por Hernán Leighton 26 febrero, 2020
Algunos culpan a la desidia que provoca el amplio margen por el que hoy la opción Apruebo supera al rechazo en los diferentes sondeos tanto privados como públicos. Otros, a la falta de recursos en comparación con el sector político de derecha que apoya la segunda opción. Lo cierto es que, a fin de cuentas, los diferentes comandos que representan al mundo institucional en favor del Apruebo, reconocieron las insalvables diferencias al interior de la oposición que hicieron imposible alcanzar una mayor cohesión en el trabajo con miras al proceso político más importante desde el retorno a la democracia.
A las cero horas de este miércoles 26 de febrero, se dio inicio oficialmente al período de campañas con miras al plebiscito del 26 de abril, donde se definirá si se abre el proceso constituyente para escribir una nueva Constitución, y dejar atrás la firmada en 1980, o se sigue gobernando con la actual y todas sus modificaciones.
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Pero, por más tentador que pueda resultar en sectores de la oposición el que se haya abierto una puerta única en 40 años, la oportunidad no alcanzó a ser suficiente para que las diferentes facciones del sector le tomaran el peso al momento histórico que, tal como reconocieron, no es otra cosa que las reglas del juego de la sociedad chilena de los próximos 30 años, como mínimo.
Y si bien nunca existió un ánimo de fraternidad absoluta en todo el arcoíris parlamentario de la oposición, en un principio sí hubo quienes hablaron de llevar a cabo un trabajo y marca identificable en conjunto. La iniciativa, sin embargo, fracasó estrepitosamente en el preciso momento de su concepción. Más allá de ciertas coordinaciones en terreno, en las que coincidirán los comandos encabezados por el Frente Amplio (Que Chile decida), de Convergencia Progresista y el Yo Apruebo de la DC, en términos reales, las necesidades propias, la historia reciente acumulada y los cálculos menores, estuvieron por sobre la consideración colectiva, y esa es una reflexión que cruza todos los colores del sector.
Pero, más allá de quienes intentan ver el vaso medio lleno y que defienden la “diversidad” en el trabajo en pos del Apruebo, lo cierto es que existe una realidad solapada perfectamente definida por un alto representante de la Democracia Cristiana, quien reconoce que es imposible que la ciudadanía no vea desunión en el trabajo disperso del sector, ya que “es tan difícil ponerse de acuerdo en lo mínimo", que sería inalcanzable arribar a grandes acuerdos de manera colectiva. "Con un solo comando no haríamos nada”, sentencia.
El director de la Escuela de Publicidad de la UDP, Cristián Leporati, analiza la situación desde una óptica distinta. En su análisis, el problema no estriba en la dificultad de alcanzar acuerdos en un hipotético comando que agrupe a todas las miradas de la oposición. El tema, para Leporati, es más bien de carácter cultural de toda la clase política de oposición."La confusión es total, porque ellos no fueron invitados a esta fiesta, ellos llegaron después, y se dan cuenta además que no son bienvenidos. En este contexto es difícil, es una guerra cultural entre la ciudadanía y la política tradicional posdictadura. Es difícil encontrar un espacio comunicacional y una forma de posicionarse frente a un plebiscito”, sostiene.
Otra de las razones que se esgrimen para explicar la dispersión institucional de la opción Apruebo es –según fuentes internas– la falta de liderazgo, uno capaz de marcar la ruta, uno que sea escuchado. En resumen, un liderazgo convocante, que “al menos diera la impresión” de que la oposición es una alternativa real de Gobierno.
Entre los múltiples puntos de análisis para explicar por qué se llegó al inicio de la campaña del Apruebo sin una coordinación conjunta que pudiera hacer el peso a la maquinaria del Rechazo, el académico de la Usach, René Jara, le resta gravedad a la inexistencia de un comando único, ya que estima que "la ciudadanía puede percibir que hay un abanico de posibilidades más amplio que el del oficialismo". Donde sí pone la advertencia, en cambio, es en el riesgo que implica el debate instalado desde el sector oficialista. "Más peligroso me parece para la oposición la instalación del debate sobre la condena o no de la violencia. Me parece que este clivaje, si se llega a instalar al interior del Apruebo, puede ser mucho más peligroso para el éxito de esta opción el 26 de abril".
Los rencillas y los pequeños cálculos
La falta de coordinación y diferencias en el conglomerado de oposición dejó al descubierto otro flanco interno: la incapacidad de haber designado a uno o más voceros de verano que fueran capaces de hacer la bajada política y comunicacional del objetivo primario, como es imponer en la agenda las razones del Apruebo, regalando, por tanto, todo febrero a la opción Rechazo y sus múltiples brazos y tentáculos. En el caso de los secretarios generales, que llevaron a cabo la labor administrativa y de coordinación durante el período estival, ninguno de estos cultiva un alto perfil mediático, razón suficiente –sostuvieron en los partidos– para considerarse un “error vital”.
Previo a la definición de los comandos, desde Convergencia Progresista acusaron que fueron los dirigentes del Frente Amplio quienes, en primer término, se negaron a participar de un comando que abarcase hasta la Democracia Cristiana, dando por descontado a Chile Digno (PC-PRO y el PFRV). La razón, puntualizaron, fue la necesidad de reperfilamiento de un sector que sintió el fragor del estallido y que terminó con la atomización de un proyecto de mayor alcance. Aquello habría llevado al PS a desechar cualquier tipo de alianza mayor (PS-PPD-PR), pues para el timonel Álvaro Elizalde el desequilibrio de contar con una fuerza más a la izquierda, y aparecer en la foto con la DC, “huele a Concertación”, una imagen que desde la mesa del Partido Socialista no estarían dispuestos a instalar.
Otros de los factores que se sumaron a la lista, serían la dificultad y el riesgo de “desperfilamiento” que traería consigo pactar con la DC de Fuad Chahin, acotaron personeros de los tres partidos de Convergencia Progresista. La explicación que entregaron se basaría en el actuar de la falange a lo largo de los dos últimos años y en las heridas que dejó abiertas en sus pares de oposición. “Hay algunos que aún no le perdonan el sinnúmero de pactos fuera de acuerdo”, afirmaron.
A fin de cuentas, las fuentes consultadas coincidieron en que la explicación real fue la imposibilidad de ver el cuadro grande. “Cada uno optó por su negocio particular”, se sinceraron.
Pese a la sinceridad de este análisis, la jefa de bancada del PPD, Andrea Parra, disiente y opina que la dispersión en la oposición hay que desdramatizarla. “Este es el escenario con el que nos vamos a encontrar ahora y en el futuro, pero eso no quiere decir que no hay conversaciones a través de los diferentes comandos, donde hay un acuerdo de un esqueleto común”. Una mirada totalmente diferente es la de su par DC, Gabriel Silber, quien cree que “si el resultado no fuera tan predecible, estaríamos en el peor de los mundos. La división es la antesala de un mal resultado electoral”.
Para el académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, la razón tiene nombre: indisciplina, basada en los resultados de las encuestas que dan por ganador al Apruebo con un amplio margen. "Cuando el partido se siente ganado, los jugadores tienden todos a querer hacer un gol, y eso produce desorden, basado en el exceso de confianza y que tiene como consecuencia este nivel de polarización interna, que finalmente refleja lo que sucede en el país, es decir, desorden, falta de cordura y de liderazgo”.
Cuánto vale la franja
Pero esta historia no finaliza acá, pues una vez asignados los tiempos para la franja de TV que se inicia el 27 de marzo, tampoco fueron capaces de aunar criterios entre los tres partidos, por lo que prefirieron, cada uno, utilizar su tiempo respectivo. Si bien hay quienes señalan que no todos tenían una gran disposición a la generación de una marca conjunta, al interior del PS la definición habría sido de carácter meramente pragmática y economicista, ya que la determinación de ocupar su espacio correspondiente habría pasado por no querer subsidiar económicamente a sus pares de comando.
De este debate han salido diferentes voces que han intentado bajar el perfil a la real influencia que una franja televisiva tiene en momentos en que las redes sociales han irrumpido con fuerza sobre los medios tradicionales de comunicación.
Para Jara, quien advierte que los estudios acerca del efecto de la franja sobre la intención de voto son escasos, "de los datos de audiencia que se conocen, podemos concluir que la gente que ve la franja tiene una clara opción política, mientras que los indecisos parecen ser menos televidentes y estar expuestos tanto a la TV como a otros estímulos. No obstante, donde será interesante observar el impacto será en el 'buzz' o 'eco', que pueda generar la franja en redes sociales, las cuales sabemos que constituyen un medio de información intensamente utilizado".
De igual razonamiento es Leporati, quien subrayó que es irrelevante lo que hagan los comandos en la franja electoral. "Bien poco importa. En las últimas dos elecciones, los estudios demuestran que las franjas electorales solamente lo que hacen es reafirmar la intención de voto, no cambia el pensamiento ni la toma de decisiones respecto al voto. Para el que piensa distinto (…), esta no es una franja de una campaña política, esta es una franja de tipo altruista y de conciencia social. Lo que hagan los partidos políticos tiene poco de relevancia, solo dan a conocer un punto de vista homogéneo”.
Tal vez lo único, en concreto, que se verá de unidad en la oposición, será el banderazo que tendrá a las bases y dirigentes, que van desde la DC hasta el PC, en las calles durante la tarde de este miércoles. Junto a eso, se repartirán flyers con los timbres de los diferentes comandos, un último recurso para dar la impresión de un trabajo mayor conjunto por la unidad en torno a la opción Apruebo.
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