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viernes, 11 de enero de 2019

La huelga que expuso al yerno de Piñera

Por Camila Higuera
Pablo Rossel

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Interferencia
Interferencia
30 minutos tardó en llegar Fuerzas Especiales desde que empezó la huelga legal de CGS, empresa de la cual el esposo de Magdalena Piñera es gerente general, la que terminó con un violento desalojo. Los trabajadores aseguran que no hubo desordenes que lo justificaran.
Este miércoles, mientras que Andrés Chadwick, ministro del Interior y primo del presidente Sebastián Piñera, se reunía con el alto mando de Carabineros en la Escuela de Oficiales de la institución para abordar las reformas a la institución, luego del caso Catrillanca, uno de los uniformados decidía el envío de Fuerzas Especiales a Tarapacá 1076, donde media hora atrás se iniciaba una huelga legal de la empresa CGS, en la que se reclaman mejoras a sus condiciones laborales.
Esta pudo ser una huelga y un desalojo más, pero se trata de la empresa en la que Pablo Rossel, marido de Magdalena Piñera, la hija del presidente, es gerente general, por lo que las crudas imágenes de video del desalojo circularon profusamente en redes sociales. Solo en Piensa Prensa, uno de los primeros portales en publicarlo, suman ya 45.000 vistas. Un número alto y creciente, si se considera que los canales de televisión abierta no llevaron la noticia.
“Nunca habíamos visto que una empresa haya tenido tanto respaldo de Carabineros. Alcanzamos a estar media hora protestando y llegó Fuerzas Especiales”, dice Isolina Acosta, presidenta de SINTRAC (Sindicato Interempresa Nacional de Trabajadores de Contratistas y Subcontratistas), quien estuvo en la huelga y posterior desalojo.
Varios trabajadores aseguran que no hubo desordenes que justificaran el desalojo por parte de carabineros. “Nosotros estábamos con lo típico, en la vereda, con papel picado, y fueron los carabineros los que cortaron la calle”, dice Jaime Cornejo, director nacional de SINTRAC y funcionario de CGS. Según varios relatos, ante la presencia de la policía, los trabajadores ingresaron al edificio de la empresa, y tras unos minutos y sin que hubiera desordenes adentro, entró Fuerzas Especiales.
Al menos, los videos entregados por los sindicalistas a INTERFERENCIA respaldan su versión, los cuales están dispuestos en este reportaje.
Al respecto, este medio pidió la versión de Carabineros o el parte policial del operativo, pero hasta el cierre del artículo la información no llegó a la redacción.
Otro reclamo de los trabajadores es que en el desalojo, Carolina Soto, la gerenta de recursos humanos de CGS, fue quien impartió instrucciones a los carabineros. En el video de a continuación se observa cómo Soto -vestida de beige- guía a la policía al interior del edificio. La gerenta de recursos humanos, contactada por  INTERFERENCIA, declinó hacer comentarios, por instrucciones de la empresa.
Este jueves, las sedes de CGS de Casa Colorada y Tarapacá, de Santiago y la de Valparaíso, amanecieron fuertemente resguardadas por Carabineros.
 El estilo von Appen de Rossel
CGS Chile, filial de la estadounidense CGS, es la empresa de call center más grande del país, con 2.500 trabajadores, cuyo dueño es el neoyorkino Phil Friedman, un empresario judío nacido en la Unión Soviética, quien dijo el año pasado en un medio chileno especializado en tecnología que “no vendemos maquinaria o escritorios, vendemos mano de obra y el trabajo de nuestra gente”.
Pablo Rossel -quien es MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez- es el gerente general de CGS Chile. Rossel está vinculado a la empresa desde 2015, cuando CGS adquirió Más Cerca Contact Center, empresa de la cual Rosell fue socio desde 2007 y su gerente general entre 2014 y 2015, según informa el propio Rossel a través de su Linkedin.
Previamente, Rossel fue ejecutivo de LAN en el período en que su suegro era el principal accionista de la aerolínea.
Según varios trabajadores de CGS que conversaron con INTERFERENCIA, desde que las negociaciones sindicales empezaron el 4 de noviembre, Rossel cortó todo puente y se atrincheró en un reajuste del 1%, lo que fue considerado como totalmente insuficiente por los trabajadores, en una medida que recuerda la bencina que echó al fuego Richard von Appen en la huelga de los portuarios.
Los dirigentes sindicales reclaman mejoras en los salarios y en las condiciones laborales. En especial, están contra del sistema tecnológico que controla cada minuto en que se distraen de sus funciones, los cuales son descontados de su ingreso, lo que incluye idas al baño.
Frente a esta negativa imperturbable a negociar, los trabajadores iniciaron la huelga este miércoles 8 de enero alrededor de las 11.30 de la mañana, y pese al desalojo, la medida continua.

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