“Desde que asumí la vocería de la CAM, nunca he venido con una pauta de lo que hay que exponer. Observo al público, los rostros de la gente y de alguna manera voy consultando y tratamos de adecuar nuestros planteamientos a esa realidad. No somos expertos en estas lides de tomar la palabra”.
Así se presentó Héctor Llaitul Carrillanca, vocero de la Coordinadora Arauco Malleco, ante el centenar de personas que repletó un salón en el Colegio de Profesores de Santiago. El dirigente mapuche -recientemente liberado de prisión preventiva tras la mediática “Operación Huracán”– visitó la capital para exponer un balance de los 20 años de los hechos de Lumaco, cuando, improvisadamente, dos camiones de Bosques Arauco fueron incendiados por comuneros mapuche.
“La autonomía no sería la demanda principal de nuestro pueblo sin esos hechos”, explicó Llaitul, quien fijó en los acontecimientos del 1 de diciembre de 1997 un “antes y un después” para la lucha del pueblo mapuche.
Tras una extensa exposición, que terminó adquiriendo las características de un Trawün, ante las insistencias del propio Llaitul de escuchar y conocer las experiencias de los asistentes, el vocero de la CAM dialogó con El Desconcierto sobre la actualidad de un conflicto que, hoy por hoy, enfrenta al pueblo mapuche con los Estados de Chile y de Argentina.
– ¿Cuál es la importancia de los hechos de Lumaco para la CAM y para el movimiento mapuche?
– El movimiento mapuche autonomista se ha consolidado en el último tiempo gracias a ciertos hitos. Hay que hacer la salvedad de que estamos hablando de un hecho que se registró mediáticamente y que causó conmoción en el escenario sociopolítico de aquel entonces. Se retrató como un acto de violencia en sí la quema de los camiones, más allá de ese hecho marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la causa mapuche.
– ¿En qué sentido un punto de inflexión?
– De partida, nosotros reivindicamos la aparición de la CAM con el hecho en sí. Si nos remitimos a la CAM como una expresión, como ha sido conocida en el mundo político en este conflicto entre el Estado chileno y nuestro pueblo, la CAM habla con sus acciones. Y esa acción grafica la aparición de la CAM. Formalmente, se constituye un año después, pero hay una orgánica que es de la CAM la que está presente en la acción de Lumaco.
– ¿Qué motivó los hechos de Lumaco?
– El agotamiento de las vías institucionales, del trato, la relación que establece el Estado, el sistema de dominación en contra del pueblo-nación mapuche, en relación a este diagnóstico que hacemos de opresión, de sujeción, de vivir en un régimen de ocupación colonial que agudizó contradicciones, principalmente con el desarrollo del capitalismo en el Wallmapu. Se agudizaron las contradicciones a tal punto que hay una situación de fuerza mayor, por decirlo de alguna manera, en la comunidades, en la realidad de su territorialidad, más allá del despojo del que hemos sido objetos, de los constantes abusos, y es el desarrollo del sistema capitalista en su expresión neoliberal el que ha agudizado estas contradicciones. Eso desencadena Lumaco, el desarrollo de la actividad industrial y la continuidad de la expoliación territorial y toda la sujeción que eso implica, ya con características incluso de exterminio hacia el pueblo-nación mapuche. Esa acción fue un salto, marcó un antes y un después en la forma de hacer política, ya no subordinada, ya no institucional, sino más bien de una situación de mayor dignificación de la causa mapuche. El movimiento mapuche se empieza hacer cargo de la violencia estructural que ha desarrollado el Estado desde la ocupación de La Araucanía hasta nuestros días. Y ese es el hito que nosotros reivindicamos como CAM, porque es la CAM la que posteriormente desarrolla los planteamientos político-estratégico y hacemos público un planteamiento y proyecto de liberación nacional mapuche que tiene como componente fundamental formas de lucha que incorpora la violencia política desde lo mapuche para hacer frente a esta violencia estructural de tipo sistémica del Estado y el capitalismo.
– A 20 años de esos hechos, ¿cuáles son los principales lineamientos políticos que definió la CAM para el actual período?
– Somos una organización política. Más allá de la propuesta de ser parte de las recuperaciones y control territorial, nuestro horizonte es de liberación. En ese marco, asumir esta violencia histórica de parte del Estado contra nuestro pueblo nos llevó a plantearnos una mayor racionalidad respecto las formas de luchar. Ahí incorporamos la resistencia con un contenido altamente político, de propuestas, sobre como reconstruir el pueblo-nación mapuche sobre dos ejes, la resistencia y la reconstrucción de nuestro pueblo. Desde ahí partimos planteando qué tipo de autonomía y lucha se necesita para los contextos socio-políticos que se nos vienen.
– ¿A qué se refieren con la reconstrucción del pueblo mapuche?
– A que más allá de hacer frente a la violencia estructural o al estado de colonialismo que nos sujeta, también hay un desafío de reconstitución de nuestro pueblo, todo lo que ha sido dañado, destruido, desestructurado. Eso implica un desafío de que más allá del proceso de descolonización ideológica, hay uno de reafirmación de lo propio, de la reconstitución del tejido social político mapuche, que es lo que nos salvaguarda el tipo de sociedad que queremos, que es la que nos legaron nuestros antepasados. Ese tipo de sociedad es la que nos genera la propuesta política que desarrollamos.
– ¿Y cómo se posicionan como organización ante la actual coyuntura electoral?
– No cambia nada, no hay un cambio sustancial en el marco en que se envuelve la lucha mapuche. Va a ser un recambio en lo interburgués de la política en Chile. Estamos frente a dos propuestas de derecha, una abiertamente conservadora, racista y empresarial, y otra que sustenta el modelo neoliberal. Lo que nos queda es seguir trabajando en lo que siempre hemos propuesto, que es un proceso de rearticulación de nuestras comunidades, nuestras fuerzas políticas, un proceso de reacumulación de fuerzas propiamente mapuche, autonomistas, revolucionarias, como es el planteamiento de la CAM, para generar propuestas políticas mayores para el escenario que llegue. Ahora, las propuestas son sobre la base del territorio y autonomía, de ahí no nos movemos. Somos una organización autonomista por esencia, pero la diferencia que tenemos con otros es que planteamos la autonomía revolucionaria. Un hecho vital que genera un quiebre con otras expresiones es que demandamos y luchamos por el territorio para sentar las bases de esta propuesta de autonomía. Y la lucha por el territorio es la disputa territorial que nos ha generado el conflicto como se conoce hoy en día.
– Hace más de un año propusieron una tregua al empresariado y un diálogo con el Estado. ¿Hubo respuesta?
– No, de parte de las autoridades no hubo respuesta, todo lo contrario, la respuesta que obtuvimos fue una persecución política direccionada hacia nosotros, con la Ley de Seguridad Interior del Estado y con la aplicación de la Ley Antiterrorista. Son respuestas políticas en el marco de la criminalización. De hecho, no se ha apostado por una salida política, sino por una policial, judicial e inclusive militar. Un tipo de salida política que recoja nuestra opinión no fue tomada en cuenta, no solamente por las autoridades, sino por los distintos actores dentro de lo que es el conflicto entre nuestro pueblo y el Estado.
– Pese a los llamados de mesas de diálogo que hubo de parte del actual gobierno…
– Esos llamados necesariamente se suscribían en el contexto de la dominación, de este tipo de régimen de colonialismo constante, permanente que hay contra nuestro pueblo, que nos sujeta a esta concepción de un estado uninacional, intolerante, discriminador, racista, que incluso nos niega como pueblo originario, reconocido dentro de estas posibilidades de las vías institucionales, como el reconocimiento constitucional u otras formas. Eso nos indica que falta trabajo, falta correlación de fuerzas para levantar nuestras propuestas.
– Ha sido un año muy particular en el conflicto mapuche. Una agudización con casos como Luchsinger, Iglesias y Huracán acá en Chile y en Argentina con las muertes de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado. ¿Cómo enfrentan una coyuntura así?
– Eso tiene que ver con definiciones del movimiento mapuche autonomista, que es anticapitalista. La RAM se ha caracterizado en el Puelmapu por llevar adelante una lucha autonomista, revolucionaria, anticapitalista, con semejanzas dentro de lo que son nuestras definiciones. Ese es un diagnóstico correcto, desde la perspectiva de la organización mapuche. La causa mapuche en Argentina tiene que ver con que la expoliación territorial está de mano de los procesos de inversión capitalistas que han arremetido y arremeten con mucha fuerza en el Wallmapu, y en el Puelmapu no es la excepción. Estamos hablando de hidrocarburos, principalmente, de tierras fiscales que todavía están a manos del Estado, que son Parques Nacionales, donde murió nuestro peñi weichafe Nahuel, y también con los intereses de magnates como Benetton, que también tienen intereses geopolíticos. Entonces, un tipo de organización así tiene un análisis y diagnóstico correcto, de una realidad de opresión y, por lo tanto, levantar una propuesta de liberación tiene que ir en ese curso. Ellos han sido los depositarios de también reconstruir el pueblo-nación mapuche, lo que los acerca ideológicamente a nosotros, en todos los sentidos: No es solo lo político, económico, cultural, es total. Estamos hablando de la reconstrucción de la nación mapuche.
– El fiscal de Neuquén, José Geréz, estuvo en Chile y se reunió con el fiscal de La Araucanía, Cristian Paredes.– Es irónico que fiscales anden buscando una suerte de conexión cuando debieran saber que la conexión existe de por sí, somos un solo pueblo, una sola nación, estamos emparentados. De hecho, en esta frontera imaginaria construida por dos estados naciones, existen interrelación, consanguinidad, emparentamiento de familias de uno y otro lado, que son familias pehuenches, que se visitan. Están buscando relaciones, conexiones, cuando estas han sido históricas, han sido milenarias. La historia nos remonta a los tiempos en que el pueblo mapuche desarrolló toda su resistencia, en tiempos de Weichan, eran tiempos en que se combatía de uno y otro lado. Existen adalides, guerreros, grandes toquis como Calfucura del lado del Puelmapu. También existen relaciones políticas, alianzas territoriales en conjunto con la fuerza del Puelmapu. Y también se sustentó la sociedad mapuche, en tiempos coloniales, de un tipo de economía muy poderosa, en base al comercio de la sal, las mantas, los ganados, el charqui, que nos interrelacionaba con lo que hoy se conoce como del lado argentino. Incluso hay una concepción cultural de reivindicación que nosotros hacemos de los nampülkafe, que son los viajeros o los que comercializaban, muy conocedores del territorio, que dejaron muchos vestigios en lugares de significación ritual y sagrado, con ríos, con piedras, que hoy se siguen manteniendo en la cultura mapuche, como parte de la identidad de nuestra gente. Entonces esto de un fiscal buscando conexiones, lo hace en el marco de las mismas doctrinas que vienen a operar producto de la persecución indiscriminada que ha sufrido nuestro pueblo todo el tiempo.
– ¿Y cómo vieron la reunión de Aleuy con Patricia Bullrich, ministra de Seguridad argentina?
– Aleuy se juntó con Bullrich para configurar esta arremetida de dos Estados. Y eso da cuenta de los avances de la lucha mapuche, porque la lucha mapuche se ha “internacionalizado”, pasando a tener presencia en el Gulumapu y en el Puelmapu. Esta coordinación y esfuerzos nos hace pensar en una suerte de Plan Cóndor 2 contra la causa mapuche, que tiene esta configuración de la lógica del enemigo interno tanto aquí como allá. Nada nuevo bajo el sol. Respecto de las arremetidas, si hace más de 130 años la conformación de estos dos Estados-Naciones coincidieron y arremetieron con la Pacificación de la La Araucanía y con la Campaña del Desierto para aniquilar al pueblo-nación mapuche. Y esta es otra arremetida contra nuestro pueblo. Nosotros tenemos una conexión, pero es ideológica, es cultural, consanguínea de emparentamiento, no solo con nuestros hermanos mapuche, sino que con todos esos espacios que son del mundo mapuche de antaño que están bajo reivindicación territorial y política.
 Después de tu liberación por el fallo de la Corte Suprema, ¿qué mensaje le das a fiscales, policías y servicios de inteligencia que impulsaron la Operación Huracán?
– Estos dos esquemas de persecución que se han visto en el último tiempo, con la Operación Huracán y toda esta campaña mediática que hay en contra de la RAM y su dirigente, es parte de la guerra sucia de los estados contra nuestro pueblo, producto del racismo, de la intolerancia, de la re instalación de estas lógicas de persecución en el marco de lo que se entiende como el enemigo interno, porque la razón de fondo es mantener el estado de cosas, salvaguardar los intereses de los poderosos. Es para confrontar con sectores más consecuentes y comprometidos con la lucha por el territorio y la autonomía.