por apoyar a los campesinos en exigir reforma agraria profunda y real en los años 70.
Pido mis disculpas por apoyar los movimientos sociales a constituir una asamblea popular en los años 70.
Pido mis disculpas por haber apoyado siempre a movimientos u organizaciones críticas, muchas veces marginales, sin perspectiva histórica y sin capacidad real de jugar un rol.
Pido mis disculpas por desdeñar el poder y las personas que pretenden asumir un rol de imprescindibles.
Entrego mis disculpas a muchos de mis amigos defraudados conmigo, por mi propia existencia, por mi vida gris, anónima, sin pretensiones de liderazgo durante estos 40 años.
Por último, pido disculpas por el tiempo robado en la lectura de esta carta abierta

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