Hace un par de semanas, el conocido actor y guionista Alex Rivera sorprendía, una vez más, interponiendo una millonaria demanda contra Canal 13 y Max Luksic, en calidad de su máximo responsable, por el plagio de la teleserie, que este canal estrenó -en pleno litigio- con el nombre de Veinteañero a los cuarenta; y cuyo director fue nada menos que Herval Abreu. El mismo que fuera acusado de acoso, agresión sexual y violación por siete mujeres. Caso que se destapó el 28 de abril de 2018 la revista Sábado (El Mercurio), causando verdadero impacto en la opinión pública nacional.
Todo ello, luego de un largo periplo de más de ocho años y que, como contábamos en una noticia anterior, tiene francamente ribetes de thriller sueco, tal y como veremos más adelante.
En efecto, Alex Rivera luego de que denunciara al Canal 13 en 2014 por el referido delito, el Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago, condenó al guionista de Canal 13 Sergio Andrés Díaz Mora a 204 días de presidio, el pago de una multa de 10 UTM y la suspensión de su cargo u oficio público mientras durare la condena (con el beneficio de la remisión condicional de la pena) como autor del delito consumado de plagio. Tal y como apareció, profusamente, en diferentes medios de comunicación locales.
Seguidamente, vino un insólito e inesperado vuelco procesal. Tan solo unos meses después, en noviembre de 2018, mediante un recurso presentado por parte de la defensa del condenado Sergio Andrés Díaz Mora, la Corte Suprema anuló el fallo y ordenó la realización de un nuevo juicio. ¡Insólito!
Un (nuevo)juicio cuya realización, como era previsible, estuvo plagada de graves irregularidades y que terminó con la absolución del condenado, nada más y nada menos que, por “falta de pruebas”: las mismas (pruebas) que, misteriosamente, desaparecieron del Octavo Juzgado de Garantía de Santiago. Tribunal encargado de velar por su custodia. ¡Insólito!
En este tema hay una investigación abierta.
“Hemos solicitado, por Ley de Transparencia, como parte acusatoria, el nombre de la empresa encargada de la custodia de las pruebas para este tribunal y seguimos esperando; ya que, en la preparación del juicio oral, que es en donde se incorpora la prueba, “se borraron” los audios relativos a la incorporación de la prueba fundante del delito y nos gustaría saber qué hubo detrás de esta maniobra”, señala Alex Rivera.
En el “interregno” Rivera, ha sido víctima de toda clase de coacciones (amenazas, seguimientos, etc.), hackeos de todas sus cuentas y teléfono, etc.… Llegando, incluso, a poner en riesgo su integridad física y a temer por su vida, como hemos denunciado en más de una oportunidad; por lo que han tenido que solicitar, en más de una ocasión, las medidas de protección de rigor.
Todo lo cual está siendo investigado en un proceso cuya carpeta investigaba arroja sorprendentes revelaciones, las cuales por la fase investigativa en que se encuentra aún no pueden ser reveladas en su totalidad.
Coincidentemente, Alex Rivera fue objeto de un peligro y extraño incidente por parte de un (desconocido) conductor que se dio a la fuga. Su letrada consultada al respecto señaló: “Esto, por supuesto, que da paso a tomar las acciones legales correspondientes. Ya han sido oficiadas las cámaras de la UOCT, Municipalidad de Las Condes y un local privado que tiene las imágenes guardadas a la espera de entregarlas una vez iniciada la vía legal”.
Para hablar en profundidad de este caso, hemos sostenido una intensa entrevista en exclusividad -vía Zoom– con el protagonista de esta espeluznante historia, Alex Rivera; dado que, hoy por hoy, Clarín es, prácticamente, el único medio chileno que se ha atrevido a abordarlo íntegramente; ante el silencio cómplice de los otros medios de comunicación de comunicación y de una buena parte del medio teatral de este país.
Nos consta lo complicado y hasta peligroso que puede llegar a ser el hecho de denunciar ciertas irregularidades e ilícitos en este país. Este caso es un claro ejemplo de ello. Un caso que, como hemos prefigurado, manifiesta ribetes francamente aterradores y de insospechadas conexiones, que apuntan a una poderosísima “asociación criminal capaz de “comprar” policías, funcionarios judiciales y periodistas tras sus oscuros intereses y propósitos”, señala Rivera.
Muchos se quedaron con el contundente fallo que condenó al guionista del Canal 13, Sergio Andrés Díaz Mora, por el delito de plagio y pensaron que allí acabó todo. ¿Cómo se llegó hasta acá?
En el 2014 cuando nos percatamos del plagio, solicitamos insistentemente una reunión con la gente de Canal 13. Luego de bastante tiempo nos recibió un sujeto de apellido Arnold (Ignacio Arnold Urzúa, entonces, jefe del área de ficción de Canal 13, sociólogo de la UC más tarde creó una productora que bautizó con el sugestivo nombre de “Plagio”; de modo tal que, si se asocia en internet este concepto a su nombre, no aparece este desafortunado episodio, sino la productora Plagio. Vinculada, por lo demás, a trabajos con la Fundación Futuro con el proyecto Defendamos La Ciudad, del cual, en la actualidad, difícilmente se puede obtener alguna información adicional -¡otra coincidencia!-; en donde trabajó codo a codo con Magdalena Piñera.).
Este nos dijo: “miren esta gueá es muy simple, tú nos hacís una demanda y nosotros te demandamos de vuelta. Porque todo esto no es más que una lamentable coincidencia”. Ahí se acabó la reunión.
A reglón seguido, nosotros presentamos una querella y un recurso para frenar el estreno de la teleserie (estuvimos a una semana de hacerlo) y mi, entonces, abogado (extrañamente) no se presentó a defender el recurso. ¡Más coincidencias!
¿Vino una nueva defensa y nuevas acciones?
Efectivamente, con una nueva defensa continuamos con lo de la querella y concurrimos a las audiencias de preparación del juicio, en donde aportamos todas las pruebas del caso (los originales, las pruebas investigativas de la PDI, peritajes, etc.); y, como sabemos, todo este proceso -y el juicio son orales- queda registrado (se graba) y la fiscal nos dice: “Uds. tienen un caso sólido de plagio, pero nosotros no vamos a perseverar”.
¿Y qué ocurrió?
Y ahí comienzan a producirse una sarta de irregularidades: cambios de sala, incorporación de un juez a última hora, cambio de procedimiento de un juicio oral a uno simplificado, etc. En el Octavo Juzgado de Garantías nos despojaron de un montón de pruebas mediante este expediente y, a pesar de ello, se ganó el juicio por unanimidad: tres votos contra cero (julio de 2018). Transformándose este caso en el primer juicio de la historia penal chilena, en donde se hizo uso de la Ley de Propiedad Intelectual. ¡Histórico!
Muchos se quedaron hasta ahí, pero la cosa estaba (y está) lejos de quedar allí. Cuéntanos, ¿qué vino después?
¡Así es! Pocos meses después, ellos presentan un recurso ante la Corte Suprema, amparados en el fundamento de que algunos testigos presentados (en concreto una conocida colega del medio, cometió flagrantemente perjurio. ¡Mintió!) habrían sido sobre-interrogados y el máximo tribunal judicial ordena -con ese débil fundamento- la anulación del fallo y la repetición del juicio. El juicio se repite en el Tribunal Oral Penal, con un tribunal compuesto por los magistrados Blanca Rojas Arancibia (presidenta), Claudia Santos Silva y Félix Asencio Hernández (redactor).
¿Qué pasó en ese nuevo juicio?
El desarrollo de este nuevo juicio fue un verdadero despropósito y se cometió una irregularidad monumental. En la parte del juico en que son solicitas las pruebas, nos enteramos de que las cintas, en donde estaba registrada la prueba fundante de la acusación (y que habían sido presentadas en el juicio anterior), habían sido borradas.
Ante lo cual la magistrada Blanca Rojas, en vez de aceptar nuevamente la incorporación de estas, dado que habían sido borradas bajo custodia del tribunal, hace caso omiso y se niega, absolviendo descaradamente al plagiador por “falta de pruebas”, como no culpable.
Recordemos, asimismo, que Blanca Rojas Arancibia, magistrada del Tercer Tribunal Oral en lo Penal llevó el caso del ex portero de la Universidad de Chile, Johnny Herrera, cuando en el 2009 atropellara con resultado de muerte a la joven Macarena Casassus. La jueza Blanca Rojas, entonces, presidenta del Tribunal, votó por absolver al futbolista de todos los cargos, como difundió la prensa local. ¡Otra coincidencia!
…
Pero ahí hay un detalle, no menor, en ese momento ella plantea que no hay culpable y agrega, lo cual no quiere decir que (el acusado) Sergio Andrés Díaz Mora haya sido declarado inocente; sino que el tribunal no pudo tener certeza más allá de la duda razonable de su culpabilidad.
¿Y esto es lo que ha ocurrido con esta demanda millonaria interpuesta contra Max Luksic y el Canal 13?
¡Así es! Porque Canal 13 a sabiendas de la existencia del plagio y estando en desarrollo todas las acciones e investigaciones que se llevaban a cabo, decide lanzar al aire la teleserie. ¿Quién tomó esa de decisión y por qué? Estuvimos a una semana de frenarla, pero, como ya te expliqué antes, mi -entonces- abogado extrañamente no concurrió a defender el recurso. De tal modo que, además, Canal 13 vendió la teleserie a Ecuador, Paraguay, EE. UU. (Miami), etc., lucrándose indebidamente con todo ello. Este es el mérito y el fondo de la acción que motiva lo hemos emprendido recientemente.
En tu caso se ha denunciado (hay querellas presentadas) por todo tipo de graves coacciones (seguimientos, amenazas, etc.,) y hackeos de teléfonos, cuentas de mail y redes sociales. Tanto que has llegado a temer por tu vida ¿Cuándo empiezan a operar estos espeluznantes episodios?
No sé exactamente cuando empiezan, pero hay un momento en donde me doy cuenta de que están sucediendo cuestiones muy raras…. Voy a hacer un taller de actuación frente a cámaras a Valdivia y al llegar me encuentro con la reserva del hotel ha sido cancelada. Cuando llego al taller de más de cien inscritos previos, me encuentro con que asisten unos doce alumnos. Descubrimos que han sido enviados correos (por un hacker), supuestamente, de mi parte, en donde se decía que se había suspendido la actividad o que no había cupos. En principio no entendía nada, hasta que la responsable de la actividad, Verónica Cabezas directora de la Fundación Entre Puentes y Ríos, recibe una misteriosa llamada de un número privado diciéndole que tenían un problema muy serio conmigo y que si me “bajaba” de todas las demás actividades le pagarían cinco millones de pesos.
¿Y han logrado identificar a los posibles responsables?
Si, ¡por supuesto! La policía determinó que el número del cual se hizo la llamada correspondía al +56 931402XX y la investigación arrojó la identidad de su dueño, que resultó ser un delincuente habitual, de alias “Rola Ramírez”; un sujeto peligroso con un nutrido prontuario policial por los delitos de lesiones y amenazas contra personas y la propiedad, como consta en su ficha policial.
Entonces la pregunta que uno se hace, ¿quién puede estar detrás de estos sicarios o qué pinta este sicario en todo esto?
Con decirte que una vez me topé con uno de ellos en el supermercado y me andaba siguiendo. Lo tengo grabado y andaba rapado al cero, como el otro sujeto que, también, ha estado detrás de estas actividades delictivas. Un otro sujeto que, también, está plenamente identificado y que registra antecedentes por los mismos graves delitos que el otro, tal y como figura en la carpeta investigativa, a la cual tú has tenido acceso.
¿Quién pudo hackearte la cuenta de correo y mandar falsos mail por ti?
Se ha determinado, mediante pericias policiales, que las IP de los dispositivos desde donde accedieron a mis cuentas, son de propiedad de un sujeto de 67 años, ingeniero comercial (de la USACH), dueño de una empresa de informática, domiciliado en la calle Pontevedra de comuna de La Reina y que el hackeo salió de la calle Fidel Oteiza en Providencia. Este sujeto, como verás se encuentra plenamente identificado e insólitamente ha sido llamado a declarar por la PDI como ¡testigo! O sea, se determina que desde sus dispositivos e IPs entra a mis cuentas, las hackea, y en la denuncia, en lugar de ser investigado e imputado por el delito de sabotaje y espionaje informático (Ley 19.223), es citado como testigo. ¡Insólito!
…
Los hackeos de mis teléfonos, de todas mis cuentas, las llamadas insistentes con números de procedencias de diferentes lugares del mundo, a toda hora y a todo mi entorno familiar y afectivo apuntan a este sujeto. Insisto, y, aun así, aparece en la investigación como “testigo”.
¿Y esta línea parece estar estancada pese a todo lo descubierto… ¿Por qué no se ha avanzado más?
Porque lisa y llanamente la policía no ha realizado su trabajo. ¡En cualquier país del mundo estos (presuntos) delincuentes debieran estar en la cárcel!; y acá no solo están libres, sino que siguen hostigándome bajo total impunidad. Y es evidente que esta parte del caso es clave, porque es la punta del hilo que hay que tirar para descubrir y castigar a quién o quiénes está o están detrás de todo esto. Sabemos que si a estos delincuentes y sicarios se les aprieta un poco entregan hasta su madre.
Sabemos, además, que has llegado a temer por tu vida y que has sido, recientemente, víctima de un atropello. ¡Un cuasi delito de homicidio en toda regla! ¿Qué medidas has adoptado frente a la gravedad de este asunto?
¡Efectivamente! Sin ir más lejos, en el contexto de presentar esta demanda fui objeto de un extraño accidente: fui atropellado por el conductor de un vehículo que, luego, se dio a la fuga. Hemos presentado la denuncia porque fue, claramente, un hecho intencional y así lo acreditan los innumerables testigos que presenciaron el hecho; cuestión que quedará ratificada cuando nos entreguen las cintas de las cámaras que ya hemos solicitado. Igualmente, hemos solicitado medidas tendientes a resguardar mi integridad física y ¡seguimos a la espera!
¿Qué nos puedes decir respecto de la (aparente) indiferencia y el silencio (cómplice) de los medios de comunicación en general y del medio teatral, en concreto, respecto de este caso?
Un hecho que lo ilustra todo. Cuando empezó este caso había un periodista de The Clinic que cubría todos los entretelones del caso con mucho entusiasmo, porque me decía que publicar sobre él le otorgaba cientos de likes. De un día para otro dejó de interesarse en este tema. Le llamé un día y le conté de los seguimientos, le restó importancia y me dijo que me estaban haciendo algo que llamó “como marcación japonesa” y que no me preocupara… ¡Hoy trabaja en Canal 13!
¡Otra coincidencia!
Si googleas esos artículos que él hacía, hoy aparecen firmados “Por The Clinic”. Ha desaparecido el nombre de este periodista en relación con ese medio y este caso. ¡Más coincidencias!
Es evidente que la impunidad indica indiferencia, cobardía y otros intereses que les impiden entrar en el tema. Como decía Redolés, “Nadie se va a meter en gueás por el Gaete”. ¡Jajaja…! ¡Muy típico de Chile!
¡Jajaja…! Algo parecido, en este país el individualismo campea a sus anchas y a nadie le importa lo que le ocurra al otro. En el medio teatral sucede, lamentablemente, con más énfasis.
Un medio endogámico y de camarillas… ¡Cada cual se rasca con sus propias uñas!
Mis colegas de los sindicatos, por ejemplo, están dirigidos por gente que tiene (o pretende tener) estrechas relaciones con Canal 13; además, hay gente que tiene una íntima amistad con una conocida actriz, que fue de “testigo” en este caso en favor de Canal 13, que cometió perjurio, porque mintió todo el tiempo. ¡Y todo el mundo sabe que ella es mujer de confianza del demandado y responsable del Canal 13, Max Luksic!
…
Los demás directivos de SIDARTE que prometieron apoyarme son penosos. Me decían, cuando salgan las pruebas, te apoyamos; luego, cuando pongas la querella; luego, cuando empiece el juicio; más tarde, cuando salga condena juicio, etc.… La cuestión es que nunca hubo una sola declaración de apoyo. Es obvio, en muchos casos estamos hablando, además, de gente desconocida que tiene la ilusión de que les llamen para una teleserie. ¡Pobre gente! ¡Me dan pena por mediocres y por cobardes!
Y más preguntas que uno se hace… ¿Y todo esto por un simple plagio?
La respuesta es fácil, se trata de un caso emblemático y que puede sentar precedente; porque en este medio se han cagado a mucha gente con los derechos de autor, y permitir un triunfo y una condena por plagio puede abrir la caja de pandora…
Por otro lado, no es de extrañar la soberbia y prepotencia con que pueden llegar a reaccionar los poderosos cuando son desafiados.
Efectivamente, además, sabemos que quien está detrás de todo esto, en defensa de Sergio Díaz Mora, es quien -seguramente- le debe muchos favores a este señor y algunos no muy edificantes que digamos. Les remito al libro Impunidad Diplomática y lo dejo ahí porque esto aun lo estamos investigando y acumulando pruebas. Lo haremos público llegado el momento.
¡A buen entendedor, pocas palabras!
No olvidemos que el libro Impunidad Diplomática (1993) del periodista Francisco Martorell, se acusaba al embajador argentino de entonces (Oscar Spinoza Melo) de extorsionar a importantes personalidades de la política y el empresariado chileno, luego de participar en sus licenciosas fiestusas, regadas con sexo, drogas y rock and roll. El mismo día en que debía aparecer el libro, Adrónico Luksic presentó un recurso ante la Corte de Apelaciones de Santiago, quien dictó orden de no innovar y el libro fue censurado. Prohibición que se perpetuó hasta nuestros días dado que su autor perdió su apelación ante la Corte Suprema y que luego acudiera a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quien recomendó al gobierno chileno levantar el veto al libro y este no admitió tal recomendación argumentando que “no puede considerarse que una decisión independiente adoptada por el poder judicial que admite un recurso prescrito por la Constitución constituya violación de un derecho humano”.
Estamos hablando derechamente que detrás de toda esta maldad hay todo tipo de perversiones… No olvidemos que la señora Isabel Troncoso Guillen, guionista y dupla de Sergio Andrés Díaz Mora, fue, en este mismo tiempo, denunciada por acoso sexual y bullying por de alumnas de la UNIACC; quienes, además, denunciaron haber sido objeto de toda clase coacciones, de hackeos y sabotajes informáticos. ¡Otra coincidencia! Un caso que, además, actualmente está tapado en Internet, porque lo han hecho desaparecer, y que en su momento fue reporteado por El Desconcierto. Es cuestión de hacer la prueba de googlearlo y este reportaje sencillamente no aparece. Intentar obtener una foto de algunos de estos dos personajes por internet y es virtualmente imposible.
¡Otra coincidencia!
Lo cierto es que todo apunta a que detrás de toda esta trama corrupta hay gente muy muy poderosa y perversa. Capaz de “comprar” a policías, jueces y a periodistas. Y esto está pasando en el Chile de hoy y le podría ocurrir o estar ocurriendo a cualquier persona más. O bien, pueden usar esta misma trama con otros fines. Seguramente, así ocurre. Me niego a creer que solo me ha ocurrido a mí. Y por ello es porque es importante llegar hasta el final y descubrir quién está detrás de todo esto y con qué propósito. Porque hay que ser muy muy poderoso para poner en marcha una trama corrupta semejante (dotadas muchos recursos y capaz de tocar muchísimas teclas), prolongada en el tiempo, en defensa de alguien o algo y con total impunidad. E, insisto, ¿quién? y ¿por qué?
¿Y luego qué viene para adelante, después de esta demanda presentada últimamente?
Más adelante volveremos por la vía penal (criminal), ya que existen nuevas e interesantes pruebas y antecedentes que ameritan la reapertura del caso, y esta vez veo muy difícil que lo puedan tumbar.
Mantienes intacto tu sentido del humor y optimismo, tanto como tu espíritu de lucha y la convicción, ¿te sientes obligado a tener que llegar hasta el final y hasta las últimas consecuencias?
¡Así es! Es evidente que hacer todo esto, otorgándole el máximo de publicidad posible a cada una de las acciones, es, a estas alturas, para mí un verdadero escudo frente a lo que me puedan intentar hacer. No olvidemos que estamos frente a gente muy muy poderosa y (muy) mala, y debemos estar muy atentos y preparados para hacerles frente.
Al cierre de esta conversación pudimos constatar que los seguimientos y coacciones se siguen produciendo con total y absoluta impunidad en este mismo momento.
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