El 18 de noviembre de 1974, alrededor de las tres de la tarde, Diana Frida Arón Svigilisky –`Juana´
y, después, `Alba´, en la clandestinidad– fue reconocida en Avenida
Ossa, Santiago, por una delatora [Marcia Gómez, conocida en el MIR
–antes que traicionara– como ´Carola´; actualmente jubilada del
Ejército] al servicio de la siniestra DINA (Dirección de Inteligencia
Nacional).
Cuando se percató de la trampa, intentó huir y el agente Osvaldo Romo1 –`El Troglo´– le disparó, cuatro tiros, por la espalda. Diana Arón,
embarazada y malherida, en los pulmones y en los riñones, fue conducida
al Cuartel Terranova (Villa Grimaldi) donde, pese a su gravísimo
estado, fue cruelmente torturada por Miguel Krassnoff Martchenko. Muchos
años después, el propio Romo declararía: “Diana fue ultimada por el
capitán Krassnoff, cuando ya no podía sacarle ninguna declaración.
Krassnoff la agredió con tal brutalidad que le produjo una hemorragia
[y] todo el suelo quedó con un charco de sangre, que debe haber sido
parte del feto que perdió por culpa de los apremios… Lo que más me
impactó fue que Krassnoff salió de la sala de tortura con las manos
ensangrentadas gritando: `¡¡¡Además de marxista, la conch‘e su madre es
judía!!!… ¡¡¡Hay que matarla!!!´ Nosotros la asesinamos”. Esa misma
noche, Diana fue trasladada a una clínica de la DINA, ubicada en Calle
Santa Lucía2, desde donde desapareció.
1 El
16 de noviembre de 1992, fue detenido: había estado en Brasil, durante
más de 17 años, oculto, evadiéndose de sus gravísimas responsabilidades
en violaciones a los derechos humanos. En diciembre de 1992 –confirmando
haber reconocido, a un detenido en Villa Grimaldi, el asesinato de
Diana Aron–, declaró en varios procesos por detenidos desaparecidos, en
seis de los cuales fue encargado reo.
2 La
DINA tenía una clínica propia, ubicada frente al Cerro Santa Lucía, en
calle Santa Lucia 162. Este recinto –identificado, por los presos
políticos que allí permanecieron, por el característico sonido del
cañonazo de las 12– fue utilizado como centro de recuperación de las
víctimas heridas y como centro de tortura, al igual que como clínica
privada para los miembros de la DINA y sus familiares. Personas
detenidas en otros recintos de la DINA y se encontraban graves a causas
de las torturas, fueron trasladadas a esta clínica, donde –sin embargo–
continuaban los interrogatorios. Declaraciones de una detenida revela
que, después de ser llevada a esta clínica, desde Villa Grimaldi, fue
subida a los pisos inferiores del inmueble, donde, no obstante su estado
de salud, se le aplicó corriente eléctrica. Más aún: su declaración
señala que tanto el personal médico como paramédico la presionaban,
continuamente, para que hablara.
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