Para encontrar el sentido en este sector de la derecha que nació en cuna de oro hay que necesariamente remontarse a los años del FIDUCIA. Movimiento que nace en las escuelas y colegios del barrio alto bajo para convertirse en los iluminados lanceros de Dios, la Familia y la Propiedad. Recorrieron Chile predicando el fin de mundo si los chilenos seguían recorriendo el camino de las justas demandas populares. En aquellos años las urgencias eran pan, trabajo y dignidad, eso tan sencillo, pero los fiducianos consideraban pecados graves que necesariamente debían llevarse al confesionario.
En el mundo bipolar de los años sesenta se hicieron anticomunistas furibundos y hasta los días actuales la UDI aún no sabe que el Muro de Berlín ya no existe, que la URSS ahora se llama Rusia. Los abuelos de la UDI llegaron más lejos aún, condenaron toda propuesta del Papa Juan XXIII y mandaron al infierno el Concilio Vaticano Segundo y muchos de los actuales líderes siguen sostienendo que la tierra es plana.
En aquellos años se levantó el Movimiento de Cristianos por la Liberación, pues bien, ellos los definieron como hijos de satán vendidos al comunismo internacional. Es inaceptable que el bajo pueblo aspire a conceptos tan básicos como la igualdad, gritaban esos jóvenes educados en colegios caros y bañados en perfume Flaño. La lucha de clases es un engendro de todos los mal nacidos, para ellos ni el pan ni el agua.
Y se atrincheraron en la Pontificia UC, eso era de esperar.
En masa llegaban los hijos de latifundistas, empresarios, los Lavin y otros reconocidos corruptos, que se volvieron locos cuando comenzaron a escuchar las palabras de un joven líder que iniciaba sus estudios en derecho: Jaime Guzmán Errázuriz. Lentamente el gremialismo, esa especie de artilugio entre secta y expresión de clase dominante con enemigos muy bien identificados, se fue perfilando como el maná necesario para la burguesía. Los trabajadores, esos eran sus enemigos, vale decir hombres que hacen casas, caminos y palacios y en muchos casos las mujeres les cuidan a sus hijos.
Jaime Guzmán se inició el FIDUCIA, sustentado esos tres principios; Tradición, Familia y Propiedad, TFP. No se extrañe que El Mercurio en aquellos años cediera gentilmente sus grandes páginas para que estos rubios, altos, bien perfumados hicieran públicas todas sus propuestas. Usaban unas enormes capas negras con una cruz bordada con letras de oro en las espaldas. Todos unos inquisidores.
En esos tiempos levantaron con mucha fuerza lo innecesario de una reforma agraria dado que aquello ponía en peligro la propiedad privada. Que inevitablemente de ser ejecutada se entregaban las condiciones para el gobierno de aquella época Eduardo Frei Montalva, era anticristiano, socialista y comunista al mismo tiempo hiciera desaparecer al país.
Los fiducianos eran los encargados de defender aquella libertad que se encontraba en un estado calamitoso. Adelante jóvenes cristianos, ustedes son los verdaderos herederos de Cristo y su fe proclamaba Jaime Guzmán Errazuriz mientras en los pasillos de los conventos los festines de los pedófilos eran el pan de cada día.
El mundo había tomado rumbos más alegres y con menos olor a naftalina.
Africa iba sumando con sus justas batallas y necesarias demandas históricas su liberación rompiendo las cadenas del colonialismo. América Latina hacía lo suyo también cuando bajaron los barbudos de Sierra Maestra estando a ochenta millas de los Estados Unidos.
Chile había iniciado su recorrido presidencial allá por el año 1952. Lento, sumando muchas derrotas pero insistiendo siempre al amparo de la clase trabajadora, de los obreros de las empresas textiles, los maestros con sus largas huelgas en pos de derechos y mejores salarios. Los valientes mineros del carbón de Lota, donde la noche es brava como cantaba Pato Manns.
Tampoco lo vieron venir decían algunos en esos años, los frecuentes parroquianos de la oligarquía en Club de La Unión.
Y llegó el venceremos con toda la esperanza puesta, los patipelaos dueños de la calle y comprometidos con ese asunto tan fundamental como empezar a construir un camino hacia una sociedad más justa. La tierra para el que la trabaja y no nos trancarán el paso.
Los gremialistas encerrados, sabiendo que en algún momento habría que ir a pedir agua como si de pobres sedientes se tratara a las puertas de los cuarteles militares, recorrido conocido. Lo habían practicado con buenos resultados en ocasiones anteriores, Escuela Santa María, Ranquil, La Coruña, Forrahue.
El país del norte metía mano y dólares a la derecha. Entregaba armas y el empresariado mendicante guardaba lágrimas para mostrársela al embajador norteamericano, entonces se colocaban de rodillas. Nixon escuchaba lo que al oído en voz baja el dueño del El Mercurio le pedía, hay que provocar un golpe militar.
Y desde 1973 aquellos jóvenes libertarios, loquillos y desaforados tuvieron su fiesta. Nunca en su vida habían soñado con tantos caramelos para ellos solos y se lanzaron todos juntos a engullirlos sin piedad, empresas, fábricas, fundos, todo lo que cayera era bueno. Cerraron los diarios, El Clarín fue confiscado y enterraron la libertad de prensa.
Cuando la dictadura quemaba vivo a los chilenos la UDI cerró sus ventanas y guardó silencio cómplice..
Los gremialistas guzmanianos habían sido alumnos en la Universidad de Chicago llegaron ansiosos para cambiarlo todo. Junto a la Biblia estaban los escritos de Milton Friedman, que según otros economistas mostraba un evidente estado de precariedad y era conocido como un mentiroso compulsivo. Pinochet que se encontraba en esos instantes en el primer peldaño de la escalera de los gorilas, fue convencido de la importancia de aquel adalid del neoliberalismo, esa conocida receta que hace a los pueblos más pobres.
Alagado y adulado en santidad y castidad por ex alumnos del Verbo Divino, Saint George, La Salle el Seminario Menor, comenzaron a pensar en un instrumento que recibiera todo el pensamiento gremialista en su estado más puro, así como también lo prístino de Guzmán Errazuriz.
La UDI fue sin lugar a duda el sector más privilegiado durante la dictadura. No dijeron nada. Jamás han reconocido la violencia ejercida por los agentes del estado, la vida con sus día pasaban muy tranquillos. Su modelo radica entre lo confesional y el populismo. Ese odio que les nace de algún lugar para instalarse en las esquinas del anticomunismo y sostener la negación de los derechos de los pueblos originarios.
Dieron forma a un partido sin tener adversarios políticos, casi todos estaban en el exilio. Era sencillamente mirar al espejo y escoger. Incontables son las evidencias entre el dictador y los líderes de la UDI casi todos actualmente vivos. Recordémoslo cuando de rodillas le entregaban un cuadro de la Virgen de lo Vásquez llevado entre Longueira, Leturia, Lavín, Coloma y Chadwick
Y no son blancas palomas.
Por Pablo Varas
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