Lamentablemente, relaciones internacionales y derechos humanos, hasta por ahí nomás. Muy triste. ¿No les “da pena” en la Cancillería? Son temas emblemáticos.
Desconozco cuáles son los objetivos y prioridades de nuestras relaciones internacionales, incluyendo, por cierto, los temas económicos y comerciales. No es claro para mí por qué hacemos lo que hacemos en estas materias (¡ganso!). Algo se vislumbra a partir de las declaraciones de funcionarios de Minrel que, supongo, representan el pensamiento de la actual administración (El Mostrador, abril 2, 2023; y El Mostrador, junio 22, 2023).
Sin embargo, siempre se dice que es el Presidente quien “baja la línea” en estas materias y, por ello, me informo a través de la Cuenta Pública, o cuando el Presidente participa en eventos o giras internacionales, pues ahí, por lo general, se expone con candidez y –a veces, “sin filtro”– nuestra “postura” ante el mundo, y se entregan las directrices de la política de relaciones internacionales.
Ahora último, mientras más escucho e investigo, más confundido estoy, ya que creo que hay inconsistencias entre el discurso público y las acciones o políticas públicas que, de hecho, implementamos. Esto es lo que intento mostrar en las notas que siguen.
Está claro que el Presidente es quien decide, y supongo que es asesorado y apoyado en estas labores desde la Cancillería y su gabinete. Tendría sentido, ¿no? Desafortunadamente, creo que alguien no hace bien su “pega” y por ello afloran las inconsistencias o “papelones”. ¿No es eso lo que ocurrió en la Cumbre de Los Ángeles, con John Kerry, embajador para el Cambio Climático? Creo que el Presidente está mal asesorado en estas materias.
Pero se “abriría” un escenario bastante más complejo si el Presidente estuviera siendo “presionado” para que modifique el rumbo que trazó en el programa de gobierno. No obstante, me atrevo a considerar esta posibilidad –seria, por cierto– luego de las últimas giras e intervenciones, en particular, su reciente discurso en la Asamblea General de la ONU que, en mi opinión, no representa su programa de gobierno.
Se podrá considerar “políticamente incorrecto” que lo diga, pero creo que el discurso realizado ante la Asamblea General de Naciones Unidas se aparta de la “realidad” de nuestra política exterior y de relaciones internacionales. Lo sé, y es serio lo que afirmo, pero sigo creyendo que es mejor enfrentar la realidad sin “rodeos”, por dolorosa que sea.
Veamos el discurso (Prensa Presidencia, Presidencia de la República, 24 de septiembre). La Oficina de Prensa de la Moneda destaca: a) la necesidad de reformar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; b) la condena “sin ambigüedad” a las violaciones a los derechos humanos; c) el rechazo a la invasión de Rusia en Ucrania; d) la condena a la crisis en el Medio Oriente; y e) la crisis migratoria en América Latina.
El discurso se refiere a esos temas y sugiere la necesidad de gobernanza financiera, así como la necesidad de coordinación internacional para enfrentar la crisis climática, las pandemias, la revolución digital y el crimen organizado transnacional.
Ciertamente comparto los “titulares”, pero es en “la sintonía fina” donde tengo discrepancias, en particular, cómo se presenta el tema de “derechos humanos”, y cómo estamos enfrentando la crisis climática y de migraciones. Pero partamos por lo más inmediato.
El Presidente venía de regreso de su visita a México y ya teníamos un escándalo entre manos: una foto del Mandatario (tuiteada, por cierto) en la que él aparece junto a otros líderes de América y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel. ¡Qué frescura! El presidente siendo criticado por los mismos que lo acompañaron y lo aplaudieron en la visita de Estado a China, en 2023. ¡Deplorable! Está claro: en Chile ya naturalizamos el doble estándar en política (el discurso lo destaca) y esto atraviesa al espectro político de un extremo al otro. Y esto es lo que más me desconcierta.
¿Alguien cree, todavía, en “declaraciones de principios” categóricas, pero con “pifias”? Parece necesario recordar que, cuando se hacen estas declaraciones y se tiene un “traspié”, el golpe es duro. Ya le pasó a un exministro que “disertó” sobre la “superioridad moral” de su generación. Así, nos “farreamos” la credibilidad de las autoridades y la oportunidad de hacer los cambios que tanto anhelamos. ¿Debo suponer, acaso, que la administración, bajo presión, cayó en la misma lógica?
Lamentablemente, debo admitir que nuestra “postura” internacional sobre los derechos humanos no está “a la altura” de las declaraciones. Me cuesta mucho aceptar que esta administración haya caído en esta “lógica”. ¿No seguimos exportando a Rusia y haciendo “negocios” con jeques árabes? También, realizamos una visita de Estado a China en 2023 e inauguramos una nueva agregaduría agrícola en Vietnam.
Y no debemos olvidar que la visita de Estado fue una de las más “vistosas” que se ha realizado. El Presidente viajó acompañado de 6 ministros y delegaciones de parlamentarios y empresarios, encabezó la inauguración del Chile Week en China, visitó diversas ciudades y se reunió con el Consejo Empresarial Chile-China. Aún más importante, participó en el III Foro de la Franja y la Ruta, y tuvo reuniones con la jerarquía del PC de China y con el presidente Xi Jinping (Prensa Presidencia, 11 de octubre, 2023; y Prensa Presidencia, 16 de octubre, 2023).
Es muy difícil de entender el “escándalo” creado por la oposición debido a la foto con Díaz-Canel, si al mismo tiempo justifican los aplausos y fotos de la visita de Estado a China. ¿Hay alguien que pueda explicarme cuáles son las principales diferencias entre las “democracias” de Cuba y China? Pero, igualmente, me desconcierta el silencio de la administración sobre China.
Parece posible entender la “lógica” de la oposición: los “negocios son los negocios” y los “negocios van donde hay oportunidades”. Esta parece ser una buena justificación para muchos. No obstante, “produce ruido” la aparente facilidad con que la actual administración acepta esta lógica, la rapidez con que se “acomoda” a las oportunidades de nuevos negocios que parecen ofrecer varios países y la posibilidad de mayores ingresos para las arcas fiscales. Y, así, la “condena sin ambigüedad” a las violaciones a los derechos humanos pasa a un segundo plano.
¿Acaso los negocios están primero, ahora? ¿No es esto lo que está de por medio en la firma del Acuerdo de Asociación Económica Integral con los Emiratos Árabes Unidos? O, también, ¿la agregaduría agrícola en Vietnam? O ¿la “relación estratégica especial” con China? ¿Son estas nuestras prioridades? Pregunto quién decide sí estas son las prioridades de Chile y no las de unos pocos.
¿Es por esto que, cuando el discurso se refiere a la condena de violaciones a los derechos humanos “sin ambigüedad”, no figura el Informe de las Naciones Unidas de Michelle Bachelet? ¡Derechos humanos solo para algunos y hasta por ahí nomas! Qué pena.
Me produce “ruido”, también, cuando al presentar nuestra contribución al combate y prevención del cambio climático, se denuncia la “explotación indiscriminada de los recursos naturales del planeta”, aunque continuamos “priorizando” la relación comercial con socios cuyas compras son, en su mayoría, de recursos naturales, como ocurre con Japón y Corea, o casi exclusivamente, como con China (95%) (El Mostrador, 16 de julio, 2024).
El “modelo extractivista” de desarrollo no parece ser una contribución efectiva al “combate” del cambio climático. Por ello, los invito a explorar –a modo de ejemplo– lo poco o nada que queda de la vegetación autóctona o nativa (y, muy posiblemente, de fauna) en valles y cerros de la ribera del río Aconcagua.
Cuando comenzaron las plantaciones de frutales en los cerros de Los Andes, San Felipe, Calle Larga, Panquehue, Llay-Llay, Catemu, Romeral, La Cruz, La Calera y en muchos otros valles (decían, “para protegerse de las heladas”) parecía pintoresco y curioso. Hoy, nos da pena. Creo que estamos acabando con nuestros escasos recursos naturales y alterando seriamente los ecosistemas. Aun cuando estamos avanzando en la modificación de nuestra matriz energética y estamos dejando de lado el uso de combustibles fósiles –pero solo de manera parcial–, no estamos “protegiendo nuestros mares y áreas silvestres”, adecuadamente.
Comparto, también, el llamado a la unidad y cooperación internacionales para enfrentar –en el marco de la ONU– los grandes desafíos que se vienen. Pero hoy, en mi opinión, el “multilateralismo sin dientes” no tiene mucho futuro.
El “multilateralismo” ha sido incapaz de frenar la invasión de Rusia a Ucrania; evitar el caos generalizado, los conflictos bélicos y los abusos reiterados a los derechos humanos en el Medio Oriente; poner fin a la migración que desborda fronteras a nivel global; y controlar el crimen organizado internacional, entre varias temáticas de posible cooperación. Y, en el ámbito del comercio, en especial desde la “fracasada” Conferencia Ministerial de Seattle, el “multilateralismo” ha dado paso a la proliferación de numerosos acuerdos bilaterales y a la formación de bloques comerciales a través del globo. ¿Y qué haremos nosotros?
En esta última cumbre de la ONU, llamamos a reformar su Consejo de Seguridad, hicimos “guiños” para integrar a Brasil a ese Consejo, sugerimos que una mujer de Latinoamérica sea electa la próxima secretaria general del organismo, insistimos en la necesidad de la mayor cooperación internacional para enfrentar de manera efectiva los desafíos de la crisis climática, de la migración descontrolada, del crimen organizado, de las pandemias, así como terminar con el narcotráfico, la trata de personas y con el tráfico de armas, entre varios temas. Incluso, propusimos perfeccionar la gobernanza financiera internacional.
Todos, por cierto, temas relevantes y algunos críticos. Pero, comercio y relaciones económicas internacionales no figuran en el discurso. Ya me lo recalcaron: no es el ámbito apropiado. De ser así, tampoco lo es para la gran mayoría de los otros temas. Pero, más allá de sí es o no el “ámbito apropiado”, es cada vez más claro que los temas de relaciones económicas internacionales y de comercio ya no figuran en la agenda de Gobierno. ¿No tenemos nada que decir al respecto, acaso? No obstante, me gustaría saber si “los dejamos caer” o alguien más “se apropió de esta crítica agenda”. Feo, ¿no?
Lamentablemente –y resumiendo– relaciones internacionales y derechos humanos, hasta por ahí nomás. Muy triste. ¿No les “da pena” en la Cancillería? Son temas emblemáticos.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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