La abogada Mónica Araya, que encaró a encapuchados que cometían destrozos en Bandera, es hija del ex diputado Bernardo Araya y de María Flores, secuestrados por la Dina en 1976 en Valparaíso.
Una reunión con el ministro del Interior, Andrés Chadwick, para pedirle que solicite al Ejército entregar información sobre el paradero de sus padres detenidos desaparecidos, pidió la abogada Mónica Araya, que se hizo famosa luego que enfrentó a encapuchados al término de la marcha de los estudiantes de este jueves en Santiago.La mujer de 74 años, abogada de la Defensoría Popular, es hija de Bernardo Araya Zuleta (ex diputado del PC) y de María Olga Flores Barraza, quienes fueron secuestrados por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina) en 1976 y desde entonces permanecen desaparecidos.
"Yo soy hija de detenido desparecido, mi padre y mi madre están detenidos desaparecidos, con un proceso de sumario cerrado donde no voy a tener la posibilidad de tener los cuerpos sólo el cargo de aquellos que los detuvieron con homicidio calificado y también algunos de los otros que asumieron esta responsabilidad, entre ellos Manuel Contreras", relató este viernes a Canal 13.
La esperanza de la profesional es cerrar el duelo: “Yo mandé una nota al ministro Chadwick para decirle que me reciba. El 2 de abril mis padres cumplieron un año más de estar detenidos desaparecidos y como no están los cuerpos le solicito que me reciba exclusivamente para que le pregunte a los militares, a la Dina, a la CNI que estuvieron en esos momentos, qué es lo que ocurrió a mis padres”.
“Quiero que le pregunte a ellos qué es lo que va a pasar. Yo no tengo donde ir a dejar una flor a mis padres, yo creo que cualquier familiar que no están sus padres, quieren ir a dejarle una flor y yo eso es lo que quiero”, insistió.
Araya es además madre de un ejecutado político por la dictadura. "También (tengo) un hijo que me ejecutaron en la Operación Albania", comentó. Se trata de Juan Henríquez Araya, uno de los ultimados por la CNI en el operativo de la calle varas Mena, en San Joaquín.
Con toda esta historia justifica su derecho a increpar a los encapuchados: "Entonces por lo tanto se lo que es eso, yo he conversado en muchas poblaciones, nosotros los familiares salimos por años a las protestas, con rostro descubierto, nunca hicimos destrozos".
Tal como indicó anoche en otra entrevista, reiteró su compromiso con los estudiantes: "Yo quiero que esos jóvenes que ayer protestaban, que ayer estaban ahí haciendo desorden, lleguen a la universidad. Vemos que Argentina, Perú, Bolivia, tienen una educación gratuita, por qué no podemos tener educación gratuita".
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