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viernes, 23 de noviembre de 2018

Nuestra lucha no será silenciada por las balas

Han sido muchos los que han caído durante estos años de democracia embustera creada para los ricos y no podemos, no debemos olvidarlos. Están presentes en cada bandera que levantamos, aunque a veces pareciera ser que tardamos demasiado en hacer realidad sus sueños inconclusos. En cada acción que emprendieron, en cada lucha que dieron, llevaron en sus labios y manos las palabras unidad y lucha. Levantaron banderas diversas, pudieron sostener pensamientos diferentes, pero tenían muy claro el objetivo final, que es también nuestro objetivo. Avanzar hacia la construcción de una nueva sociedad, sociedad en la que no tendrán cabida aquellos que les privaron de vivir, los que les persiguieron y reprimieron, los que le dan la espalda a nuestro pueblo y sus demandas.
Son muchos los que lucharon, luchan y lucharán por el bienestar del pueblo, los que demandan respeto y legítimos derechos, los que aspiran a vivienda, salud, educación, un medio ambiente limpio. Los que se organizan para sacar al capital derechos básicos como locomoción y colación por día trabajado, gratificación garantizada, pensiones mínimas iguales a un ingreso mínimo y tantas otras que hoy día se reflejan en muros, canciones y acción diaria y que solo avanzarán en su camino de concreción cuando contemos con millones de organizados y organizadas.
Por eso, y entendiendo que se han rendido muchos homenajes y expuesto recuerdos y testimonios queremos honrar a los que no se olvidan en los nombres de Osman Yeomans obrero metalúrgico de 23 años muerto el 26 de junio de 1990 y Daniel Menco, estudiante universitario muerto el 19 de mayo de 1999, ambos por balas disparadas por Carabineros.
En estos días un nuevo luchador engrosa la galería de las y los héroes populares y, como a los que le antecedieron en el martirio, se ha intentado confundir, desvirtuar, cuando no negar, el rol de los depredadores de uniforme. El joven mapuche Camilo Catrillanca fue asesinado a sangre fría y el modelo hizo todo lo que pudo para presentar los hechos como un hecho delictual y sin embargo no lo lograron, porque fueron miles los y las que salieron a la calle a desafiar la represión y exigir justicia para Camilo, tal y como lo hacemos y lo haremos por Alejandro Castro, Luis Araya y cada vez que se violen los derechos de nuestro pueblo.
Nuestra Central nace del hastío de lo que existe y es presentado como la nueva forma de hacer sindicalismo. Nacemos para rechazar la sumisión ante el Estado, de instrumentos ya caducos y decir que nuestra fuerza proviene y provendrá de los miles que se están organizando para decir BASTA.
Somos trabajadores conscientes, estudiantes, pobladores que buscan un futuro digno, mujeres que reclaman con fuerza justicia, igualdad y respeto, pensionados que no descansaremos hasta tener una pensión digna que nos permita valernos. Hombres y mujeres de la diversidad sexual exigiendo igualdad de derechos. Portuarios en paro, trabajadores de empresas productivas y de servicios que se organizan, presentan proyectos colectivos y hacen efectiva la huelga, futbolistas que salen de la burbuja y expresan su opinión rechazando la muerte de Camilo, miles que protestan cortando calles y haciendo sonar cacerolas, demandan acción a los que aún no se atreven a dar el paso.
Nuestra Central Clasista no se hará a un lado de este desafío y continuará haciendo todo lo que sea necesario para que los trabajadores y trabajadoras den el paso hacia la organización y tomen las banderas junto a nosotros, para construir un futuro distinto que refleje no solo nuestras aspiraciones, sino que los principios por los que ha luchado históricamente el conjunto de la clase trabajadora.
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