- 18 febrero 2021
El adolescente de 17 años A.J.A.A., quien fue lanzado al Río Mapocho el viernes 2 de octubre del año pasa por el ahora ex carabinero Sebastián Zamora, confesó que se encuentra profundamente afectado, desde el punto de vista físico y psicológico, por el incidente.
"Psicológicamente no me siento bien", dijo el joven al prestar declaración, el pasado 12 de enero, ante la fiscal Tania Sánchez, la comisario Valeria Hernández y el subcomisario Cristián Lizama, estos últimos, integrantes de la Brigada de Derechos Humanos de la PDI.
"Al principio quise recuperarme, pero luego comencé a darme cuenta de lo que me pasó... Lloraba todas las noches, no paraba de llorar, no salía de mi pieza ni para comer", relató el menor, según consigna El Mercurio este jueves.
"Nunca he sido una persona con achaques, pero esto me cambió totalmente: Hay gente que lo tira como broma, diciendo que soy 'el niño que se quiso bañar en el río', pero a mí me afecta demasiado", señaló, aludiendo al deplorable tuit que lanzó tras el incidente la hoy candidata a constituyente Teresa Marinovic.
"Hay gente que sabe quién soy, que me dice las cosas en broma, como para llamar la atención, pero no saben el daño que le causan a uno esos comentarios", añadió, antes de profundizar en las consecuencias físicas de la caída de altura.
"No puedo jugar a la pelota, no puedo ir al choque, no puedo andar en 'bici'. Las manos las puedo mover, pero hacer un mal movimiento me podría afectar demasiado. Sólo puedo hacer cosas livianas", explicó.
Indica que, al iniciar la declaración, los interrogadores le recordaron a A.J.A.A. la causa paralela que enfrenta, como autor de desórdenes públicos, junto con su derecho a no autoincriminarse.
En su relato de aquella tarde de 2 de octubre de 2020, el adolescente contó que llegó junto a amigos a la Plaza Italia, pero luego se separó de ellos: "Me gusta andar solo".
"Los carabineros empezaron a reprimir, (...) no dejaron que la gente se reuniera en Plaza Italia. Lanzaron agua con el 'guanaco' y lacrimógenas (...) Arranqué a calle Pío Nono y de ahí hasta el Parque Forestal, donde hicieron una encerrona y volví a arrancar hacia calle Pío Nono, cuando de repente sentí un empujón mientras corría por la vereda poniente del puente Pío Nono", explicó.
"Había un piquete de Carabineros que los vi corriendo. Me di cuenta altiro de que venían corriendo, porque empiezan a gritar. Además de mí, corría más gente. Yo iba arrancando cuando sentí que me agarran desde atrás con ambas manos por sobre mi mochila, a la altura de mis costillas, debajo de mis axilas. Sentí un empujón que me levantó y choqué con la baranda poniente del puente Pío Nono", rememora sobre el momento clave de la embestida de Sebastián Zamora, y su caída.
"Después de eso desperté en una camilla abajo del puente (en el lecho del río). Quise levantarme y no pude, porque un rescatista me dijo que no. Yo quería levantarme, pero me di cuenta de todo lo que me pasaba. Estaba tapado de sangre en la cabeza y las muñecas con cartón, ya que me estabilizaron para no poder moverlas. Cuando desperté vi dos personas, un rescatista y otro niño que al parecer es la primera persona que llegó a ayudar", explicó.
El joven relató que, tras su rescate desde el lecho del río, fue trasladado a la Clínica Santa María, a la que llegó en estado de shock, como en "otro mundo: sentí que me estaban cortando la ropa; no pude responder qué me había pasado".
Más tarde "pude ver a mi mamá, le dije que la extrañaba y le pedí que no me dejara solo".
A.J.A.A. pasó una semana hospitalizado: "Tenía un TEC (traumatismo encéfalo-craneano) cerrado que se veía en las imágenes como una mancha de sangre. En mis pulmones también tenía una mancha que, según los doctores, es por el agua que aspiré mientras estaba en el río".
El ex carabinero Sebastián Zamora, de 22 años -dado de baja luego de conocerse que omitió informar que el día del accidente portaba una cámara corporal personal-, está imputado por el delito de homicidio frustrado y permanece en prisión preventiva.
Pocos días después del incidente, en una entrevista con El Mercurio, señaló que lo ocurrido "fue un accidente, algo absolutamente involuntario".
"Jamás quise empujarlo para que cayera", aseguró, contando que en que los primeros instantes después de la tragedia sintió "angustia, desesperación" y lloró.
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