Es un hecho indesmentible que la Derecha está impetrando el apoyo de quienes fueron sus mayordomos durante la época feliz del duopolio.
La Derecha está desesperada, de verdad desesperada. En lo que va de este año 2021 ha recibido tres palizas electorales que la dejaron desestibada y con un apoyo ciudadano en caída libre. Además, el panorama que se observa en su futuro mediato nada tiene de halagüeño ni esperanzador.
En definitiva, se encuentra en su peor momento, y lo grave (para ella) es que esa situación no da indicios de poder cambiar rápidamente…además, sabe que “rápidamente” tiene que conseguir una notoria mejoría de su estado actual, pues de lo contrario verá derrumbarse gran parte de la estantería que ella misma construyó a partir de la dictadura militar-empresarial.
Por ello, aterrada como está, busca desesperadamente socorro en el pacto electoral Unidad Constituyente, inefable bloque político creado en septiembre del 2020 por varias tiendas partidistas de la exNueva Mayoría (lo que equivale a decir exConcertación) para enfrentar la elección de gobernadores y de convencionales constituyentes (encargados de redactar una nueva Constitución Política del Estado).
Y ahí está el quid del asunto. La Convención Constituyente, pues una nueva Carta Magna puede trastocar todo el ensamblaje, todo el armazón sobre el cual, en Chile, se sostiene y se nutre el modelo sistémico neoliberal que la derecha, muchos socialdemócratas y gran parte del empresariado han defendido con dientes y uñas desde el año 1980.
La esperanza de esos sectores siempre estuvo cifrada en la realidad de los dos tercios (2/3), cantidad de votos que impiden (y lo vienen impidiendo hace tres décadas) cualquier cambio o reforma en serio a la Carta Fundamental…y no solo a ella, también a cualquier proyecto de ley que huela progresismo real o que signifique obligar a las empresas transnacionales a pagar más impuestos, respetar sin ambages el medio ambiente, etc.
Hoy, luego de las recientes palizas electorales recibidas, la derecha ya no cuenta con esos 2/3 al interior de la Convención Constituyente, y siente que el mundo, el cosmos y el infinito se le vienen encima amenazándola con la extinción. Entonces decide recurrir a sus antiguos socios del añoso duopolio.
Es así que el nuevo presidente de Renovación Nacional, el senador Francisco Chahuán, reconoció que ya ha tenido “conversaciones de pasillo” con la Unidad Constituyente a objeto de poder alcanzar nuevamente los ansiados dos tercios al interior de una Convención dominada por opositores a la derecha y, en especial, por convencionales de verdad independientes que junto a los representantes de los pueblos originarios inclinan definitivamente la balanza a favor de una Carta Magna distinta, en esencia y fondo, a la actualmente vigente, bautizada esta última como “la Constitución de las bayonetas” porque fue impuesta por la dictadura militar el año 1980.
¿Qué responderán los ‘capos’ de Unidad Constituyente? Hay historia muy oscura al respecto. Nombres que no bien se es mencionan obligan a recordar traiciones, arreglines, corruptelas, mentiras y “cocina” política. ¿Nada le dicen a usted, estimado lector, personajes como Juan Pablo Letelier, Felipe Harboe, Jorge Burgos, Ricardo Lagos Weber, Jaime Pizarro, Marcelo Schilling, Heraldo Muñoz, Álvaro Elizalde, Isabel Allende Bussi, Carolina Goic, sólo por mencionar a los más conocidos? Con ellos debe estar conversando el senador Chahuán en algunos pasillos para lograr que esos políticos den la orden a sus (supuestamente) subordinados convencionales.
La “hermandad de la cocina” sale a la luz nuevamente. Una vez más, el viejo duopolio Alianza-Nueva Mayoría pretende renacer y alcanzar los dos tercios para preservar incólume no sólo los intereses económicos del 1% de la población sino, también, para que a la actual “Constitución de las bayonetas” no se le toque una coma ni una línea que pueda alterar el fondo principal de la misma.
Pese a esa posibilidad, la derecha sigue aterrada, acezando con pánico porque tal vez no cuaje la nueva “cocina”, ya que en Unidad Constituyente saben a ciencia cierta que una nueva traición podría significarles caer significativamente en las encuestas y en la próxima elección presidencial y parlamentaria.
Por Arturo Alejandro Muñoz
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