Después de la elección del 4 de septiembre 1970, el Congreso ha de elegir al Presidente entre Allende y Alessandri, el 24 de octubre. El primero dispone del apoyo de 80 parlamentarios de la up, el segundo de 45 de la derecha. La Democracia Cristiana condiciona el voto por Allende de sus 75 congresistas a que la up “garantice” las libertades democráticas. Se trata de antiguas reivindicaciones de la izquierda, salvo privar al Presidente de la facultad de designar los altos mandos militares.
Tres días después de la elección, la Directiva de la dc (Castillo, Fuentealba, Aylwin y Maira), presidida por Benjamín Prado, y el ministro del Interior, discuten la situación postelectoral. Prado recuerda que los derechistas proponen una comisión que negocie con la up, poniendo condiciones. Pero la mayoría recela de negociadores sometidos a fuertes presiones y tentaciones que podrían informar que las condiciones no fueron aceptadas (intuición efectiva: hoy se sabe que la embajada disponía de U$250 mil para corromper parlamentarios). La abstención tampoco es solución, pues sería desconocida por los militantes, y si la dc apoya a Alessandri, se divide. Prevalece la posición que la izquierda tiene derecho a acceder al gobierno si lo hace democráticamente, refrendada por la Juventud dc que está por apoyar a Allende en el Congreso.[1] Resuelven crear una comisión (Prado, Fuentealba, Aylwin, Maira y Castillo), para estudiar las garantías que solicitarán a la up; la decisión será tomada por la Junta Nacional.
Benjamín Prado anuncia, el día 10, que no se puede imputar a Allende “cargo alguno de transgresión de los principios democráticos fundamentales”, pero lo apoyan “partidos marxistas, y frente a esta realidad se nos hace ineludible prevenir los riesgos de transformación del sistema político chileno”. Debe garantizar a los chilenos la subsistencia de la democracia.
El anuncio resta efecto a las maniobras del embajador Korry y Frei, para que los parlamentarios dc voten por Alessandri. Contribuye también a desmontar el segundo intento de golpe que debía iniciarse con la renuncia de varios ministros después del discurso alarmista de Andrés Zaldívar el 23 de septiembre. Ese día el Consejo de la dc convoca la Junta Nacional para el 3 y 4 de octubre y Prado declara que “jamás la dc aceptaría pactar con la derecha, aunque se le entregara en bandeja el poder”.
Presiones sobre la dc
El Mercurio arremete contra los “ingenuos” que piden garantías, ya que el comunismo “siempre termina por dominar a sus asociados y excluirlos del Poder”, y la up “fuertemente influida por el comunismo, ha preparado las bases para tomar por diversos medios el control de las comunicaciones de masas”. La campaña va in crescendo los días que preceden la Junta de la dc. Un tal Sergio Garnham afirma que Allende está sometido al marxismo, por tanto “es una enorme inconsecuencia soñar siquiera que el pluripartidismo de sus adherentes sea una garantía”; se requieren “nuevos y libres comicios”. Ricardo Cox insiste que los comunistas someterán la opinión. Y un tal m.o.a. recuerda que, “los Romanos Pontífices desde León xiii hasta Pablo vi, han reprobado y anatematizado al comunismo como el más formidable enemigo de la civilización cristiana”.[2] Lo mismo dice el recién constituido Patria y Libertad cuyas tres primeras manifestaciones llaman a la dc a votar por Alessandri.
Dos documentos, una filtración
El jueves 24, la Directiva de la dc entrega a Allende dos documentos: uno público y otro reservado, para facilitar el debate en la up. El primero reconoce que su mayoría interpreta “profundos anhelos de cambios” y le pide que garantice: el pluralismo, las libertades y derechos constitucionales; “el libre acceso de todas las corrientes de opinión, en igualdad de condiciones, a los medios de comunicación […] sean particulares o estatales”. El respeto a las estructuras jerárquicas de las ffaa y de Carabineros y que no se creen organizaciones militares paralelas. Que la educación permanezca independiente de toda orientación ideológica oficial. Y la libre existencia de organizaciones sindicales.[3]
El documento reservado –por poco tiempo– pide “que se reserve a los Comandantes en Jefe de las tres ramas y al Director General de Carabineros, la facultad para el nombramiento de jefes, oficiales y personal de dichas instituciones, de acuerdo con criterios técnicos”. Esta propuesta que busca suprimir uno de los pocos mecanismos que asientan la autoridad del jefe de Estado sobre las ffaa fue redactada por Aylwin, arguyendo que viene de “los mandos” consultados por el ministro de Defensa Sergio Ossa y de generales con quienes se reunió en su casa.[4] Será impuesta luego por la dictadura.
Las otras demandas de la dc coinciden con los objetivos de la up: un estatuto de los partidos políticos que tendrán igual acceso al canal estatal de televisión; el libre acceso a la prensa “de todas las corrientes de opinión, en igualdad de condiciones”; la educación “es una atención preferente del Estado”, que garantiza la existencia “de la educación particular y financiamiento por parte del Estado de aquella que no persiga fines de lucro”; con textos de estudios de diferente orientación; exclusión de toda orientación ideológico-partidista de los programas de estudio; autonomía de las universidades estatales y a las particulares reconocidas por el Estado, con financiación pública. Y la modernización del derecho a asociación, incluyendo cooperativas, Juntas de vecinos, etc; los sindicatos serán libres, independientes del Estado.
Allende no acepta dejar de ser “generalísimo”
Allende responde el 30 con un texto redactado por José Tohá y Jacques Chonchol. Subraya la determinación de la dc de “avanzar a la completa sustitución del capitalismo”, destaca que “el pueblo ha luchado y sigue luchando por mantener y consolidar nuestras libertades”; concuerda en garantizar la “subsistencia de un régimen de convivencia democrática” y “la libertad de conciencia, de palabra, de prensa y de reunión”. El programa de la up –concluye– garantiza el pluralismo político, el sufragio universal, los derechos de los partidos políticos, y la educación pluralista.
Pero Allende no acepta ser despojado de la potestad de nombrar los comandantes en Jefe: “Soy un intransigente defensor de las prerrogativas del Jefe del Estado. Afirmo que, como Primer Mandatario, ni siquiera la up tendrá derecho a intervenir en la designación de los Altos Mandos, porque esto es una atribución privativa del Presidente […] Nunca nadie ha cuestionado la calidad de generalísimo de las Fuerzas Armadas que por mandato constitucional asume el Presidente”.[5]
El mismo día, el Consejo del pdc, aunque aprecia “los criterios del senador Allende, sobre el pluralismo democrático”, considera que el documento de la up no contiene una respuesta “satisfactoria a las proposiciones concretas”; es indispensable que las garantías tengan consagración constitucional, redactada por una comisión up-dc. Este incidente da algo de ánimo a los opositores al acuerdo. El 2 de octubre El Mercurio titula: Respuesta de Allende desalienta peticiones de la Democracia Cristiana y publica una nota del diputado dc Pedro Araya quien “no dará su voto para que un marxista asuma”.
El 1ro de octubre, Orlando Budnevich (psd) presenta la posición de Allende en el Comité Político de la up. En la dc –explica– los que se oponen al acuerdo han realizado una tenaz “marcación” de los delegados a la Junta, en provincias, en el tercer distrito de Santiago y en los departamentos femenino y sindical. Insta a aceptar la formación de una comisión paritaria para incorporar las garantías a la Constitución, salvo la que priva al Presidente su autoridad sobre las ffaa. La negociación permitiría además agregar garantías sociales como el salario justo, los derechos de la mujer y de la juventud, etc. La comisión mixta es aceptada, aunque Allende “tuvo que jugarse a fondo”, según Ercilla, para vencer las reticencias de Aniceto Rodríguez, del ps.[6]
Al caer el día, la dc y la up están de acuerdo en introducir las garantías en la Constitución. Y la dc no insiste en sustraer al jefe de Estado la facultad de designar a los jefes de las ffaa.
El viernes 2, un día antes de la Junta, El Mercurio publica el documento “discreto” filtrado por Korry quien informa por cable al Departamento de Estado que lo recibió de sus amigos en la dc y lo filtró a medios estadounidenses y a El Mercurio. El mismo día, Pérez Zújovic, Tomás Pablo e Ignacio Palma, presentan una extraña propuesta: Allende no podrá gobernar democráticamente porque hay dos partidos marxistas que impondrán un sistema no democrático.[7] Para impedirlo, proponen que “el pdc participe activamente en el futuro gobierno” con tres o cuatro ministros. Propuesta rechazada por 17 contra 1.
La Junta Nacional de la dc
El sábado 3 se inicia la Junta con la cuenta de Benjamín Pardo a los 506 delegados. La dc tiene tres opciones, dice: votar por Alessandri, abstenerse, o votar por Allende. “Negar a Allende la posibilidad de asumir el Gobierno sería lo mismo que haberle dicho: Uds. tienen derecho a participar en las elecciones, pero no a ganar. Entonces vayan a la vía violenta. ¿Cuál es el riesgo principal? Guerra civil, muertos.” […] ganar el poder por secretaría sería el peor error”. Enumera los riesgos: guerra civil como en España, en Colombia o en Chile en 1891. Rafael Moreno, vicepresidente de la cora, presenta la moción propiciada por el Consejo: ratificar lo hecho y aprobar la comisión mixta con la up.
Replica Juan de Dios Carmona llamando a rechazar la cuenta, a desahuciar las negociaciones con la up, y a elegir una nueva directiva no cerrada a “ninguna de las alternativas políticas” (léase, que mantenga la posibilidad de votar por Alessandri); que el Gobierno envíe al Congreso las reformas constitucionales (es decir, redactadas por Frei sin negociarlas con la up) y que se efectúe una nueva Junta antes de la elección en el Congreso. Lo respaldan Jaime Castillo, Juan Hamilton, Sergio Ossa, Andrés Zaldívar, Carlos Figueroa y Raúl Troncoso.
Se debate con pasión: Tomic replica “no se puede salvar la democracia destruyendo al país. ¿Con qué objeto votar por Alessandri cuando no va a ser Presidente? Sería un atropello a la Constitución”. Habla de “mi amigo Allende” y precisa que los comunistas “son chilenos que quieren el bien del país”. Aylwin subraya los peligros del marxismo: “con los marxistas no podemos tratar en base a caballerosidad”. Santibáñez llama a mantener abiertas “todas las posibilidades”; Pedro Urra afirma que hay casi unanimidad para estimar que la respuesta de la up fue incompleta.
El domingo descubren los titulares de El Mercurio: Piden otra Junta Nacional dc apoyando la moción de Carmona, y Grave denuncia del senador Tomás Pablo, sobre unos pretendidos guerrilleros húngaros que se dirigen a Chile, una falsa información.
Pero la moción de Carmona no tiene posibilidades. Aylwin y Jaime Castillo redactan otra “suavizada”: aprueba lo hecho por el Consejo, pero declara que las respuestas de Allende “no son satisfactorias”; pide tramitar las reformas constitucionales que contengan todas las propuestas de la dc (léase, incluir la que despoja a Allende la prerrogativa de generalísimo) y reunir una nueva Junta el 20 de octubre. Benjamín Prado replica que la aprobación de esta moción implicaría la renuncia de su Directiva.
El voto presentado por Rafael Moreno es aprobado por 271 (59%) contra 191 (41%) por el de Aylwin-Castillo. Acuerdo: apoyar en el Congreso a Salvador Allende “sobre la base de acordar un estatuto de garantías democráticas que deberá incorporarse al texto de nuestra Constitución”.
Es revelador que los partidarios del voto por Alessandri como Pablo, Carmona o Aylwin, no osaron plantearlo abiertamente y sólo insisten en la autogestión de las ffaa de forma oblicua. De haberse decidido algo así, la dc se escinde.
El acuerdo con la up se concreta en tres días. El lunes 5 el Consejo de la dc designa tres negociadores favorables al acuerdo: Fuentealba, Leighton y Maira. La up nombra a Anselmo Sule (pr), Orlando Millas (pc) y Luis Herrera (ps)[8]. En dos sesiones de trabajo el miércoles 7 se introducen algunos derechos sociales reivindicados por la up y retoques menores al texto presentado por la dc. Las directivas lo validan el mismo día. El jueves 8, la up y la dc depositan en la Cámara –juntas– el proyecto que introduce las garantías en la Constitución. Votarlo será el último acto de Allende como senador.
Por Jorge Magasich
[1] Ercilla, 16/9/1970; El Siglo, 3/10/1970
[2] El Mercurio, 30/9; 2/10; 5/10
[3] El Siglo, 25/9/1970
[4] González Mónica, 2000, La Conjura, 74; 79
[5] El Mercurio, 1/10/1970
[6] Ercilla, 7/10/1970
[7] Ercilla, 3/10/1970; El Mercurio, 1/10/1970
[8] Los dc asesorados por Francisco Cumplido, Patricio Aylwin, Gustavo Lagos y Enrique Evans; los up por el radical Jorge Tapia (La Nación, 16/10/1970)
No hay comentarios:
Publicar un comentario