Tu dirás lo que quieras, pero de mi padre aprendí de niño que había que decir Don Clota. Respeto, admiración, afecto por un gran personaje de la Historia de Chile. Que tenía entre otros defectos el de ser probo, decente, generoso. Y desplegó siempre una envergadura moral himalayesca. Como dice Luis Mesina, se le extraña... |
escribe Luis MesinaUn 17 de noviembre de 1899 nacía en Santiago don Clotario Blest Riffo. Destacado dirigente sindical que jugó un rol relevante durante varias décadas del siglo pasado. En 1943 fundó la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), en 1953 creo junto a otros sindicalistas la Central Única de Trabajadores (CUT), que en una parte de su Declaración de Principios señalaba: “Que, para derrotar a sus enemigos, la oligarquía terrateniente, la burguesía capitalista y el imperialismo, la CUT aspira a organizar a todos los trabajadores chilenos, sin distinción de ideologías políticas o cultos religiosos, edad, sexo o nacionalidad, alentados únicamente por el afán de servir abnegadamente sus intereses de clase”. Durante la presidencia que le correspondió ejercer al mando de la CUT, impulsó y desarrolló cientos de movilizaciones y huelgas generales por demandas salariales y mejoras laborales. Clotario fue intransigente en mantener la independencia política de órganos ajenos a la clase trabajadora. Asimismo, mantuvo en alto la autonomía de los partidos políticos, de los empresarios y, a pesar de ser muy cristiano, mantuvo independencia de la jerarquía eclesiástica que en ese entonces tenían un peso importante en las diferentes organizaciones sociales. Quizá la característica más relevante de su persona fue su conducta ética. De una probidad indiscutible, honesto y valiente para conducir sin temores ante los gobiernos de turno las movilizaciones en pos de mejoras para la clase obrera de la que siempre se reconoció tributario y a la que se subordinó permanentemente. La Unidad para Clotario fue un principio y lo practicó hasta el final de su larga vida, teniendo que enfrentar situaciones complejas ante los militantes políticos que formaban parte de la Central. En 1961 Clotario renunció y las causas de tal decisión, al menos guardan relación con la transgresión que se hicieron a los principios de la CUT, uno, el principio de la independencia sindical y el otro, la autonomía de las organizaciones sindicales. Y a pesar de que Blest jamás cuestiono el derecho de las personas y de los dirigentes para pertenecer a los partidos políticos, fue intransigentes respecto de someterse a las decisiones que los partidos acordaran, cuestión que permanente ocurría y ocurre hasta el día de hoy en que dirigentes primero colocan el interese del partido por sobre el de los trabajadores. ¿Por qué es relevante recordar la figura de este hombre con aspecto de misionero? Porque él encarnó algo que hoy se extraña, la consecuencia, la honestidad, vale decir, se extraña la moral que profesaba, que siendo cristiano concitaba el respeto de agnósticos y ateos, pues lo que importaba siempre era la consecuencia frente a la clase trabajadora que representaba. Hoy, por el contrario, llegar a ser indignante observar la miseria que profesan algunas organizaciones sindicales. Sumidos en una total falta de autonomía, muchos sindicalistas responden a intereses partidarios importando poco si estos están en clara oposición a las demandas más sentidas que reclaman trabajadores y trabajadoras. Es la crisis estructural que sufren las organizaciones sociales y sindicales. Es la crisis del sistema capitalista que golpea a las sociedades contemporáneas, despojándolas de representantes genuinos que sean capaces de transformar el mundo y no subordinarse a él. Chile en estos días está viviendo uno de los momentos más altos de corrupción y ello en parte es posible que ocurra, porque las y los trabajadores, creadores de toda la riqueza que existe no han sido capaces aún de dotarse de nuevas representaciones, de nuevos liderazgos que les conduzcan a liberarse de quienes hoy dirigen el país. Recordar, conmemorar hoy, después 124 años a don Clotario Blest Riffo en lo absoluto implica rendir un culto a su personalidad, por el contrario, solo implica reconocer en él a una persona de carne y hueso consecuente, capaz de entregar su vida a la hermosa causa del mundo del trabajo y hacerlo desinteresadamente, solo poniendo en el centro de su actuación a hombres y mujeres de trabajo y su figura crece en un momento en que observamos la pequeñez de la casta política, de la clase empresarial y la descomposición moral de todas las instituciones del Estado. |
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