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martes, 6 de octubre de 2009

Presidenta Bachelet condecora a sacerdote Mariano Puga


El religioso, quien participó en varias huelgas de hambre cuando se descubrieron los primeros lugares donde habían enterrado a desaparecidos de la represión del régimen militar, estuvo detenido durante tres semanas en el campo de concentración Villa Grimaldi, un centro de torturas de la dictadura por donde pasaron 4.500 detenidos de los que 226 desaparecieron.



La presidenta Michelle Bachelet entregó este martes la condecoración Alberto Hurtado "Héroe de la paz 2009" al padre Mariano Puga, un sacerdote que ha dedicado su vida a los más pobres y postergados de Chile.Cientos de personas ovacionaron con aplausos y cánticos al religioso durante el recibimiento del galardón en una ceremonia en el salón de honor del ex Congreso Nacional.Mariano Puga, quien se definió asimismo como un "cura obrero", agradeció la condecoración a la presidenta con un emotivo abrazo y dedicó el premio al pueblo.El jesuita Fernando Montes, rector de la Universidad Alberto Hurtado, institución que otorga la condecoración, señaló que el jurado decidió entregar la medalla a Mariano Puga como reconocimiento por su aportación al pueblo chileno en tiempos difíciles y por ser un sacerdote cercano, amante de los pobres y defensor de los derechos humanos.A la ceremonia acudieron el anterior condecorado con la medalla "Héroe de la paz", el ex presidente Patricio Aylwin y familiares de detenidos desaparecidos como Marta Veda, quien quiso agradecer al sacerdote por haberles escondido y acogido cuando sus vidas corrieron peligro durante la dictadura militar de Augusto Pinochet.Mariano Puga, sacerdote procedente de la clase alta de Chile, ha dedicado toda su vida a los más pobres viviendo junto a ellos en poblaciones humildes.Puga lideró una resistencia pacífica contra la dictadura protegiendo a los perseguidos y denunciando los lugares de tortura de los servicios secretos.El sacerdote, quien participó en varias huelgas de hambre cuando se descubrieron los primeros lugares donde habían enterrado a desaparecidos de la represión del régimen militar, estuvo detenido durante tres semanas en el campo de concentración Villa Grimaldi, un centro de torturas de la dictadura por donde pasaron 4.500 detenidos de los que 226 desaparecieron.Puga, que acudió a la ceremonia vestido con el atuendo sencillo que utiliza habitualmente, se emocionó al recordar todas las situaciones crueles y humillantes que ha presenciado en su vida y se preguntó que hacer con el galardón, a lo que una persona del público respondió: "Lo regalará, porque todo lo que tiene lo regala".De oficio pintor de brocha gorda, Mariano Puga, que en su adolescencia fue cadete de la Escuela Militar, obtuvo tras salir de prisión una audiencia con el propio Pinochet, a la que llegó "después de haber orado mucho", pensando que tal vez lograría cambiar su actitud, recordó en una reciente entrevista."Le dije que la Escuela Militar me había enseñado que las órdenes de los superiores no se discuten. Que yo militaba a las órdenes de Jesucristo y que Él decía que todo lo que se le hace a un ser humano se le está haciendo a Él", relató"Si yo callara -le dije- de las torturas que presencié en Villa Grimaldi, de los desaparecidos, de los pobres que se mueren en la miseria, Cristo me diría, tal como dice el Evangelio, que me apartara de Él. Prefiero que me siga tomando preso a ser maldecido por Jesucristo", añadió.Pinochet respondió: "Mariano, si yo estuviera en su lugar haría lo mismo", lo que hizo pensar al sacerdote que Pinochet se estaba convirtiendo, "pero, acto seguido, dijo con un tono duro y seco" que si él (Puga) estuviera en su lugar "tendría que tomar las mismas medidas para gobernar".Al final de la entrevista, Pinochet le pidió que se fuera del país por unos meses, y él viajó a Perú, donde trabajó dos meses en unas barriadas de Lima."Cuando volví me preguntó: '¿Cómo le fue Mariano?' Y le respondí que muy bien por esta iglesia que trataba de ser muy consecuente con Cristo, pero que me había ido muy mal por él"."'¿Cómo que mal Mariano?', me preguntó de vuelta. Le dije que mal, pues veía que las cosas seguían igual o peor, con las torturas y las muertes", recordó.Pinochet lo invitó entonces a visitarlo una vez al mes, lo que nunca ocurrió, señaló Puga.

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