Mire, señor Boric (ya le bajé el tratamiento, ¿se fija?) Repito: mire señor Boric, usted que es tan defensor de los derechos humanos, que afirma que son universales y deben regir en cualquier país del mundo, explíquenos, por favor ¿Por qué no rigen en Chile? ¿Es que Chile no es un país del mundo sino del inframundo o es un país imaginario? ¿Por qué los pacos siguen apaleando a la gente pacífica en las calles, como hicieron el viernes pasado, porque les da la gana?
Y usted que es el presidente de este país imaginario ¿Por qué lo permite? ¿Se van a cambiar los protocolos? ¿Cuándo, cómo? ¿Los protocolos actuales dicen que los pacos le pueden sacar los ojos a la gente, la pueden apalear en el suelo y otras cosas peores?
He leído los protocolos y aunque son complicados y difíciles de entender, no les dan facultades omnímodas a los carabineros y citan como antecedentes todos los instrumentos internacionales de derechos humanos. Aunque no hay duda de que deben cambiarse y usted seguramente los conocía antes de asumir la presidencia, pues como dirigente estudiantil se los habrán aplicado. Pero por favor, no le eche la culpa al empedrado.
Pues le diré que los superiores jerárquicos, entre otros usted, su ministra de Interior, el subsecretario de Interior y el Director General de Carabineros son responsables, por acción u omisión, de lo que hacen sus subordinados.
Entonces ¿Usted ratificó al Director General de Carabineros? Quiero suponer que fue antes del apaleo del viernes. ¿Y ahora el Director General de Carabineros es inamovible? Eso no es cierto, usted lo puede remover por medio de un decreto fundado, así lo dispone el artículo 104 de la Constitución todavía vigente. Y ese decreto no tienen que aprobarlo los diputados ni senadores, sólo hay que informarlos. Ya eso lo hizo antes el ex presidente Piñera, que por despreciable que sea, tuvo más decisión que usted.
En fin, aunque soy abogada, en estos asuntos de dignidad me importan un rábano las razones jurídicas. Y a usted, como Presidente de Chile y a sus ministros y ministras tampoco tendrían que importarles. Usted ya debería haber sacado al Director General de Carabineros, como sea, pero debería haberlo sacada más que rápido, que es lo que ingenuamente esperaba el pueblo.
Porque cualquier persona decente no se para en minucias cuando se trata de defender a su pueblo.
Varias de sus ministras dieron bastante buena impresión cuando las nombraron. Yo misma he dicho que doña Izkia Siches era nuestra mujer maravilla. Pero esa buena impresión ya se está perdiendo. Porque a menudo ha sucedido que quienes fueron dirigentes estudiantiles y valientes luchadores, terminan siendo hombres despreciables, y las mujeres maravilla se pueden transformar en brujas.
Pero por ahora sólo quiero referirme a usted, que es el director de orquesta y marca las pautas y también las pausas y los tiempos de este concierto: Comenzamos con Andante: al paso y tranquilo, pero un poco vivaz; luego sigue el Larghetto: más o menos lento; después el Largo: muy lento; y finalmente, Larghissimo: extremadamente lento.
Todos sabemos que cuando en política se ha declarado que habrá un cambio, el Larghissimo no sirve, porque la derecha va a ir mucho más rápido y nos va a dejar atrás.
Entonces el pueblo se va a alejar de usted, ya no tendrá esperanzas en su gobierno, se va a ir a dar sus propias batallas sin un gobierno que lo apoye y lo proteja, sin una dirección que lo guíe y lo oriente. Y los políticos, vengan de donde vengan, sean jóvenes o viejos, van a ser considerados enemigos por ese pueblo.
Usted, que pudo cambiarlo todo, hacer que Chile pudiera mirar con orgullo su presente, digno de su pasado glorioso de hace 50 años, lo frustró todo, lo maleó todo, le faltó valentía y entereza y enterró por mucho tiempo esas esperanzas tan caras y tan nobles.
Por Margarita Labarca Goddard
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