En Antofagasta son decenas los llamados presos políticos de la revuelta social iniciada en octubre pasado; un grupo de madres de quienes hoy están privados de libertad, se organizó en un movimiento llamado Madres de Plaza Colón. Desde el 9 de noviembre rezan todos los días a la Virgen María en la Catedral de Antofagasta, pidiendo la libertad de sus hijos.
Camilo Villa J.
El dolor de María plasmado en el pecho de decenas de mujeres de Antofagasta. Otra época, pero el dolor les ha llevado a la decisión de hacer el vínculo. Por eso se encomiendan a la Virgen, para tener a sus hijos de regreso: son las Madres de Plaza Colón, quienes ruegan por la libertad de sus retoños, considerados por ellas presos políticos de la revuelta social.
Desde el 9 de noviembre acuden diariamente a la Catedral de Antofagasta, y así lo harán hasta el 9 de diciembre, tiempo que abarca el mes de María. Con una imagen de ella, y con fotos de sus hijos, rezan un Padre Nuestro, un Ave María, y alguna oración de quien tome la iniciativa.
Ninguna de ellas se imaginó lo que vendría de la mano de la revuelta social de octubre. Como gran parte de la población, sus hijos salieron a la calle a protestar contra lo que consideraban injusto, sin embargo, las circunstancias no aclaradas les tienen hoy en la cárcel.
Maribel Gaete es madre de Bastián Campos Gaete. Cuando su hijo cayó preso, el 25 de noviembre, se encontraba sacando su tercero y cuarto medio, además de trabajar en la construcción. Según narra su madre, aquel día de protesta su hijo se encontraba en la Población Miramar, en donde vive, y bajó más allá de la línea del tren, algo que no hacía comúnmente.
Mientras se encontraba en el tumulto, Bastián fue agarrado por Carabineros, quienes, según su relato, además de golpearlo lo acusaron de portar una bomba molotov, algo que él y su familia niegan rotundamente. Poco ha servido, pues desde entonces se encuentra recluido en la Cárcel Nudo Uribe, donde cumple su prisión preventiva. Bastián entró con 19 años, hoy tiene 20.
La madre reconoce un dolor infinito que ha calado en toda la familia. Cuenta que la primera vez que lo pudo ver luego de su arresto, ni siquiera lo pudo abrazar, pues se encontraba tan golpeado por Carabineros que no resistía roces con otra persona. “A quienes le pegaron tan brutalmente, yo les haría yo mismo”, confiesa Maribel, con una rabia que la acompaña hace casi un año.
Además, Maribel siente frustración de un sistema judicial que considera “injusto y discriminador”. Según señaló, uno de los dolores más grandes de las Madres de Plaza Colón es la estigmatización de sus hijos por parte de la Justicia. Por eso decidió encomendarse a la Virgen, pues ya perdió la confianza en el sistema judicial.
“Yo lo veo difícil. Una de las razones por la cual nosotras estamos rezando y pidiendo a la virgen María, es porque en este momento en lo único que creemos es en la justicia divina, porque la justicia humana es como las pelotas, a nuestros hijos los ha tratado como delincuentes. Yo digo ¿cómo un niño -hay niños de 16 años- puede estar acusado de homicidio frustrado porque tiró una piedra y le llegó a un paco? El dolor más grande que nosotros tenemos es que a nuestros hijos, aparte de estar siendo acusados injustamente, los tilden de delincuentes”.
Hasta marzo del 2021, Maribel y su familia seguirán con el alma en vilo. Siempre encomendados a la Virgen, esperan que el juicio oral sea favorable a Bastián y así pueda terminar sus estudios secundarios. Hacer una vida normal.
La pena de Maribel la comparte Karen Tello, madre de Axel Pizarro, detenido en julio de este año. Axel tiene 18 años y es acusado de participar en la quema del tren el 10 de febrero. La Policía de Investigaciones irrumpió en su casa para detenerlo.
Según Karen, no hay ninguna prueba de que su hijo haya participado en los hechos, y las evidencias presentadas por el Ministerio Público no son más que grabaciones en que ninguno de los participantes logra distinguirse. Ella, así como su hijo, aseguran que no hubo implicación en la quema del tren.
Axel fue apresado cuando era menor de edad, sus 18 los cumplió en la cárcel. Aquel día, el 8 de septiembre, su familia se reunió como siempre fue, compraron torta y cotillón para celebrar al cumpleañero, con quien se comunicaron por videollamada. Por más que se intentó de darle un matiz de alegría, la tristeza siguió reinando.
Karen no puede ocultar la pena. No hay que ahondar mucho para que su voz se quiebre.
“Siento pena, siento rabia por esta injusticia, estamos muy mal, yo, mi familia, todos, por esto que le está pasando a mi hijo, porque mi hijo es bueno, es buen estudiante, es deportista. Ahora tiene que estar tomando pastillas porque está mal sicológicamente, pero por suerte lo han tratado bien, los mismos funcionarios de la cárcel dicen que él no es un niño para estar allá”.
Axel se encontraba cursando su cuarto medio y sus notas son buenas. Tras su arresto, sus profesores actuales y los que tuvo le han brindado su apoyo. También sus compañeros y sus amigos. “Quienes lo conocen saben que no es un peligro para la sociedad”, afirma su madre. Pero por mucho apoyo que tenga, la Justicia es la que tiene la última palabra y, hasta ahora, ha considerado algo distinto.
Su madre que está dispuesta a todo para demostrar la inocencia de Axel, prometiéndose a si misma que su hijo saldrá de la cárcel.
“Yo como su mamá estoy haciendo lo imposible para demostrar su inocencia, que no está solo, que hay mucha gente apoyándolo, sus familiares siempre vamos a estar con él, que sus profesores, el pueblo lo está ayudando, sus amigos, el club donde él jugaba a la pelota, tiene mucho, mucho apoyo. Él debe tener mucha fuerza, y lo vamos a sacar de ahí cueste lo que me cueste. Yo lo voy a sacar de ahí”.
Cueste lo que le cueste, sin embargo, hoy reconoce que su principal pilar es la fe. Confía en la Virgen María, porque ella, dice, pasó por lo mismo, y es capaz de entender el dolor que sienten las Madres de Plaza Colón.
“Yo estoy con las mamitas porque somos muchas las que estamos pasando por lo mismo, y así como la Virgen María sufrió cuando a Cristo lo crucificaron, nosotros estamos sufriendo igual. Por eso nosotros vamos para que ella nos ayude, creemos, a esta altura, en la justicia divina, no en la justicia del país”.
Por lo mismo van todos los días a rezar por sus hijos. A eso de las seis de la tarde se les puede ver: dolor y esperanza en un solo lugar, también resentimiento. En Antofagasta hay 35 personas con distintas medidas cautelares producto del estallido social. De ellos, 14 son jóvenes de irreprochable conducta. En el Congreso existe un proyecto para amnistiar a los presos de la revuelta, sin embargo, le espera un camino difícil: el Gobierno ya advirtió que no lo apoyará.
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