Por: Elías Barticevic Cornejo | Publicado: 22.04.2023
Este viernes 21 de abril en la Universidad de Magallanes, los autores presentaron Nuestra Madre Grande, libro que obsequiaron a los y las asistentes, como una forma de aportar al rescate de la memoria de lo sucedido hace 50 años en el país. “El motor principal que nos mantuvo con ese espíritu de creación fue el instinto innato de supervivencia de aquel que sufre la brutalidad”, cuenta Marco Antonio Barticevic.
Como un homenaje a las y los compañeros con los cuales compartieron el campo de concentración de Isla Dawson, los lugares de detención y de tortura; a sus familiares, a la solidaridad, y a todos quienes ayudaron a que el manuscrito de una pieza musical saliera al exilio, a la libertad y retornase tras 50 años para ser montada, será presentado el libro Isla Dawson desde la adversidad. Cantata Nuestra Madre Grande, este viernes 21 de abril, a las 19 horas, en la Universidad de Magallanes (UMAG),
La obra, de 113 páginas, rescata el testimonio, imágenes, recuerdos y las peripecias de tres ex presos políticos magallánicos (Fernando Lanfranco, Manuel Luis Rodríguez y Marco Antonio Barticevic), que se unieron para dar vida a una obra inédita, dando cuenta de los valores, sueños y esperanzas de una época en Chile y Latinoamérica. El relato cuenta cómo se gestó la Cantata Nuestra Madre Grande, la intimidad en el campo de prisioneros de Río Chico (Isla Dawson); las relaciones con sus compañeros; y las formas que usaron para sobrevivir, luego de ser apresados en los días inmediatamente posteriores al Golpe de Estado de 1973.
Desde Santiago, Fernando Lanfranco relata que este libro “refiere a cómo, por qué y en qué contexto logramos, desde la adversidad del campo de concentración de isla Dawson y otros centros de detención y tortura en Magallanes, sobreponernos a esa prueba de la vida y de nuestra consecuencia política y humana; e intentar demostrar que en esas condiciones también es posible crear belleza, en distintas expresiones del arte, con lo que teníamos a mano, con la inteligencia de seres humanos pensantes, con la fuerza que nos ha acompañado siempre nuestra manera de pensar y actuar”.
Fernando Alejandro Lanfranco Leverton nació el 8 de agosto de 1950 en Valparaíso. Es el tercer hijo del matrimonio formado por Leandro Lanfranco y Dorothy Leverton. Hizo sus estudios primarios y secundarios en el Liceo de Hombres de Punta Arenas (hoy Liceo Luis Alberto Barrera), entre los años 1959 y 1967. La Educación Superior la efectuó en las universidades de Concepción, Técnica del Estado (UTE) de Punta Arenas (actual UMAG) y Tecnológica de Dublín (Irlanda), donde se recibió como ingeniero mecánico. Fue detenido el 10 de octubre de 1973 siendo secuestrado desde una sala de clases de la UTE. A fines de mayo de 1976, es expulsado del país para cumplir su condena en Irlanda. En 1985 es autorizado a volver a Chile; y, en julio de 1990 regresa junto a su familia estableciéndose definitivamente en la capital de la nación.
Lanfranco es quien hizo la composición musical de la obra escrita por Manuel Rodríguez. Cuenta que la música de la cantata fue compuesta mayormente en Dawson, “una vez que nos encerraban, al final de extenuantes trabajos forzados y malos tratos, siempre de noche, casi en silencio. Con la decisión ya tomada de escribir la música, fue necesario trasladar clandestinamente los documentos desde Dawson, al Estadio Fiscal, luego al regimiento Cochrane y de ahí a la cárcel pública. Allí trabajamos arduamente con Marco Antonio, con quien terminamos la cantata, hicimos la transcripción musical y la sacamos de la cárcel, con la complicidad de familiares y amigos”.
Autor de la letra
El 12 de septiembre de 1973, Manuel Luis Rodríguez fue detenido en la Comisaría de Carabineros y llevado al Regimiento Pudeto de Punta Arenas. Tras un periodo de intensos interrogatorios y torturas, fue trasladado al campo de concentración de Isla Dawson, el 21 de diciembre de 1973, donde permaneció hasta junio de 1974, siendo destinado nuevamente al Pudeto y al regimiento Cochrane, desde donde salió relegado a Bulnes, en junio de 1975.
En Dawson, entre diciembre de 1973 y febrero de 1974, Rodríguez escribió un texto poético denominado Nuestra Madre grande, una alegoría histórica y geográfica del continente americano. “Y pensaba en mi compañera Rosa allá en Punta Arenas. Algunos versos evocan la navidad cuando habla de villancicos, otros hablan de espinas en la frente; y quise traspasar todo el dolor que nosotros vivíamos en el cuerpo imaginario y ancestral de esa mujer que es nuestra América”, añade.
Rodríguez nació en Puerto Montt el 20 de mayo de 1949, hijo de Ricardo Rodríguez Cassadey, argentino, y de Rosalía Uribe, chilena, quien emigró a Punta Arenas. Manuel estudió desde 1956 en sucesivos colegios y liceos, de donde iba siendo expulsado por mala conducta: Escuela N° 1, liceos Salesiano San José y de Hombres e Instituto Superior de Comercio, en 1971.
“En aquella época yo creía que América no era sólo Estados Unidos; era todo este continente que nos acoge, que nos sustenta, toda esta enorme naturaleza de la que nacemos, donde vivimos y donde morimos. Era América entonces, una madre, la más grande madre que haya existido en la historia de la Humanidad: nuestra madre grande”, reflexiona.
Rodríguez dice que la obra habla de un continente con ideales y desafío comunes: “Soñé que América era una mujer, imaginé una futura madre, una joven mujer que ya llevaba en su seno el hijo que cambiaría el mundo y nos llevaría a todos hacia la luz, porque en la oscuridad de la prisión, la luz era la libertad. Y por eso en el canto final, el hijo que nace desde la madre y desde la tierra, sube hacia la luz, porque se encuentra y produce la libertad”.
Luego de 50 años, ver su obra montada, pronta a ser estrenada, emociona a Manuel Luis; y aclara que el texto de la cantata no habla de dolor: “solo puedes imaginar la esperanza, porque “Nuestra Madre Grande” es un canto de esperanza, cuando has vivido la desesperanza».
Instinto de sobrevivencia
Marco Antonio Barticevic Sapunar, ante la pregunta sobre cómo lograron crear ante tanta miseria humana, rápidamente responde: “Creo que el motor principal que nos mantuvo con ese espíritu de creación fue el instinto innato de supervivencia de aquel que sufre la brutalidad, del que sufre la adversidad, pero que sabe que no está solo en esa represión”.
Marco Antonio nació el 7 de junio de 1952 en Punta Arenas. Hijo de Antonio Barticevic e Inés Sapunar. Ingresa a la carrera de Contador Público y Auditor en la Sede Punta Arenas de la Universidad Técnica del Estado en marzo de 1971. El 18 de septiembre de 1973 es detenido en el Regimiento de Infantería de Marina Cochrane. Trasladado a Isla Dawson, campamento de prisioneros Río Chico, barraca Bravo, # 81, el 21 de diciembre de 1973. Pasó por los camarines del Estadio Fiscal y la Cárcel Pública de la ciudad. Fue condenado a 4 años y 61 días por un Consejo de Guerra en agosto de 1974. Acogido al Decreto 504, viaja exiliado a Yugoslavia el 20 de junio de 1976. Regresó al país el 2 de octubre de 2016.
Barticevic fue el encargado de hacer la transcripción a pentagrama de la música de la cantata Nuestra Madre Grande, entre 1974 y abril de 1976. Dice que en el libro han plasmado los hechos más significativos en la creación de la cantata, y exponen otras manifestaciones de arte y cultura que estuvieron presentes en los lugares de detención, que los ayudaron a evadirse mentalmente, a educarse y expresarse.
“Nos adueñamos del décimo segundo aniversario del Club Deportivo y Cultural de la Cárcel y preparamos un programa musical para los familiares. Organizamos campeonatos de ajedrez; confeccionamos tablas de alimentos; un manual para el estudio del idioma inglés, cuando era inminente el partir rumbo al exilio; y aprendimos a tejer”, cuenta Barticevic.
Muchas personas se han ido sumando a la producción de la cantata, que se presentará en vivo el 3 de septiembre de 2023, en el Teatro Municipal “José Bohr” de Punta Arenas, en el marco de las conmemoraciones de los 50 años del Golpe de Estado. El Municipio de Punta Arenas aportó recursos para los primeros ensayos; el Gobierno Regional de Magallanes y de la Antártica Chilena, financió la impresión del libro; y además han tenido aportes de personas y profesionales en forma anónima.
El director musical de la cantata Nuestra Madre Grande es el profesor de Música Fernando Alarcón, de la Universidad de Magallanes; ha hecho los arreglos corales. Indica que el coro está compuesto por alumnos de la carrera de Educación Musical de la UMAG e invitados especiales. Declara sentirse asombrado de que personas sean capaces de crear en condiciones tan adversas; y que la letra no exista un ánimo de venganza u odio; “eso ha sido algo impresionante”.
La presentación (este viernes) contará con la participación de sus autores y la muestra de dos de los 10 temas de la cantata, interpretados por el coro dirigido por el profesor Fernando Alarcón.
A los asistentes se les obsequiará un ejemplar del libro, como una forma de contribuir a la memoria como un derecho humano, en un momento en que el país debe demostrar que ha aprendido del dolor de miles de chilenos en estos 50 años. La memoria requiere del otro.
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