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lunes, 24 de abril de 2023

OPINIÓN POLÍTICA Esperando el velorio del pinochetismo

    

Difícil entender que al cumplirse cincuenta años del abominable y criminal golpe militar desde 1990 hasta los días actuales el pinochetismo sigue estando inalterablemente presente.

El mundo ha cambiado, ya no existe el Muro de Berlín, en el mapa vemos una sola Alemania, la URSS se llama ahora Rusia, Yugoeslavia también desapareció de los atlas escolares, y Fidel está en los cielos.

La derecha chilena se aferra al añejo y gastado discurso contra la izquierda que en tiempo de elecciones les genera algún tipo de beneficio. Ese comunismo acusado de ser responsable de todos los males, esa derecha arropada en un extraño amasijo entre Escrivá de Balaguer y Guzmán. En Chile mientras en los gobiernos de la concertación no estuviera el partido comunista todo andaba bien.

La izquierda salvó a Lagos de su derrota.

Se le denominaba la izquierda extraparlamentaria a la que cada cierto tiempo le manifestaban que se harían todos los esfuerzos para cambiar el sistema binominal y volvieran al parlamento. Sectores de los marginados dieron siempre muestras de buena conducta y aceptación del modelo democrático. Todo era lento, parsimonioso, asunto delicado, agua calmas, cambios de envergadura deben esperar ciertos tiempos decían, y avanzaban en la medida de lo posible. Aun así la izquierda levantó su proyecto político, Gladys, Hirsch, Mac Neef y otros  colocaban en la mesa de los tiempos asuntos que hasta hoy no han sido resueltos y esperan. Para la concertación fueron carnada en una buena pesca de votos que duró años.

Hubo que soportar la existencia de senadores designados a quienes RN/UDI los reconocía como legítimos herederos del modelo diseñado por Guzmán y Pinochet en el más extraño artilugio democrático. Tan parecido al senado romano en los tiempos de Calígula.

La herencia del modelo instaurado por la dictadura como ensayo para los intereses de la universidad de Chicago se mantiene incólume. Friedman no cayó del cielo, fue el gremialismo quien se encargó de instalarlo. Siguen millones de chilenos llenando los bolsillos de las AFP bajo formato de ahorro obligatorio del cual se espera que pronto sea cambiado para dignidad de todos los chilenos. ISAPRES sin valor alguno. El intencionado deterioro a la educación pública. El nepotismo convertido en asunto de interés nacional. Los militares no fueron incorporados al sistema de AFP sencillamente porque significaba la pérdida de beneficios y granjerías que sólo este segmento mantiene de forma exclusiva, confirmando la regla que no todos son iguales frente a la Ley.

Necesariamente se debe dejar constancia que entre los partidos de la  concertación no existió JAMAS la voluntad de alterar el modelo. Esos acuerdos con los militares y el empresariado levantaron las banderas de crecimiento económico olvidándose de la pobreza y la agresiva desigualdad. Chile es un país que se diseñó para avanzar por dos carriles diferentes, el de la CPC/SOFOFA y los que viven de las migajas.

Todo ha sido un juego marcado y promovido por los grandes grupos económicos.

Los partidarios y las imposiciones que han ejercido siempre los empresarios  configuran el Chile actual. No fue casual que hasta hace algunos años este país se enterara que a los parlamentarios era posible comprarlos, ellos se vendían. Diputados y senadores golpeando las puertas de los empresarios pidiendo dinero y a vuelta de correo haciendo el trabajo sucio en el congreso, redactando leyes donde las normas eran escritas en las oficinas de oficinas pesqueras y mineras.

Ejército y carabineros sin control. Con patente de corso.

Millones entregados por el Estado para el ejercicio de sus funciones pero que se encargaron de canalizarlos hacia bolsillos personales entre la alta oficialidad, poniendo en peligro la frágil democracia en la que habitan millones de chilenos. Segmento tratado entre algodones con beneficios inimaginables para un país donde faltan recursos para dar respuestas a necesidades apremiantes.

Hubo momentos en periodos anteriores donde el progresismo y socialistas democráticos eran mayoría en el parlamento para proponer leyes más justas y nada. Le entregaron la testera de la Cámara a los herederos de la dictadura.

En todos estos años jamás un gesto de rebeldía para alterar la injusticia, todo se bañaban en el mar de los acuerdos. Aplausos en Enade y pidiendo disculpas a los grupos económicos para hacer una tibia y negociada reforma tributaria, mientras en la Plaza Pública todo es espera constante. Un castigo invisible.

Y sucede que al levantarse el telón del teatro absurdo la principal poltrona del senado está ocupada por un coronel de la UDI, lancero de Guzmán y férreo defensor de la dictadura de quien jamás se escuchó condena por las violaciones a los derechos humanos o en defensa de la libertad de prensa. Todo lo contrario, sigue sosteniendo que los desaparecidos y asesinados fueron consecuencia de gobierno popular.

Se preguntan los chilenos la razón de la lentitud para una nueva Ley de pesca, aquel regalo que hiciera el gobierno de Piñera donde el encargado fue Longueira. Como no fue posible detectar el más absoluto fracaso de las Isapres, que hace que más de tres millones de chilenos aportaron a un sistema que sólo se encargó de amontonar beneficios. No lo vieron venir sin duda.

Los poderes fácticos gozan de buena salud. Chile un país que al pasar más de treinta años sigue sin el fundamental periodo de transición política.

Se ha visto llegar en los últimos tiempos a nuevos actores políticos nacidos al calor de la calle y con discursos en la plaza pública condenando al fuego eterno todo lo neoliberal pero con discursos enchulados. La vieja política les dobló la mano y los instaló en la foto para ser el sexto gobierno de la concertación. Será por aquello que el discurso del hombre de lentes gruesos en Guadalajara sigue vigente y lo estará por mucho.

La batalla por el Litio es AHORA un asunto país y debe ser ganada sin excusas. El Estado necesita recursos para responder a las demandas populares. El empresariado no construye escuelas ni hospitales. Y cuando las esperanzas puestas se van alejando necesariamente se deberá volver a nuevos y más creativos recorridos, profundizar los enfrentamientos. No podemos abandonar el ojo en la mira.

Este proyecto que perfectamente pudo haber instalado su programa en el movimiento popular, sus organizaciones sociales que existen en todo el país, apostó por la batalla en un poder del Estado abarrotado de pinochetistas y populistas pocas veces conocida.

Apura un golpe de timón, se debe hace el esfuerzo aunque sea ya para la última foto. Se entiende que la conducción de un gobierno sustentado en dos bloques políticamente diferentes hacen que todo se haga difícil, pero es el costo de haber abandonado la movilización social, la estrecha relación con las organizaciones sociales, en suma. La derecha y sus empresarios levantaron la bandera del miedo y reapareció entonces el humo de los acuerdos.

Mientras existan votos habrá carnada.

 

Por Pablo Varas

 

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