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viernes, 6 de noviembre de 2020

Opinión

 

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Levántate, Araucanía

por  6 noviembre, 2020

Levántate, Araucanía

Levántate Naín, Levántate Luchsinger, Levántate Catrileo, Levántate Catrillanca, Levántate Albornoz, Levántate Lemún, Levántate Mendoza Collío, Levántate, Levántate.

Ayer fue un día más en las páginas policiales y de injusticias que se arrastran por siglos hasta hoy. Cuñas y cuñas para la prensa que los periodistas y camarógrafos de la región hace 30 años ya conocen de memoria de todo el espectro político –del cual formo parte–, viajes de generales, ministros y condenas más condenas con llamados al Estado de Derecho en todas sus formas, sin duda, son la muestra de una opinología que esconde y no da espacio a una verdadera y fértil salida política a un conflicto que sí tiene salida, sí tiene solución, y que los diversos gobiernos no han querido implementar. ¿Por qué?

Mientras pienso qué expresar, dos pequeños perdieron a su padre (solidaridad y empatía con su familia), así como muchos han perdido a sus familias en un contexto que solo sigue abordado desde una supuesta “inteligencia policial”, que bloquea la “inteligencia política”. Hemos fracasado frente a la impotencia y frustración de que se puede hacer mucho más, donde el poder económico fáctico bloquea la salida, sumado esto a la negligencia total de la política que hoy a última hora busca implementar escaños reservados en el proceso constituyente, para que los pueblos tengan su propia representación en este nuevo pacto social. No basta condenar, no basta con marchar, no basta con lamentar, no basta con solidarizar, no basta, no basta.

Tenemos una política reactiva, llegamos mal y tarde. Duele que en La Araucanía seamos tema cada vez que existe una situación límite. El dolor y la violencia duele, se siente, se toca, se palpa. La salida existe, pero nadie la asume en una región transformada en región-sacrificio de políticas públicas fracasadas. He sido testigo en el pasado, de gobiernos nefastos en esta materia en nuestra región, pero nunca este nivel de desgobierno actual en el cual nos encontramos, un desorden total con una irresponsabilidad absoluta de falta de conducción, donde no los apoya el Parlamento, no tienen respaldo ciudadano, los alcaldes los interpelan y ahora hasta Carabineros los denuncia.

Basta de etiquetarnos por cómo vestimos, dónde vivimos, dónde trabajamos, es la convivencia humana la que se triza cada vez que encasillamos sin mirar lo que hay detrás del ropaje que llevamos, es un grito urgente, de mirarnos y encontrar el diálogo y la vía democrática para la prosperidad del pueblo nación mapuche, la del pueblo chileno y para todos quienes habitamos este hermoso y noble territorio ancestral.

Entre todos condenemos el odio, el racismo, la discriminación y la violencia que aflora cada vez que no somos capaces de hacernos cargo de lo que decimos y hacemos, amplificado por redes sociales y medios de comunicación que venden la tensión como una mercancía para que estemos todos enfrascados en un debate ficticio, donde los únicos que siguen perdiendo son los que están abajo en la pirámide societal, los pobres, los trabajadores, los niños y las niñas, los dirigentes y dirigentas, emprendedores y el pueblo mapuche, mientras a kilómetros de aquí, desde La Moneda, desde la CPC y desde las 3 comunas se mira desde arriba sin comprender y entender lo que acá ocurre.

Los niños de Metrenco, los hijos de Naín, los niños de los territorios en resistencia, los niños violentados en allanamientos brutales y las futuras generaciones merecen una nueva historia, una que nos invite a reconstruir la confianza, a cimentar pilares sólidos hacia el buen vivir, donde el Estado no sea el enemigo, donde no se vincule gratuitamente sin pruebas a un pueblo entero con los actos violentos, muchos llenos de montajes, testigos falsos, operaciones huracanes, junglas y otros.

¿Cómo avanzar si salen frases como estas? Recordemos que el propio ahora exministro del Interior se jactó de hablar de armamentos de guerra sin tener aún los detalles del análisis balístico pertinente, etc. En el fondo, muy similar a la frases de Mayol y Kast con Catrillanca o de Piñera cuando sale por esta misma fecha, el 2019, con su “estamos en guerra frente a un enemigo poderoso”. Lo que vino después ya todos lo sabemos, o también el ligero comentario que se hace desde algunos sectores sobre este crimen vinculándolo con la justa reivindicación que hacen las comunidades de su territorio ancestral amenazado por un megaproyecto eléctrico en Metrenco.

¿Cómo se puede volver a confiar? ¡Sin duda, la responsabilidad es política y ahí la impotencia y el fracaso al ser yo también parte de la actividad pública! ¡He sido testigo directo de cómo las cosas se hacen mal, se administra el conflicto sin ir al fondo, sin un parlamentar de buena fe, sin poner los instrumentos y políticas donde se debe, ya que el poder está cautivo por unos pocos! Si el poder decisional no se les entrega a regiones y territorios, con una Política de Ordenamiento Territorial Vinculante –política retirada de su tramitación en Contraloría–, estos proyectos eléctricos invasivos seguirán generando nuevas zonas de sacrificio y el conflicto seguirá derramando sangre.

Ayer fue un padre de familia, mañana puede ser cualquiera y eso es lo que está en juego, la vida y la convivencia entre los pueblos, por eso, requerimos todo el poder en el territorio frente a este desgobierno, a la nula presencia del Estado y de una buena política que entierre el paternalismo, el tutelaje y el asistencialismo que tanto daño le han hecho a La Araucanía y a todo el pueblo nación.

 

Que el canto se levante con fuerza, como lo plasmó Violeta Parra, “... nadie le ha puesto remedio, pudiéndolo remediar, levántate Huenchullán”

Justicia para Naín, Justicia para el pueblo mapuche y chileno en La Araucanía. Por una política digna y protección de la vida. Fraternidad, negociación y plurinacionalidad. Todo el Poder al Territorio.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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