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viernes, 6 de noviembre de 2020

Nos Vendieron Gato Por Liebre El Día Del Plebiscito

    

El gato tenía ojos de liebre, orejas de liebre, y rabo de liebre, pero era un gato.

Nos vendieron una Asamblea Constituyente y nos pasaron una Convención Constitucional.

Cuando abramos el paquete, en abril, el día en que se empoderen los constituyentes, y veamos la letra chica, nos vamos a enojar, creo.

Esta situación, en otras palabras, la viene denunciando desde el mismo día que nació ” el acuerdo por la paz” el distinguido intelectual Felipe Portales, que en su último artículo publicado en este medio (1) dice:

” … dicha gran mayoría votó también (seguramente muchísimos sin quererlo; y la inmensa mayoría todavía ¡sin saberlo!) porque dicha Convención tuviese necesariamente que aprobar su reglamento y las normas constitucionales por un quórum de dos tercios. Ahora bien, si (condicional) definimos la esencia de la democracia como la regla de la mayoría, aquella Convención no cumplirá con ese requisito, pues le dará a cualquier fuerza que obtenga más de un tercio de los convencionales un virtual poder de veto sobre el texto final que se apruebe.”

Así las cosas, veamos cómo nos vendieron la “Convención Constitucional”, nos hicieron 2 preguntas, a saber:

La primera era si queríamos hacer una nueva Constitución Política para reemplazar a la existente, y millones de ciudadanos respondimos que sí. Fue tanto el efecto de lo que firmamos con un lápiz bic, fue tan potente ese coro de 7.5 millones de ciudadanos, que se sintió un respiro, se produjo una paz momentánea en todos los rincones del país, y fue vista y escuchada y aplaudida en todo el mundo.

Cuatro de cada cinco chilen@s dijo que no quería la Constitución vieja, y puesto que ya la conocía, que tenía plena conciencia de los efectos negativos que su aplicación había generado en la vida cotidiana suya y de sus semejantes, deseaba cambiarla, deseaba que se redactara una nueva, y después que la sometiéramos a la aprobación mediante otro plebiscito.

Muchas serán las razones por las cuales convergieron las certezas y determinación de los ciudadanos para demostrar un triunfo apabullante sobre la vieja Constitución, aún cuando no sea rigurosa esa afirmación, que como se ve al leer la letra chica, ese triunfo de características bíblicas, en virtud del engaño, la omisión y la desinformación, hacía en la realidad jurídica, legitimar su letra misma, que en ese acto, creía repudiar.

La segunda pregunta fue, si quería que la redactara una convención mixta o elegida totalmente. Y eligió la opción de rechazar la comparsa de los parlamentarios, rechazó a la casta política, la misma que perpetró el proceso constitucional.

En eso consistió la puesta en escena, el pueblo desinformado de la letra chica ( reglamento ya redactado con el veto en favor de la minoría incluido, y la primera imposición, ¡ aprobar el reglamento!).

Será eso en consecuencia, lo que se dilucidará en los hechos, el día y hora en que comience a operar la Convención Constituyente. El día en que se descorra el velo opaco del engaño.

Me temo que aún están vigentes y estarán vigentes ese día las mismas razones que tuvieron los 2 poderes concertados, ejecutivo y legislativo, para llegar a un acuerdo que dio origen a la idea del plebiscito con asamblea constituyente vinculado, para parar la rebeldía que no solo acosaba al gobierno, si no que a su fundamento jurídico, la Constitución, y económico, el llamado sistema neoliberal.

La casta política estaba aterrorizada por la manifestación masiva de malestar, el pueblo después de muchos años volvió a ser protagonista activo y principal de la política, su papel , su rol, estaba siendo amenazado.

La Oligarquía entre tanto, que temió que su ” zona de confort”, su sistemita para acopiar riqueza y privilegios, se podría terminar, estuvo en todo momento por respaldar el ” Acuerdo por la paz”, hablemos francamente, estuvo detrás de todo esto.

Y , francamente, no veo por qué razón, el 26 de abril próximo, de suscitarse un conflicto de rebeldía de una parte de la Convención, con la imposición de firmar normas y reglamento, acompañado por manifestaciones masivas, no vaya a existir el espacio para pactar un quórum más bajo, una reforma sobre reforma que realmente permita el deseo de la inmensa mayoría, la de redactar una nueva Constitución democráticamente.

Si la Convención Constituyente, se niega a firmar el reglamento, está en su derecho, produciéndose un impasse insalvable, y exigiera la reforma constitucional al reglamento, al quórum altísimo de 2/3 para concordar un acuerdo en la redacción del texto verdaderamente democrático, entonces, la palabra la tiene, nuevamente la casta que creó el engendro. Podrán decir no, pero ¿tendrá la capacidad el viejo orden, que está haciendo agua por todas partes, de imponer su voluntad? Es probable que no lo vean, porque estas cosas hay que sentirlas.

No se trata de alentar al pueblo a tomarse la Bastilla o la Moneda, se trata de algo tan simple como negarse a firmar el recibo de una mercadería que no compró, o creyó no comprar, porque hubo publicidad engañosa y ocultamiento evidente de información.

Tampoco se trata de apelar al tribunal contemplado en la ley 21.200, sería un despropósito, se trata de dirigirse a la casa matriz, acompañado de todos los estafados, para exigir, que se incluya lo que se creyó comprar, o que le devuelvan el precio pagado en ese acto. Su dignidad.

 René Dintrans

 La triste realidad del plebiscito – El Clarin de Chile

5 Noviembre, 2020

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