"Las familias sufren las condiciones carcelarias
de sus hijos, hermanos, esposos. No solo en lo económico, sino sobre
todo tiene que ver con el desarraigo cultural que sufren en las actuales
condiciones carcelarias en que están, principalmente en Concepción,
Temuco y Valdivia", agregó el jesuita.
Fuente Cambio 21
El
sacerdote jesuita Carlos Bresciani, miembro de la Misión Mapuche de la
Compañía de Jesús, comparó el aislamiento que viven los presos mapuche
con los arraigos que impuso la dictadura de Pinochet contra los presos
políticos, por ejemplo, en Isla Dawson.Fuente Cambio 21
Bresciani es uno de los cuatro firmantes de una carta titulada "Aislamiento de presos mapuche: violación a los Derechos Humanos", en los que se expone el costo cultural y económico que sufren las familias de estos detenidos al tener que viajar durante muchas horas para visitar a sus parientes.
"Instamos al Gobierno de Chile a realizar urgentemente los traslados necesarios para que ningún comunero mapuche quede aislado e impedido de mantener su arraigo cultural", expuso la misiva, que citó los casos específicos de Ramón Llanquileo y Millaray Huichalaf.
El sacerdote dijo que la situación "es parecida a lo que teníamos en dictadura con los arraigos, cuando mandaban a la gente al sur, a Isla Dawson. Era alejar a la gente de todo contacto con sus familias. Es un corte cultural muy importante".
"Las familias sufren las condiciones carcelarias de sus hijos, hermanos, esposos. No solo en lo económico, sino sobre todo tiene que ver con el desarraigo cultural que sufren en las actuales condiciones carcelarias en que están, principalmente en Concepción, Temuco y Valdivia", agregó Bresciani a radio Cooperativa.
"Llanquileo estaba en el penal de Angol con sus otros hermanos mapuches en condiciones mucho más adecuadas a lo que el Estado chileno ha firmado en el convenio 169 de la OIT, en cuanto a identidad cultural. Fue detenido nuevamente y lo llevaron a la cárcel El Manzano de Concepción donde está aislado de los otros hermanos mapuches", expuso.
"Estamos ante un cuadro bien importante de falta de reconocimiento en la práctica de un pueblo. Hasta hace poco se ha hablado mucho de reconocimiento por parte de los políticos, pero en el área chica se juega el reconocimiento constitucional. Si hablamos de valorar nuestros pueblos no puede ser solamente algo folclórico, se deben respetar los Derechos Humanos del mundo indígena. Nadie está pidiendo que no haya penas", sentenció.
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