Carabineros, la prepotencia, la grosería y el atropello. Por Alfredo Peña, periodista

Este martes, antes del partido de Chile y Bolivia, todo era normal y pacífico para los que acudimos al Estadio Nacional. Hasta que apareció un violento y energúmeno oficial de Carabineros que cambió el cariz de una "tranquila noche"...

Hoy hemos sido informados que la Fiscalía de Coyhaique ha determinado enviar detenido a un oficial que estaba a cargo de los "procedimientos policiales" en esa ciudad y Aysén cuando la ciudadanía de esas ciudades decidió protestar el año pasado.

La gran mayoría de las protestas en esa región fueron pacíficas. Pero Carabineros actuó como si estuviera en una guerra contra los ayseninos. Inocentes trabajadores perdieron sus ojos por balines y perdigones, mujeres fueron vejadas, jóvenes golpeados, estudiantes y dueñas de casa detenidos. Violencia desmedida y excesiva es la acusación contra Carabineros. 

Cada cierto tiempo nos encontramos con acusaciones y denuncias como estas.

Y esta vez dos periodistas de Cambio21 fueron testigos y víctimas de un energúmeno oficial que viste el uniforme verde.

Los hechos:  19.15 horas, de este martes en la calle Maratón en el Estadio Nacional. Carabineros -en un hecho inédito-  determinó que los que iban a ver el partido entre Chile y Bolivia y que  tenían entradas en el codo sur del estadio, debían ingresar por un portón más cercano a la calle Guillermo Mahn que a calle Avenida Grecia, que era lo usual. Un operativo nunca visto.

¿Que grave inconveniente produjo?: por donde ingresó la gente, están los estacionamientos de autos. Con lo cual muy pocos vehículos pudieron pasar por esa valla humana de hinchas que hacían una cola de más de dos cuadras para ingresar.

Los vehiculos con sus ocupantes, todos con entradas y periodistas con grandes credenciales entregadas por la ANFP, fueron desviados a otros lugares en la imposibilidad de estacionar.

Y aquí aparece en escena el enérgumeno policia, que creemos que está para análisis siquiátrico antes de andar en la calle con el uniforme de las carabinas cruzadas: no permitía que ningún vehiculo ingresara a otros estacionamientos dispuestos por la propia organización del estadio. Con gritos vociferantes, prepotentes y groseros insultó a periodistas -somos testigos-, a ancianos, jóvenes, mujeres que conducían sus autos para llegar al estadio.

Todos los que hemos ido al Nacional por más de 40 años sabemos que a los partidos de nuestra selección de fútbol no van violentistas ni barras bravas. Es un público familiar. De empresas que regalan entradas a sus funcionarios y funcionarias. Público que va en tranquilidad a ver un espectáculo deportivo.

Y este carabinero de apellido extranjero, francés o alemán, de unos 40 años según lucía en el parche de su uniforme, fue un lunar negro en el Estadio Nacional. Queremos denunciarlo a través de estas líneas. Según dijo, era un oficial, pero en la oscuridad de la noche y en el tumulto no alcanzamos a ver su apellido porque lo tapó con sus manos.

Sujetos como éste ("Mírame el nombre y acúsame a quien quieras...y retírate de aquí, porque si no te llevo preso" gritaba desaforado el grosero carabinero a hombres y mujeres que intentaban razonar en forma tranquila con el sujeto con aspecto de oficial, pero que no exhibía sus galones) le hacen un daño profundo a una institución que es querida por los chilenos y chilenas.

Cuando se le hizo saber que éramos pacíficos ciudadanos que pagábamos nuestros impuestos, gritó: "¡Y a mí qué me importa. Retiráte o sino te llevo preso!".

En síntesis, el grosero policia de apellido extranjero, no debería estar a cargo de un arma de fuego que la pagamos todos los chilenos, ni menos estar en la calle, supuestamente resguardando el orden público.

Debería estar en retiro de esta noble institución o derechamente en un siquiátrico para tratamiento de fobias o violencia excesiva...

Si los altos mandos se interesan en identificar a este mal funcionario, basta con revisar la lista del personal de infantería y que andaba con casco, destacado en la zona de avenida Maratón a esa hora. Se lo sugerimos para el bien de la institución.