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domingo, 10 de diciembre de 2017

Cabecilla de horrible crimen de 15 campesinos en Lonquén murió en Punta Peuco. Cómo fue el masivo asesinato

El capitán de Carabineros (r) Marcelo (Lautaro) Castro cumplía una condena por secuestros calificados en el marco del caso Hornos de Lonquén.
En el penal de Punta Peuco falleció este sábado el capitán en retiro de Carabineros, Marcelo Castro Mendoza, quien se encontraba cumpliendo condena por secuestros calificado perpetrados durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. 
 
Castro -que hace unos años se cambió el nombre de "Lautaro" a "Marcelo"- fue condenado en 2010 a la pena de 10 años y un día de presidio mayor en su grado medio como autor de los secuestros calificados de Juan de Dios Salinas y Guillermo Bustamante Sotelo, en septiembre de 1973, en la localidad de Lonquén, comuna de Isla de Maipo.
 
De acuerdo a la publicación de La Tercera, la defensa del ex uniformado confirmó que se encontraba ciego, con diabetes severa, estaba sometido a diálisis y ya había sufrido una caída al interior de la prisión.
 
De hecho, y por razones humanitarias, se había solicitado el indulto de la Presidenta Michelle Bachelet en diciembre de 2016, el que le fue negado en marzo de este año, señala el rotativo.
 
El criminal recluso debía cumplir condena hasta el 3 de julio del año 2020.
 
                                                                                                          
El desquiciado jefe de la Tenencia de Isla de Maipo
 
El 7 de octubre de 1973 por carabineros de la Tenencia de Isla de Maipo a cargo del criminal Capitán Lautaro Eugenio Castro Mendoza, procedieron a la detención, tortura y posterior asesinato de 15 personas de la comunidad rural de Isla de Maipo.
Este crimen, que conmovió a la comunidad chilena e internacional tomo relevancia en noviembre de 1978, cuando los cadáveres de las 15 personas fueron encontrados escondidos en una mina de cal abandonada en la localidad de Lonquen.

El crimen fue el primero de los asesinatos que conoció la prensa nacional e internacional. Incluso en la ubicación de los cuerpos de los campesinos participaron periodistas, personalidades de la Iglesia católica del cardenal Silva y abogados de los derechos humanos.

Incluso en este crimen fueron diezmadas familias enteras: Los Maureira fueron sacados de madrugada por estos criminales y el padre y sus cuatro hijos asesinados. Al igual que los Hernández y los Astudillo. Ninguno de los campesinos pertenecían a partidos políticos. Sólo habían recibido tierras por parte de la Reforma Agraria iniciada por el ex presidente Frei Montalva y contaban con alegría ese logro.

Varios civiles ("soplones" en la jerga popular) de la zona apoyaron la detención de los quince campesinos. En el lugar, a 35 minutos de Santiago, existe un monolito que recuerda a esos campesinos indefensos asesinados por desquiciados que encabezaba "el ancianito" fallecido Lautaro Castro
 
 
El caso ha sido conocido como “los hornos de Lonquen”.

Las victimas de este alevoso crimen son: Sergio Maureira Lillo y sus cuatro hijos, Rodolfo Antonio, Sergio Miguel, Segundo Armando y José Manuel; Oscar Hernández Flores y sus hermanos Carlos y Nelson; Enrique Astudillo Álvarez y sus dos hijos Omar y Ramón; y los cuatro jóvenes Miguel Brant, Iván Ordóñez, José Herrera y Manuel Navarro.

Los carabineros que golpearon y luego asesinaron a estas personas son: Capitán Lautaro Eugenio Castro Mendoza, y a los carabineros, Juan José Villegas Navarro, Félix Sagredo Aravena, Manuel Enrique Muñoz Rencoret, Jacinto R. Torres González, Eugenio David Coliqueo Fuentealba, José Luis Belmar Sepúlveda, Justo Ignacio Romo Peralta, Héctor Vargas y Pablo Llancupín.

Con anterioridad, el 14 de Septiembre 1973 carabineros de la misma Tenencia detuvo, torturó y fusiló a dos personas del área.
Las dos victimas, Guillermo Bustamante y Juan de Dios Salinas fueron ejecutadas el 14 de Septiembre 1973 en el Puente Naltagua, lugar donde se les disparó a estos campesinos y luego fueron lanzados a las caudalosas aguas del río Maipo. 

Los carabineros criminales que ejecutaron a estas dos personas son: Sargento Emeterio Bravo Moraga, Cabo 1ro Moisés Aguilera Sandoval y los carabineros Eugenio David Coliqueo Fuentealba y Justo Ignacio Romo Peralta.


Muertos a golpes

Se creía que los primeros detenidos desaparecidos encontrados habían sido acribillados a balazos por carabineros de la tenencia Isla de Maipo, antes de ser lanzados a los hornos de Lonquén. Pero expertos internacionales confirmaron a los familiares que la causa de muerte –según las huellas de los restos de los 15 campesinos– se debió a lesiones traumáticas contundentes. 

No ha habido en Isla de Maipo un suceso tan horrendo como el asesinato de los 15 campesinos a manos de carabineros de la tenencia que existía en la comuna en 1973. Hoy el dolor que ha permanecido en las familias de las víctimas por  años se hace más intenso tras conocerse otro gran detalle de la historia: no fueron asesinados con disparos, sino que simplemente los mataron a golpes, para lanzarlos luego a los hornos de cal en Lonquén.

Sólo 517 restos óseos de las 15 víctimas se salvaron de desaparecer para siempre y fueron identificados tras los análisis antropológicos y odontológicos de un grupo de peritos internacionales. 

Fue el perito español Francisco Echeverría quien hizo el seguimiento detallado de toda la pericia a estos restos, como parte de un programa del Ejecutivo para reparar los errores de identificación de las osamentas halladas a inicios de los años noventa en el Patio 29 del Cementerio General de Santiago. Echeverría se reunió con los familiares de las 15 víctimas y, entre lágrimas, les contó el descubrimiento que hizo aún más dramático el episodio de Lonquén. 

"Con toda seguridad puedo afirmar hoy que los restos que hemos separado y periciado corresponden al de las 15 víctimas que fueron halladas en 1978, y se estableció que la causa del fallecimiento corresponde a una muerte violenta homicida. No hay lesiones por impacto de bala, son lesiones traumáticas contundentes. La muerte fue causada por golpes".

Según el experto, el antiguo informe del Servicio Médico Legal no estableció este antecedente fundamental.

Hasta ahora los familiares estaban convencidos de que sus seres queridos, si bien habían sufrido golpizas en la tenencia de Isla de Maipo, finalmente fueron acribillados antes de ser lanzados a los hornos de cal de Lonquén.

En estos hornos de cal fueron encontrados los cuerpos de Sergio Maureira Lillo y sus cuatro hijos, Rodolfo Antonio, Sergio Miguel, Segundo Armando y José Manuel; Óscar Hernández Flores y sus hermanos Carlo y Nelson; Enrique Astudillo Álvarez y sus dos hijos, Omar y Ramón; y los jóvenes Miguel Brant, Iván Ordóñez, José Herrera y Manuel Navarro. Todos tenían entre 17 y 51 años. 

El hallazgo se hizo por la confesión de un campesino a un sacerdote.

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