Hoy visitamos la casa de Ana Frank en donde estaba el escondiste en el que vivió por más de dos años hasta ser llevada ella y su familia al campo de concentración. Me acordé de mis hermanos Waldo y Lorena y de todos mis amigos, hijos de detenidos desaparecidos, a quienes les fue interrumpida la niñez de manera tan brusca y de como, a pesar de horror, encontramos la manera de ser felices y creer en que otro mundo si era y sigue siendo posible. Un abrazo para todos ellos y mi cariño de siempre.
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