Existen en Chile muchos independientes de izquierda como hemos dicho. Entre ellos un importante sector de aquellos que no han sido nunca militantes. Pero que participan en actividades de movilización general en las luchas reivindicativas y sindicales.
Existen igualmente muchos (as) independientes de izquierda que fueron militantes, como remanentes de los Partidos. Allí se encuentran ex socialistas, miristas, trostkistas, mapucistas, cristianos de izquierda, comunistas; algunos simplemente que se declaran de izquierda y otras corrientes. Estos son los efectos de las divisiones permanentes en la Izquierda en general y su accionar, que va dejando por el camino un reguero de expulsados(as) y auto-marginados(as) por razones ideológicas u otras a lo largo del tiempo. La incidencia de estos independientes de izquierda es hoy sin embargo irrelevante como tales independientes en la política nacional. En Chile solo los partidos políticos presentes en el Parlamento tienen incidencia en la política nacional hasta aquí. Guste o no. Esa otra Izquierda desperdigada (¿cuántos son?) y sin lazos orgánicos mayores a pesar de esfuerzos de algunos pequeños grupos (socialistas allendistas, socialistas revolucionarios, trostkistas, etc.) potencialemente muy valiosa, está desperdiciada al no tener una estructura con peso específico de representación nacional capaz de incidir políticamente en el devenir nacional.
Las lecciones del pasado
Tal es la característica esencial de la Izquierda. En Chile y en el mundo. Todas sus orgánicas se declaran partidarias de cambios profundos. Sin embargo, a la hora de organizar la lucha contra la clase dominante muchísimas veces no hay acuerdo alguno. En la Guerra Civil española, con un enemigo claramente definido, donde la política se expresaba en una guerra civil, los anarquistas, que fueron muy activos en la defensa de la joven República Socialista luchando en las trincheras, terminaron disparándose en no pocos lugares contra socialistas y comunistas. Cada cual pretendía destacarse en la guerra contra Franco, pensando todos que podrían derrotar a los fascistas y entonces los vencedores impondrían sus puntos de vista en un futuro gobierno republicano. Esa lucha fraticida terminó contribuyendo no poco a la derrota. De esto da cuenta el clásico libro «Adiós a Cataluña» de George Orwell, famoso periodista y escritor socialista inglés, que participó con los anarquistas en las llamadas Brigadas Internacionales en dicha guerra.
Esto es, la disputa ideológica en la Izquierda valora a tal punto la lucha de ideas, que ocupado con esta a veces pareciera que la propia realidad le pasa al lado. Sobretodo en lo que es fundamental: la Unidad para vencer. Claro que tampoco se trata de la Unidad por la unidad, cuando posiciones políticas diametralmente opuestas e irreconciliables de las distintas fracciones hacen imposible mantener la situación. Pero siendo tantas estas divisiones a través de la Historia, se justificaban todas ellas comparadas con lo que se podría haber ganado si fracciones opuestas se hubiesen mantenido unidas para lo cual era necesario perder un purismo ideológico que a veces conduce directamente al sectarismo y la división? Cuantas de estas divisiones fueron por cuestiones de forma y no por cuestiones de fondo?
Una causa fundamental para el éxito del triunfo del Gobierno de Allende fue justamente la creación de una unidad potente de muchas fuerzas distintas. Sin duda Allende fue el artífice principal para conseguir esa unidad.
Andando ese proceso, algunas fracciones del Partido Socialista y el MAPU además del MIR, lucharon y denunciaron permanentemente al gobierno de la Unidad Popular (UP) por reformista. Era necesario «avanzar sin transar» como decía la consigna del momento. Sus adversarios eran el propio Gobierno y el Partido Comunista. No pocas veces en las manifestaciones callejeras, o el trabajo de brigadas de agitación y propaganda de las juventudes donde participaban unos y otros terminaron con alguna violencia entre ellos. ¿Cuánto contribuyeron esos esfuerzos por debilitar aún más las fuerzas del Gobierno frente a la reacción de la Derecha y el Imperialismo?
La Derecha defiende una sola idea: luchar con cualquier método por defender el capital y los capitalistas.
La Derecha mientras tanto, no tiene discusiones profundas de ideas en su seno. Tampoco filosóficas, más allá que algunos de sus teóricos argumenten sobre el idealismo filosófico y el darwinismo social de una sociedad de individuos aisladamente luchando por su supervivencia donde siempre pueden y deben existir ricos y pobres. Ellos defienden en lo esencial el dinero y sus dueños. Para lo que no se necesitan muchas discusiones para ponerse de acuerdo. Claro, existen como en la Izquierda todo tipo de caudillos políticos, narcisistas y elegidos de los dioses para comandar las acciones, pero se ponen de acuerdo rápidamente. O son eliminados del campo por los más fuertes. Allí se aplica la llamada Regla de Oro. El que tiene el oro pone las reglas como dice un diseño animado. Si los eventos que vienen amenazan el capital, sus dueños y la estructura económica y social que los mantiene en el Poder, todos ellos sin matices ni fracciones se unen rápidamente. Su grado de férrea unidad y las medidas que toman está en proporción directa al tamaño de la amenaza. Nadie se confunde en la Derecha, militantes o no, cuando se trata de subir o bajar impuestos. Cuando se trata de más o menos Estado. Cuando se trata de crear o no empresas del Estado que puedan competir con la empresa privada. Cuando se trata de terminar con las AFP, las Isapres o los derechos de agua. Cuando se trata de defender escuelas y universidades privadas. Cuando se trata de comprar más armas y equipo para policías y FFAA. Cuando se trata de penalizar y reprimir violentamente a quienes reclamen en las calles. Estudiantes o adultos. Da igual. Cuando se trata de defender «el Estado de Derecho» la «independencia» de la Justicia, el Banco Central y el Tribunal Constitucional, todos guardianes del sistema. En suma, no hay dos visiones distintas en la Derecha (económica y su representación política en el Parlamento) a la hora de defender lo que constituye su mundo, sus privilegios y sus prebendas. Para ellos, cuanto menos cambien las cosas en la sociedad, mejor. Sus divisiones a veces sobre los llamados «temas valóricos» son perfectamente secundarias para los dueños del dinero: aborto, feminismo, diversidades sexuales, etc.
Con sus seguidores pasa lo mismo. No necesitan de muchos análisis de las sociedades ni análisis de coyuntura para juntar los votos mayoritarios de la mayoría de las personas que viven en barrios ricos y también de muchísimos otros de las clases sociales subalternas de los barrios pobres. Y si los hay, muy pocos probablemente los habrán leído. Unas cuantas consignas sobre la Libertad, La Patria, la Propriedad Privada, y unas cuantas amenazas anunciando que perderán sus ahorros de pensiones, su casa y hasta sus hijos para que rápidamente se sumen miles de voluntades para defender lo que se piensa ser esos sus valores y en su interés. Consiguen imponer en general su ideología al conjunto de la población. El control sobre los medios de comunicación y décadas de propaganda y noticias falsas hacen el trabajo.
A modo de Conclusión
¿Existen algunos elementos positivos presentes para lograr esto en la actualidad?
Sí los hay. Algunos elementos gruesos del análisis de la realidad parecen ser aceptados por todos en la Izquierda. Entre ellos, el diagnóstico del modelo de sociedad actual y sus resultados. El Capitalismo en su fase de Imperialismo neoliberal -por darle un nombre – es el solo el responsable de los problemas mundiales. Desde la acumulación de dinero cada vez en menos personas, al punto que un puñado de ellas deciden toda nuestra forma de vida y de relacionamiento en el Estado, generando con ello la pobreza y miseria de miles de millones. O el estado permanente de guerras y crisis económicas permanentes en la lucha por apropiarse de los recursos naturales del mundo entero que aceleran nuestra extinción como especie.
En el caso de Chile están más que claros los efectos del modelo de capitalismo neoliberal que nos legó la Dictadura y que reforzaron los gobiernos de la Concertación durante 30 años. Sus efectos los sufren chilenas y chilenos cada día.
La constatación de todas esas realidades representan de hecho un diagnóstico común de nuestra sociedad, donde la principal característica estructural del Estado es sin duda su carácter subsidiario. Toda la Izquierda sin excepciones concuerda con su eliminación. Desmantelar este modelo y su modo de acumulación principal hecho con el dinero de los trabajadores parece ser un objetivo claro de lucha en esta etapa, ya planteada por el movimiento social desde el 19-O.
Igualmente muy importante es también ese 38% de personas que votaron por el Apruebo. Ellas constituyen un capital humano valiosísimo posible de ser convertido en fuerza política organizada. Una parte de ella ya lo está presente en Partidos y movimientos sociales. Por otra parte, muchas de las propuestas constitucionales del Apruebo pueden servir de esqueleto para un programa político de acción inmediata de dicha fuerza. Pensiones, salarios, educación, salud, seguridad, recursos naturales son temas de los que millones de personas reclaman darles solución.
Por Patricio Serendero
PRIMERA PARTE
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