Más allá de los patinazos oficiales en esta pandemia, hay asuntos gravísimos nunca resueltos que siguen ocultos bajo la alfombra

Hace sólo algunos días, en plena sesión del Senado, un parlamentario derechista, Felipe Kast, lenguajeaba muy suelto de cuerpo solicitando unidad y apoyo respecto de algunos proyectos de ley presentados por el Ejecutivo. La impetración iba dirigida a quienes se oponen a esos proyectos y, como consecuencia, al gobierno de Sebastián Piñera. Nada nuevo. En realidad, tales impetraciones derechistas resultan ser ya un clásico en estos tiempos de pandemia, pues no es misterio para nadie decir que a la derecha le incomoda la democracia. Le molesta comprobar que la gente pueda tener opinión propia. ¿Quiere ejemplos? Permítame entregarle un par de ellos.
No puede agradarle a la derecha –y a sus acólitos socialdemócratas- que la gente esté informada respecto del infame negociado que el duopolio hizo con el cobre, borrando sin vergüenza alguna la ley respectiva, aquella que fue aprobada por unanimidad en el Congreso Nacional el año 1971. El objetivo de los derechistas y de sus acólitos socialdemócratas (PS, PDC, PPD, PRSD) siempre ha sido privilegiar el saqueo de los recursos naturales del país y entregarlos a manos privadas. El cobre es, tal vez, el mejor ejemplo de ello. Intentando tapar el sol con un dedo, esos políticos duopólicos manifiestan sin siquiera ruborizarse que el cobre, en manos privadas, rinde muchos más ingresos al país que bajo la administración del estado. La mentira y la traición están a la vista.
¿Cuántos millones de dólares se han llevado las empresas mineras en los últimos veinte años sin pagar los debidos impuestos y el royalty? La cifra parece exagerada, pero es real. Doscientos veintinueve mil millones de dólares (US$ 229.000. 000.000).  Esas empresas explotan más de los dos tercios (el 78%) del cobre existente en el país, y aportan al Estado chileno sólo un tercio del recurso cobre. Codelco, en cambio, explota el 28% del cobre anualmente, y aunque mal administrado, aporta al Estado dos tercios de ese mismo recurso. Y a este verdadero robo en descampado  que el estado permite a las mineras privadas, ‘legal’ a fuerza de corruptelas que carcomen a políticos y gobiernos, hay que agregar dos puntos que a juicio de muchos investigadores resultan tanto o más relevantes que los anteriores.
  1. Las mineras en manos privadas transportan al exterior todo el material que extraen, lo que significa entonces llevar, junto al cobre, elementos como el molibdeno, por los cuales esas empresas no pagan un solo dólar en impuestos y ni siquiera cuentan con autorización legal para extraerlos y comercializarlos.
  2. Llama la atención (negativamente, por cierto) que tales empresas particulares hagan el refinado del cobre fuera de Chile, lo cual resta la posibilidad de dar trabajo a miles de personas en el país.
  3. Algunas empresas mineras ocupan más del 60% del torrente de aguas cordilleranas para sus procesos productivos, dejando a cientos de personas carentes del vital líquido no sólo en sus sembradíos, sino también en la satisfacción de necesidades tan básicas como beber agua dulce. Aún más, el porcentaje restante de las aguas que las empresas mineras no ocupan, aquel que llega a valles y hondonadas, está dramáticamente envenenado con los químicos usados por las mineras, las cuales vacían en esos torrentes el sobrante de tales procesos.
Por otra parte, regresando de nuevo a la solicitud a voz en cuello realizada por el senador Kast, uno mengua cualquier apoyo a estos gobiernos de interminable corrupción, ya que es imposible olvidar –en mi caso particular- lo escrito en febrero del año 2019. Tenga usted, señor senador, la bondad de leer lo siguiente.
* El agua está en manos de empresarios privados
  • El mar ha sido entregado a siete familias
  • Carreteras, sanitarias, electricidad, fueron entregadas por el Estado a empresarios extranjeros, así como los principales recursos naturales han sido traspasados a consorcios empresariales nacionales y extranjeros; el Estado chileno no es dueño de nada
  • Retornada la democracia el dictador que la había asesinado siguió siendo comandante en jefe del ejército y fungió como senador designado. Ese mismo dictador (responsable de miles de torturas, cientos de asesinatos y robos en descampado), apoyado, cobijado y defendido por la derecha y varios de sus acólitos DC y PPD, nunca fue juzgado. Murió en su cama, de viejo.
  • Todo lo que existe en Chile NO es de Chile, pues ha sido ‘regalado’ a empresas transnacionales y a empresarios locales
  • Hernán Larraín, colaborador y protector del jefe nazi, asesino y pederasta de la siniestra ‘Colonia Dignidad’, ha sido designado –nada menos– Ministro de ¡Justicia!
  • La policía uniformada cometió el robo más grande registrado oficialmente en la Historia del país (más de treinta mil millones de pesos)
  • El 90% de la prensa escrita pertenece a dos consorcios que están ideológicamente hermanados por su defensa de la ultraderecha económica y de los intereses de EEUU en el país
  • La ‘centro izquierda’ gobernó durante 17 años protegiendo y administrando el sistema económico de la derecha
  • La izquierda ortodoxa (PS y PC) formó parte de un gobierno que administraba el neoliberalismo salvaje creado por los ‘Chicago Boys’ y por la dictadura cívico-militar que dirigía Augusto Pinochet
  • Grandes tiendas del retail evaden pagos de impuestos y esas elevadísimas sumas de dinero son “perdonadas” por el fisco
  • Un gobierno encabezado por un mandatario derechista de apellidos Piñera-Echeñique, usa y abusa del nepotismo nominando a familiares suyos y de sus ministros en diversos cargos de gobierno. Lo hace sin pudor alguno y en el país nada ocurre (judicialmente).
  • Algunas megaempresas transnacionales pautean –e incluso ordenan– a parlamentarios para que estos aprueben leyes en beneficio de ellas, aun a riesgo de provocar grave desmedro a la sociedad civil y deteriorar severamente el medio ambiente
  • Un presidente de la república realiza un pingüe y ultra millonario negociado para él y su familia a través del dictamen del Tribunal de La Haya que le restó una significativa extensión marítima al país, pero le aportó a él mismo millones de dólares al tener acciones en una empresa pesquera peruana que trabaja principalmente en ese sector del océano Pacífico. En otra nación, ello habría sido calificado y juzgado como “traición a la patria”… pero en Chile no fue así.
Definitivamente, en Sudamérica hay un país llamado Chile donde nada es de Chile. Nada.
¿Y el senador Kast, representando a la sociedad de corruptelas mutuas (derecha y socialdemocracia), se permite impetrar el apoyo y unidad del pueblo de Chile?
No joda.

Por Arturo Alejandro Muñoz