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lunes, 23 de enero de 2023

WEF: Lindas las utopías, descaradas las hipocresías, triste la realidad

    

“Los países desarrollados deberían dar el ejemplo sobre la transformación de los sistemas alimentarios al ayudar a los pequeños agricultores de los países en desarrollo con un acceso más económico al riego, los fertilizantes y los mercados”. Son las palabras de Raj Kumar Singh, Ministro de Energía Nueva y Renovable de la India en una sesión sobre “Interacción de Alimentos, Energía y Agua” en la 53ª Reunión Anual del Foro Económico Mundial (WEF). Desafortunadamente, la realidad es bien distinta, y los poderosos que discutieron en el WEF a veces muestran bien su hipocresía en sus desacuerdos.

Parece que el público todavía no pueda deshacerse de lo privado. Hablando de su experiencia como Embajador de Buena Voluntad del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el actor Idris Elba dijo que las intervenciones del FIDA muestran los sistemas que funcionan y son replicables, pero que se necesitan más asociaciones público-privadas (APP). “Los países necesitan un ministerio de sistemas alimentarios, no solo un ministerio de agricultura. Uno que se basa en políticas centradas en las personas, incentiva al sector privado para la adopción temprana de nuevos sistemas, tiene objetivos multifacéticos”.

Vietnam ya ha puesto en marcha dichas APP, dijo Tran Hong Ha, Viceprimer Ministro y Ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Vietnam. “Los agricultores de los países en desarrollo generalmente no son ricos y necesitan la asociación entre todas las partes interesadas (productores, consumidores y otros a lo largo de la cadena de valor) para contribuir con el conocimiento y compartir las ganancias”. Agregó que inevitablemente también hay fricción, y los gobiernos pueden desempeñar un papel de equilibrio para garantizar que cada sector pueda desarrollarse por completo.

Si en esos privados las cooperativas de pequeños agricultores parecen tener poco derecho a la palabra en el WEF, no es el caso de las grandes transnacionales: al proclamar que PepsiCo es “principalmente una empresa agrícola”, Ramón Laguarta, presidente y director ejecutivo de PepsiCo, Estados Unidos, dijo que su empresa se esfuerza por hacer que la agricultura sea regenerativa, sostenible y positiva para el planeta. Como propietaria de la flota privada de vehículos más grande de los Estados Unidos, PepsiCo está fabricando sus vehículos con bajas emisiones. “Tenemos hermosas marcas que tienen el poder de educar a los consumidores sobre la sustentabilidad”, dijo.

Claro, tendrán el poder de educar a los consumidores, pero, ¿a qué precio?

545 empleados fueron despedidos hace un mes en España, con bajas voluntarias y prejubilaciones, hasta con indemnizaciones superiores a las legales: todo sea por reducir empleo y mantener “las hermosas marcas”.

Sin embargo, sigue la hipocresía de Laguarta, al pedir un acuerdo internacional en el que cada país sea responsable de transformar su sistema alimentario, dijo que es imperativo poner al agricultor en el centro y asegurarse de que el agricultor gane un buen dinero utilizando menos recursos y produciendo menos emisiones de carbono.

Al enfatizar la necesidad de “hacer que la agricultura sea sexy”, Laguarta dijo que no habrá una próxima generación de agricultores a menos que los agricultores amen su profesión, se ganen la vida y continúen invirtiendo en la agricultura. “Debemos ayudar con tecnología, capacitación, financiamiento”, dijo. «Está sucediendo; es el futuro de nuestra empresa”.

Y el problema, quedan los financiamientos: los agricultores no tienen dinero suficiente para sobrevivir al hacer su trabajo. Talvez no sea porque el trabajo sea poco sexy que falta mano de obra, sino porque esta misma mano de obra se está muriendo de hambre.

De otro lado, Pepsico aumentó descaradamente el precio de sus productos hace dos semanas. Más bien que interesados a la educación de sus consumidores, parecen interesados a sus bolsillos.

Anne Beathe Tvinnereim, ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, retomando la problemática del salario de los agricultores, declaró que era absurdo que “las mismas personas que pasan hambre sean productores de alimentos”, y agregó que “ahora, con el aumento del costo de los insumos, empeorará”. Hablando del Desafío Global de Fertilizantes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, defendió la agricultura de precisión que mapea los suelos para permitir un uso óptimo de fertilizantes y agua.

Al estar de acuerdo con el ministro indio Singh en que la reducción de riesgos debería ser un elemento clave del apoyo financiero a los agricultores en los países en desarrollo, Tvinnereim dijo que Noruega ha podido usar el dinero de sus contribuyentes para atraer dinero privado. “Tenemos las tecnologías, sabemos qué hacer, pero necesitamos inversión para crear un ciclo virtuoso de inversión”.

Bien por Noruega, pero no todos los países tienen la suerte de tener bastantes contribuyentes de clase media. Y, además, según las actividades que tiene cada país, haga lo que haga, financie lo que financie, siempre pasará por el colimador de los demás países.

Es el caso de India.

Hoy en día India está proporcionando millones de bombas de agua solares a los agricultores y pronto producirá suficiente amoníaco verde para detener las importaciones de fertilizantes a base de amoníaco, que constituyen una gran parte de sus facturas de importación. Sin embargo, los otros países parecían más bien interesados a sus importaciones de gas ruso, como si, cuando India tuvo un conflicto con su vecino del norte, Occidente hizo algo al respecto.

Lindas las utopías, descaradas las hipocresías, triste la realidad.

 

Elena Rusca, Ginebra, 22.01.2023

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