Mientras los líderes mundiales se reúnen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Egipto, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas hace un llamado a la comunidad internacional para que invierta en desarrollar la resiliencia de las comunidades vulnerables que viven en la primera línea de la crisis climática en Pakistán y otros puntos críticos climáticos.
Las inundaciones de Pakistán, que inundaron una tercera parte del país, se cobraron más de 1.700 vidas, desarraigaron a ocho millones de personas y destruyeron hogares, escuelas, centros de salud, carreteras, puentes y otras infraestructuras. Las inundaciones condenaron a familias ya vulnerables en áreas rurales y urbanas a un hambre aún más aguda, un hambre tan severa que amenaza vidas y medios de subsistencia.
“Las inundaciones en Pakistán brindan amplia evidencia de cómo la crisis climática está devastando vidas, medios de subsistencia e infraestructura. La ola de calor del verano hizo que Pakistán se convirtiera en el lugar más caluroso del planeta. El derretimiento de los glaciares y el suelo reseco conspiraron para que el monzón fuera infinitamente más devastador”, dijo Chris Kaye, Director del PMA en Pakistán.
“La triste verdad es que Pakistán y otros países en la primera línea de la crisis climática, seguirán experimentando choques climáticos más extremos y debemos preparar a las comunidades para capear la tormenta que se avecina”, agregó Kaye.
La magnitud de las pérdidas y los daños ocasionados por las inundaciones se establece en la Evaluación de las necesidades posdesastre (PDNA) dirigida por el gobierno, publicada la semana pasada, que sitúa el costo total de las inundaciones en 30.000 millones de dólares estadounidenses (US$14.900 millones en daños y US$15.200 millones en pérdidas). Los sectores de la agricultura, la alimentación, la ganadería y la pesca se vieron particularmente afectados, con millones de acres de tierras de cultivo sumergidos y más de un millón de cabezas de ganado muertas. Las preciosas existencias de alimentos y semillas, y la valiosa capa superior del suelo, fueron arrastradas, al igual que gran parte de los cultivos de algodón, caña de azúcar y arroz listos para cosechar del país, que tradicionalmente son los principales productores de exportaciones.
Las inundaciones duplicaron con creces el número de personas que necesitaban asistencia alimentaria de emergencia, llevándolo a la asombrosa cifra de 14,6 millones. Con grandes extensiones de tierras de cultivo aún bajo el agua, la temporada de siembra de trigo de otoño ahora está comprometida, lo que genera temores de una escasez significativa del grano básico del país y precios prohibitivamente altos, una perspectiva dolorosa dada la volatilidad actual de los mercados mundiales de productos básicos.
Las inundaciones en Pakistán se produjeron inmediatamente después de una severa ola de calor y sequía, que provocó temperaturas abrasadoras constantemente por encima de los 45 °C. Esto provocó un derretimiento inusualmente intenso de los glaciares del norte del país, seguido de las lluvias monzónicas más intensas registradas que culminaron en inundaciones catastróficas.
Pakistán se encuentra entre los 10 países más afectados por la crisis climática según el Índice de Riesgo Climático. Sin embargo, el país ha contribuido con menos de la mitad del uno por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que destaca la injusticia climática de esta catástrofe.
El PMA está implementando una operación de socorro vital para ayudar a millones de personas afectadas por las inundaciones en Pakistán a sobrevivir al impacto de las inundaciones. Después de haber brindado apoyo alimentario, en efectivo, nutricional y de medios de subsistencia a más de dos millones de las personas más afectadas de Pakistán hasta el momento, PMA ahora está trabajando con el gobierno y otros socios para llegar a un total de 2,7 millones de los más desfavorecidos hasta mayo del próximo año al mismo tiempo que amplía las actividades vitales de fomento de la resiliencia.
Hasta la fecha, el PMA ha obtenido solo el 31 % de los 225 millones de dólares estadounidenses necesarios hasta mayo para intervenciones cruciales de alimentación, nutrición y logística, y necesita apoyo con urgencia.
Si bien la asistencia de emergencia evita el hambre a corto plazo, la inseguridad alimentaria en Pakistán solo puede abordarse de manera significativa mediante una inversión adecuada para abordar las causas fundamentales y ayudar a desarrollar la resiliencia de las comunidades en el extremo más agudo de la crisis climática.
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