Poder eliminar complemente los vestigios de las administraciones dictatoriales o totalitarias es un deber de todas las democracias, sin embargo, se convierte en algo difícil de poder concretar.
 
Lo anterior ocurre ya sea por las dificultades que imponen las cúpulas de poder que defienden el legado hasta pasar por los sectores ciudadanos conservadores y defensores de algunos elementos icónicos de la administración totalitaria o dictatorial.
 
En Chile se pueden encontrar excepciones, cuando organizaciones ciudadanas solicitan realizar cambios que evidencien la superación de un determinado antecedente histórico.
 
Iquique, a la vanguardia
 
La Municipalidad de Iquique aprobó cambiar el nombre de la plaza Lucía Hiriart (viudad del dictador Pinochet), luego de que la junta de vecinos Dagoberto Godoy solicitara la modificación de la denominación de este espacio recreativo, cambiándolo a “Arturo Godoy” en honor al destacado boxeador iquiqueño que por años fue vecino del sector.
 
 
Según explica La Estrella de Iquique, el concejal Matías Ramírez (PC) manifestó que “ésta fue una solicitud presentada por los vecinos que reunieron 67 firmas para obtener este cambio de nombre”.
 
El nombre se mantiene “desde la época de la dictadura, por lo cual los vecinos no estaban de acuerdo y además querían resaltar a Arturo Godoy, un destacado personaje que también fue parte de la población”, dijo. 
 
Cabe recordar que el 9 de febrero de 1940, Godoy enfrentó, por el título mundial de los pesos pesados, a Joe Louis en Estados Unidos. Hasta ese entonces nadie le había aguantado los quince asaltos al "Bombardero de Detroit". El chileno lo logró, pero perdió por fallo dividido (el juez Johnny Hote, dio ganador a Godoy). En la revancha, ese mismo año, el norteamericano derrotó al chileno en el octavo round.
 
¿Quedan otros elementos?
 
Surge la pregunta de si en el resto del país se mantienen otros lugares o monumentos recordatorios de los años de dictadura, y de ser así, ¿no es una prioridad gubernamental modificar este tipo de situaciones?
 
Cambio21 conversó con algunos representantes de diversas organizaciones para revisar nuestra situación actual y si hay una mirada de Estado frente a esto.
 
Para el destacado abogado de derechos humanos Héctor Salazar, este tipo de actos “son un saneamiento de nuestra cultura reciente que se debe hacer”, explica.
 
 
Para el abogado el reconocimiento de una persona designando un lugar con su nombre debe reflejar “la importancia de esa persona y coincidir con que se haya ganado ese privilegio. Pero no respecto a personas que no han hecho ningún aporte y que por el contrario han contribuido al odio y a la división”, añade Salazar.
 
Finalmente, al hacer un rápido recuento de lugares o monumentos que guarden relación con la dictadura el abogado apunta a “un buque de la Armada Chilena que tiene por nombre José Toribio Merino, lo que resulta a todas luces una afrenta para el pueblo chileno”, ultima Salazar.
 
Para Patricio Herman, presidente Fundación Defendamos la Ciudad, celebra la determinación del Municipio de Iquique y de los vecinos porque “esto coincide con una dinámica que lleva años desarrollándose en los países que estuvieron bajo la ideología nazi, donde no existe ningún referente con nombres o lugares”, reflexiona Herman.
 
Sobre la situación de Chile, asegura que “no deberían existir recuerdos a nombres de individuos que tuvieron el poder durante los 17 años de la dictadura en Chile. Lo que se encuentran haciendo los vecinos de Iquique es más que saludable, es algo necesario”.
 
 
Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, confesó “estar de acuerdo con este tipo de cambios pero siempre que reivindique a una sociedad, a un pueblo, a un artista o a otra cosa por el estilo”, declaró.
 
“No creo en los cambios porque sí, y en este caso eliminar el nombre de una de las mujeres que apoyó el terrorismo de Estado es algo muy bueno para los vecinos. Todo aquello que ayude a reivindicar la cultura y la memoria histórica es algo que apoyamos y valoramos”, argumentó.
 
En tanto Higinio Espergue, miembro de la Coordinación Nacional de Organizaciones Sociales de Derechos Humanos, considera que “se debe valorar lo hecho por los vecinos de Iquique, puesto que se relaciona con la memoria y la justicia”. 
 
Para el dirigente, este tipo de actos se relacionan directamente con la “dignidad de un país, ya que denominar un lugar con el nombre de alguien se espera que esa persona haya contribuido realmente para tener un país más justo y democrático”, añade.
 
“Todos aquellos lugares y monumentos que tienen nombres de personas que se relacionan con la dictadura y con el terrorismo de Estado es algo que no debería suceder nunca en nuestra historia. Espero que este tipo de actos se sigan realizando”, concluyó Espergue.