El crecimiento del fascismo en Europa tomó a los "expertos" por sorpresa... No conocen las causas, no saben, no opinan, no responden. Sin embargo las causas están a la vista. Hay que ser ciego para no verlas. O bien neoliberal... |
escribe Luis Casado – 06 de julio 2024En Francia la prensa comenta los resultados electorales sin arrojar la más mínima luz sobre sus causas. Se ve que estamos escasos de velas. En París -Ciudad Luz- habrá que cambiar los tapones. Los comicios europeos revelaron un inimaginable ascenso del neofascismo, mientras el centro-derecha, lugar geométrico de todas las traiciones, se reduce a su mínima expresión. La izquierda panorámica, -que va del centro-izquierda, lugar geométrico de todas las traiciones, a la izquierda en serio-, logró un muy honorable resultado convirtiéndose en una esperanza. La primera vuelta de las elecciones parlamentarias repitió -ampliándolo- ese resultado, y sume a la República en un mar de dudas hasta la celebración de la segunda vuelta este domingo. Mientras tanto, en Gran Bretaña el partido laborista derrotó ampliamente a los conservadores poniéndole fin a catorce años de gobiernos Tories. Detalle poco comentado: por primera vez los neofascistas británicos de Nigel Farage entran en el Parlamento, con cinco diputados y más de 4 millones de votos. Ominosa advertencia: cuando Emmanuel Macron fue electo presidente en mayo del 2017, en la Asamblea Nacional había apenas 8 diputados neofascistas. Mañana obtendrán más de 200 y podrían ser la primera fuerza política. ¿Cuales son las razones que explican este brutal cambio de orientación de los electores en ambos países? Curiosamente, son exactamente las mismas. En su día (1980), Margaret Thatcher afirmó que la sociedad no existe, que sólo existe el individuo, y que por ende había que terminar con el gobierno y confiarle todo al libre mercado. There is no alternative, aseguró rotunda, definitiva, indiscutida e indiscutible. Su frase devino un mantra resumido en el acrónimo TINA. La Dama de Hierro resumió su pensamiento en la brillante idea “Los servicios públicos son caca, cuestan caros y por consiguiente deben ser destruidos, para ahorrar.” Su acción terminó por provocar alguna oposición, y produjo lo que una rara especie de mamífero aún peor que los economistas -los politólogos- llama una alternancia. Así llegó Tony Blair, un laborista, un progresista, un moderado, un centro-algo, lugar geométrico de todas las traiciones, cuya primera tarea consistió en expurgar el partido laborista de sus principios fundadores. Por ejemplo la cláusula IV, redactada en el año 1918, le asignaba al partido laborista el objetivo de "garantizarle a los trabajadores manuales o intelectuales todo el fruto de su labor gracias a la propiedad colectiva de los medios de producción y al control por el pueblo de todos los sectores de la industria y los servicios." Tony Blair la remplazó por una moderna fórmula aceptable hasta por Luksic o por Angelini. De acuerdo a la nueva cláusula IV (1995) el partido laborista deviene un partido socialista democrático cuyo primer objetivo es el de crear “una economía dinámica, al servicio del interés general, en la cual el mercado y el vigor de la competición se alían a las fuerzas asociativas y cooperativas (…) para producir la riqueza que el país necesita”. Dicho en cristiano, Tony Blair continuó imperturbablemente la labor iniciada por Margaret Thatcher, que consiste en hacer más rico al riquerío, y en empobrecer aún más al pobrerío. ¿El movimiento del péndulo te dice algo? La acción de Tony Blair terminó por provocar alguna oposición, y se produjo lo que los politólogos, -rara especie de mamífero aún peor que los economistas-, llaman una alternancia. La tan cacareada alternancia, piedra angular de la democracia (¿porqué te ríes?) consiste mayormente en cambiar la marioneta, para poner en obra exactamente la misma política ultra liberal, favorable al gran capital y lesiva para las grandes mayorías. E così via... per sécula seculorum... Si lo miras con detenimiento, es lo que hizo un tal Felipe González en Expaña y, gracias a sus entremetimientos, lo mismo hace la social democracia pariente pobre de América Latina. Y un tal Milei... Nada nuevo bajo el sol: Ronald Reagan declaró en enero 1981 que no le puedes pedir soluciones al gobierno, porque el gobierno es EL problema... Milei sólo copia. Ahora, en Gran Bretaña, la alternancia, -o sea el ciclo de la traición a los intereses populares-, expulsa del poder al conservador Rishi Sunak -multimillonario británico de origen pakistaní-, para poner a Keir Starmer, abogado que sustituyó a Jeremy Corbyn en el partido laborista. Un Jeremy Corbyn condenado por ser demasiado “izquierdista”. Entre unos y otros -laboristas y conservadores- han hecho un trabajo de joyería: los servicios públicos son un desastre, las consultas médicas atrasadas (no satisfechas) ya suman más de siete millones, la educación regresó a niveles más propios del siglo XIX, y el empobrecimiento generalizado de la población produce lástima hasta en las antiguas colonias... El ascenso del fascismo en Francia -y en toda la Unión Europea- es el producto del mismo fenómeno. La derecha tradicional y la social-democracia se han turnado durante cinco décadas en la gestión del ultra liberalismo, privatizaron todo, redujeron los presupuestos de los servicios públicos, descuidaron la Salud y la Educación, le entregaron la energía, los transportes, las telecomunicaciones y hasta la seguridad... al mercado. Los resultados están a la vista. En Francia, según los propios mercaderes: “El precio del kilowatt/hora doblo en Francia desde la liberalización del mercado, pasando así de 0.1061 € en 2007 à 0.2516 € en junio 2024. Aumentó considerablemente desde la pandemia en el 2020, cuando era de 0.1546 €. Con la guerra en Ucrania explotó con tres aumentos históricos: +15% en febrero 2023, +10% en agosto 2023, +9% en febrero 2024, o sea un alza acumulada de +44% desde enero 2023.” ¡Nótese que la “liberalización del mercado” fue impuesta para que la libre competencia abaratara los precios! En Francia, mientras 8 millones de ciudadanos recurren a las ayudas alimentarias para comer, la masa de lucro distribuida por las multinacionales no para de batir récords. Y las ayudas a las grandes empresas suman cada año en torno a 250 mil millones de euros... Mientras tanto faltan 15 mil enfermeras, faltan médicos (se limitó el acceso a la carrera... ¡para ahorrar!), faltan profesores en las escuelas, etc., etc. John Mauldin, mi especulador yanqui preferido, escribía hace poco: “El viejo dicho de hacer lo mismo y esperar un resultado diferente es menos sencillo de lo que parece. A veces se necesitan varios intentos para hacerlo bien.” Dudo que algún día los privilegios del riquerío generen bienestar entre los pringaos. Llega un día en el que la masa de ciudadanos se cabrea y explota. A veces cae en la trampita que tiende el fascismo. Por eso es urgente aclarar las causas del desastre. Terminando de una vez por todas con esta desgraciada alternancia entre ultra liberales que juegan a eso de Hoy por ti, mañana por mí. Para que algún día podamos levantar una vez más las nobles consignas y los nobles objetivos del socialismo. |
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