Por: Fabiola Campillai | Publicado: 22.12.2022
Como pueblo tuvimos que pagar un alto precio por querer un país mejor. Sin ir más lejos, yo perdí mis ojos, pero también muchos jóvenes perdieron su libertad. La clase política ha intentado criminalizar a estos jóvenes y así ocultar las demandas que motivaron a la gente salir a la calle.
En estas fiestas de fin de año en donde la gran mayoría de las familias se reúnen a compartir y disfrutar, lamentablemente no estamos todos: faltan nuestros presos políticos del estallido social.
A pesar de que ya han pasado más de 3 años de la revuelta de octubre, aún existen presos del estallido en las cárceles de nuestro país. Cuando asumí como senadora, una de mis primeras gestiones fue solicitar al actual gobierno la suma urgencia para el proyecto de Amnistía. Al poco andar nos dimos cuenta que no existía un apoyo mayoritario debido a la falta de compromiso real de los senadores para la libertad de los jóvenes. A lo anterior se sumó la instrumentalización de algunos sectores con fines revanchistas contra el gobierno, por lo que el proyecto resultaba inviable para ser aprobado.
Por tanto, decidimos junto a las familias solicitar al Presidente Gabriel Boric conceder los indultos particulares, el cual considero que es un acto de humanidad y también de justicia para aquellos jóvenes que tuvieron el valor de salir a las calles para exigir un cambio.
Es por eso que mantengo la esperanza en que el gobierno conceda los indultos particulares para que nuestros jóvenes, como Felipe Santana (condenado a 7 años de cárcel solo por el hecho de quemar una banca), puedan reencontrarse con sus seres queridos. Además de ser un excelente mueblista, Felipe ha manifestado su interés de querer estudiar Derecho para defender a la gente de las injusticias.
Como pueblo tuvimos que pagar un alto precio por querer un país mejor. Sin ir más lejos, yo perdí mis ojos, pero también muchos jóvenes perdieron su libertad. La clase política ha intentado criminalizar a estos jóvenes y así ocultar las demandas que motivaron a la gente salir a la calle. Como por ejemplo Jordano Santander, quien antes de ser condenado a 7 años por el Tribunal al considerar un “ánimo homicida”, previamente participaba en las actividades de su población y en la Agrupación Cultural de Murgas y Comparsas de San Antonio.
Por último, no podemos volver a repetir el error de iniciar un proceso constituyente con los presos del estallido en las cárceles. Por tanto, hoy está en las manos del gobierno conceder los indultos particulares para que nuestros jóvenes pasen unas felices fiestas junto a sus familias.
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