Por qué para la televisión cien encapuchados son más que 100 mil estudiantes
- Pedro Santander
- Periodista. Director de Postgrado en Comunicación PUCV.
-
- Ingentes esfuerzos, a ratos desesperantes y lastimeros realizaban en
vivo dos periodistas-rostros de CNN Chile tratando de responder al twitt
de Gabriel Boric, ex presidente de la Fech, por la cobertura que los
canales de televisión dieron a las manifestaciones estudiantiles de este
miércoles. “Es indignante la cobertura de la prensa. Si hay 100 mil
marchando pacifica% y 100 capuchas, cubren en 90% del tiempo destrozos y
un 10% marcha”, twitteaba Boric.
Las conductoras de CNN Chile recogieron el guante, leyeron el twitt y
trataron, en vivo, de explicar ese evidente y permanente desbalance que
los canales chilenos suelen mostrar al enfatizar los actos violentos de
pocos por encima de las acciones pacíficas de muchos. Las respuestas de
las conductoras resultaban forzadas, eran meras descripciones y se
centraban, sobre todo, en dar cuenta, gracias a cámaras fijas de las
Unidad Operativas de Control del Tránsito, de los daños a un paradero
del Transantiago (“que sirve a muchos chilenos cada mañana y los protege
de las lluvias”) que en ese momento estaba siendo destrozado por
encapuchados (“que por algo se encapuchan, eso es evidente”).
Pero claro, describir una situación no es explicarla, y el
pseudo-análisis de las periodistas no lograba salir del nivel
descriptivo de la situación, ni menos pasar a un nivel explicativo que
permitiera entender lo que Boric
alega: por qué tanta cobertura a tan pocos y tan poca cobertura a tantos.
En las rutinas de producción de la noticia la opcionalidad existe, al
menos potencialmente; es decir, es perfectamente posible para la prensa
elegir a quién dar más cobertura, no hay una imposición autoritaria,
una coerción directa, dictatorial y previa, ya no opera DINACOS y el
tiro de cámara puede centrarse tanto en el 90% de los manifestantes como
en el 10% de los encapuchados, eso es una opción. La sala de redacción
periodística no tiene una reglamentación o un acuerdo previo colectivo
que norme la naturaleza de la cobertura en el sentido señalado.
Lo que sí existe en las rutinas periodísticas es la necesidad de
seleccionar y la de encuadrar. Claro, hay que seleccionar entre todos
los acontecimientos que ocurren aquellos acerca de los que se va a
informar y una vez hecha esa selección, los periodistas deben optar por
el encuadre que le darán a dicha información. Esa operación de encuadrar
consiste en concentrar la atención en ciertos aspectos y no en otros.
Se organizan así los acontecimientos de acuerdo a reglas de
relevancia/irrelevancia y, de paso, se incide en la percepción del
espectador.
Efectivamente, esas operaciones de seleccionar y encuadrar son
obligatorias, pero qué se considera relevante o irrelevante es una
decisión editorial y una opción personal del profesional, sobre todo
cuando se está “en vivo y en directo”.
¿Por qué entonces se valoran mayoritariamente los acontecimientos del
modo que Boric critica? Porque ante la ausencia de reflexión crítica en
la rutina profesional, la escala de valor a la que se acude y que se
aplica para guiar el encuadre periodístico es la de la ideología
dominante. Y esa es la ideología neoliberal, la misma que valora más la
propiedad privada que los derechos sociales. Por lo tanto, que pocos
destruyan propiedad privada es más noticioso a que muchos reclamen
pacíficamente por derechos sociales. El valor de la propiedad es un
valor sagrado, jurídicamente fundamental, y esencial para la ideología
dominante, no en vano somos el único país del mundo que ha privatizado
su agua, la de riego, la sus ríos y sus mares.
De este modo, el criterio editorial, la selección, el encuadre
noticioso y la valoración informativa sigue lineamientos ideológicos
que, en la mayoría de los casos operan de manera no consciente, de lo
contrario, las conductoras de CNN Chile hubieran sabido explicar por qué
hacen lo que Boric les enrostra, no sólo describir lo que estaban
haciendo. Así las cosas, la coerción que existe es la ideológica,
ninguna otra, superada esa, otro enfoque de la noticia, otras preguntas y
otra escala de valor sería posible.
Soy profesor universitario, mis alumnos y alumnas terminan la carrera
con una deuda promedio de 8 millones de pesos sobre sus espaldas; ¿qué
es más violento, condenar a miles de estudiante a adquirir una deuda de
ese tamaño por educarse o que algunos tontitos rompan paraderos? Para
las noticias de televisión, igual que para la ideología de la propiedad
privada las cosas están claras.
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