El
día 28 de octubre fue la fecha elegida por la ex presidenta para dejar
las ambigüedades y definitivamente descartar la Asamblea Constituyente
como proceso de redacción de una nueva Constitución que reemplace la hoy
vigente impuesta en 1980.
Coordinador Red de Estudiantes de Chile por la Asamblea Constituyente 2006-2012
Durante ocho meses creó y mantuvo un
aire de expectativa entre sus simpatizantes de que ella sería quien
abriría el camino a un verdadero proceso constituyente democrático, como
se ha venido desarrollando en los países latinoamericanos y del resto
del mundo en las últimas décadas en donde son los pueblos quienes
definen el modo de organizarse y garantizar sus derechos y no las élites
partidocráticas de siempre.
En el documento oficial denominado
“Programa de Gobierno” se cometen infinidad de errores y aberraciones
del tamaño de las concurridas por la Junta Militar durante la dictadura.
En la primera edición de la Constitución Política de 1980 se podía leer
en el preámbulo algo entendible para un gobierno golpista y
autocrático: “La Junta Militar asumiendo su POTESTAD CONSTITUYENTE
decreta…” Resumiendo en una frase que Pinochet, Merino, Mathei y Mendoza
se autoarrogaban el Poder Constituyente, cuyo único depositario
original es el pueblo. La “Nueva Mayoría” ahora nos dice en su programa
que solo reconocerán la “La POTESTAD Constituyente derivada que reside
en el Congreso Nacional” (pag. 35) auto arrogándose el congreso un poder
que no posee ni le corresponde, como poder constituido y no
constituyente. El Poder Constituyente ES el pueblo con todos sus
ciudadanos, naciones y culturas, el Congreso es solo un poder
constituido, una institución que puede ser cambiada por el poder
constituyente originario. Decir que la nueva constitución solo puede
hacerse mediante una vía institucional es un burdo eufemismo que ni vale
la pena discutir, pues todas las constituciones que se han hecho en
Chile y prácticamente en toda Latinoamérica se han hecho sin ceñirse los
mecanismos restringidos que establecían las Cartas Magnas antecesoras,
puesto que el poder constituyente está por sobre la Constitución.
Michelle Bachelet ha informado al país
con esto que realizará el mismo trabajo que hizo la Dictadura en
conjunto con la Concertación en el plebiscito constitucional del 30 de
julio de 1989, al asegurar que la nueva Constitución emane de la
negociación entre Alianza y Concertación, en un nuevo “acuerdo
nacional”. El 30 de julio, en palabras confesas de Sergio Díez, ex
presidente del senado y asesor de Pinochet, significó “impedir que el
pueblo convocara a una Asamblea Constituyente”, imposibilitando así que
decidiéramos democráticamente nuestro destino. El período 2014-2017
podría significar lo mismo si no hacemos nada.
Una Asamblea Constituyente no puede ser
impedida por los poderes constituidos (legislativo, judicial, ejecutivo)
ni fácticos (FF.AA, grupos económicos y otros), puesto que es la
Soberanía Popular, con la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, el
poder supremo de toda nación. Soberanía que determina la continuidad o
reforma de cualquier institucionalidad. Y esto no es exclusivo de
grandes crisis ni catástrofes económicas, no es el salvavidas de los
países descarriados que se ahogan en la violencia incontrolable. No. La
Asamblea Constituyente es UN DERECHO UNIVERSAL inherente de todos los
pueblos del mundo por su sola calidad de pueblos soberanos.
Hoy Bachelet se disfraza de progresista y
por debajo instala arenas movedizas que, sin que nos demos cuenta,
terminarán enterrándonos 20 años más en un modelo renovadamente igual
que el anterior, con superficiales arreglos, pero sin modificar la
estructura económica de subordinación al poder económico mundial. Poder
económico que gobernó durante los 20 años de concertación y que seguirá
gobernando en el congreso, utilizando a NUESTRO ESTADO como “su guardián
del tesoro”, para seguir llevándose a manos llenas nuestras riquezas a
través de: la minería, la pesca, la agricultura, el agua, las AFPs, las
ISAPRES y toda fuente de lucro desmedido que se les ocurra.
Así mismo intentó hacerlo Estados Unidos
hace 15 años en un país hermano, cuando veían imposible frenar la
demanda social por una Asamblea Constituyente. A través de un centenar
de asesores del Banco Mundial se preocuparon de vigilar la creación de
la nueva Constitución Política del Ecuador en 1998, para que, aunque se
incluyeran ciertos derechos ciudadanos antes olvidados, se consolidara
el modelo económico neoliberal. ¿Y qué pasó después con Ecuador?, pues
vinieron ocho años de explosión social, destitución de presidentes y
represión brutal con centenares de civiles muertos. ¿Por qué ocurrió
esto? Porque forzaron el mantenimiento intacto de los problemas
institucionales de fondo engañando a la ciudadanía ya consciente de lo
que necesitaba.
Esto mismo harán en nuestro país y lo
harán sin asco. A menos que como ciudadanos lo impidamos organizándonos
para avanzar en un verdadero proceso constituyente, sin la partidocracia
duopólica, sin el intervencionismo de los poderes económicos nacionales
ni internacionales que ya tomaron su decisión en los días pasados: “nos
preocupa eso de la Asamblea Constituyente” y “vamos a rayar la Cancha”
(Pdte. SOFOFA, octubre 2013).
Y es que esto no es nuevo y obedece a la
lógica de funcionamiento de las cúpulas de la concertación que
mantienen un verdadero PACTO SECRETO con los poderes fácticos de nuestro
país y mundiales haciéndoles favores y recibiendo premios por su
condescendencia con ellos. Empresas monopólicas nacionales e
internacionales que financian sus campañas políticas y les aseguran
también un buen futuro laboral para cuando se retiren del “servicio
público”. Si esto no es corrupción ¿entonces qué es? Cuando los rayados
de cancha a la candidata presidencial los hacen en reuniones secretas, a
puertas cerradas con estos grupos económicos. Cuando al término de su
labor los Ministros y parlamentarios obedientes son traspasados
directamente a ejercer cargos importantes en las grandes empresas y
hasta a formar parte –junto a amigos de UDI y RN- de los directorios de
grandes poderosos como: Banmédica, El Mercurio, Paz Ciudadana,
Hidroaysén, grandes mineras o pesqueras, AFPs, etc, etc. En definitiva
cuando se portan bien reciben su recompensa de parte de Luksic,
Angelini, Matte, Paulmann, Said, ENDESA, CityBank, Barrick. El mejor
ejemplo ocurre en septiembre de 2009 en Nueva York, en una cena
presidida por el magnate mundial David Rockefeller en el Council of the
Américas, patrocinada por Chevrón y Barrick Gold, donde el organismo
condecoró con la Insignia de Oro a la aun presidenta Michelle Bachelet
por “su labor” (el próximo premio sería el cargo de Presidenta de ONU
mujer).
Finalmente nos cabe adornar esta
reflexión con una pregunta obvia ¿por qué tanto miedo al proceso
constituyente con amplia participación ciudadana? ¿Por qué olvidaron
este compromiso unánime que hasta el partido de Bachelet y el mismo Frei
Montalva asumió en los años 80`, al igual que la totalidad de las
agrupaciones que lucharon contra la Dictadura? Pues porque no pueden
hacerlo de otra manera, una vez dentro de la mafia es muy difícil salir
sin manchas ni heridas.
Hoy el llamado es el mismo de hace 30
años y se renueva con más fuerza debido acumulada ¡Asamblea
Constituyente ahora y que el pueblo decida!
Por Matías Sagredo ZCoordinador Red de Estudiantes de Chile por la Asamblea Constituyente 2006-2012
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