Colonia Dignidad, que llegó a tener 17.000 hectáreas, fue un enclave alemán que operó en el sur de Chile desde 1962 bajo el mando de Paul Schaefer. En este recinto, que operó como centro de torturas en la dictadura (1973-1990), los niños eran separados de sus padres y quedaban expuestos a los abusos sexuales de Schaefer.
Por El Desconcierto@eldesconcierto
La presidenta de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad, Margarita Romero, planteó este miércoles la necesidad de que el Estado chileno “haga públicos sus archivos sobre Colonia Dignidad”, en el marco de los debates del Parlamento alemán para indemnizar a las víctimas de torturas, abusos sexuales y esclavitud en ese recinto liderado por décadas por el pedófilo Paul Schaefer.
“Es necesario que conozcamos la información que está en la Cancillería, en el Ministerio del Interior, en los informes Valech y en los archivos de la Policía de Investigaciones”, agregó la dirigenta, quien es también consejera del Museo de la Memoria.
Romero agregó que es importante que exista cooperación entre los Estados de Alemania y Chile, para poder determinar, por ejemplo, cuántas personas desaparecieron al interior de ese enclave durante la dictadura militar, además de convertir ese recinto en un sitio de memoria.
“Hicimos un viaje a Colonia Dignidad con parlamentarios alemanes, quienes ahora están debatiendo cómo indemnizar a las víctimas de Colonia Dignidad”, puntualizó.
En Alemania, el vicepresidente del grupo parlamentario conjunto de la CDU, Stephan Harbarth, adelanto por su parte que la idea es proponer medidas en tres ámbitos.
“Por ejemplo, a las víctimas de Colonia Dignidad (los niños) se les debe ayudar a tener una base económica para su subsistencia”, dijo Harbarth, quien ademas pidió mejorar la cooperación entre la Justicia chilena y su par alemana para acelerar los procesos relacionados con la secta.
Colonia Dignidad, que llegó a tener 17.000 hectáreas, fue un enclave alemán que operó en Chile desde 1962 bajo el mando de Paul Schaefer. En este recinto, que operó como centro de torturas en la dictadura (1973-1990), los niños eran separados de sus padres y quedaban expuestos a los abusos sexuales de Schaefer.
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