Ha llegado el tiempo de la verdad. A la cólera inmensa de un pueblo en lucha, corona se ha invitado al baile. El sistema tanto como el virus mata y produce inquietud. Extrañamente el presidente parece tranquilo, su semblante aunque cansado, vislumbra tal vez que ya no le teme a la muerte y preferiría pasar a la posteridad con un cierto honor, digamos. La otra razón es que, paradojalmente, el virus le saca una espina de encima, al menos por un tiempo incierto. Es verdad, quien podría saltar a la palestra en defensa de su indigna excelencia.
Aun así fuese, de poco serviría porque él no ayuda en nada, ni ofrece ningún ángulo por donde tirar lineas defensivas que pudieran protegerlo del ridiculismo, de la vergüenza ajena. Al contrario, pues, él nos garantiza una amplia gama de brechas por donde irrumpe su divina inepcia, su impericia a la hora de dar respuesta al clamor popular. Es sabido que al presidente le importa un comino toda esta faramalla social. « Yo he sido elegido democráticamente por el pueblo », es su defensa imparable. Ironías de la vida, hay una pizca de lucidez en esta sentencia, y una endémica fatalidad, porque somos nosotros mismos quienes elegimos a estos personajes ; Bolsonaro, Macron, Duque, Macri, Piñera, y el mejor de todos, Trump.
No le vamos a pedir peras al Olmo, cómo podríamos pedirle sentido común a alguien que carece de eso; sería un contrasentido. De pronto, habría que comprender que El presidente y su banda, lacayos y burgueses chupasangre, oscilan en otra orbita, en la cual la cuestión social no tiene cabida. Para Ellos eso es cuchufleta, son bravuconadas de los comunistas. Extraño, porque al verlo tan campante, da a entender que estamos al frente, no de un estadista, (!qué idea!) sino de un tartufo o de un bufón. Al parecer el hombre tiene personalidad y el cuero duro, pues no se deja amedrentar por el envío de su espejo, de esas imágenes que lo retratan de cuerpo entero, gesticulando como el tony Caluga… haciendo caso omiso de sus torpezas, de su fanfarronería, de su crueldad, de su inhumanidad
Su oratoria no es de lujo, nada de fastuosidad en el hablar, pero es diáfano cuando habla de negocios. Siempre la misma entelequia: riqueza, crecimiento, democracia. Gestos teatrales, frases para el bronce, miradas sinceras, acompañan sus decires. Saca elogios y aplausos nutridos, y sinceros… de sus lacayos y allegados. Su voz se hace gutural cuando aborda la cuestión social o la equidad.
De su boca se asoman palabras fluidas pero huecas, dice dirigirse a los chilenos todos, pero está pensando en el mercado de abasto, en la especulación, en las ganancias, en las utilidades que deben producir los chilenos todos, riqueza que será distribuida solamente entre ellos todos, entre los mejores, entre los campeones, aquellos que descollan en el arte de acumular tesoros, que no trepidan en saquear al país.
Dice : En medio de esta América latina convulsionada veamos Chile : Somo un oasis con una democracia estable… miren para allá, conflictos e inseguridad, pobreza, miren para acá, todo en orden, avanzamos, crecimos, se están mejorando los salarios.
Si fuera así podríamos agregar ; somos dobles campeones de copa América, vamos por un sendero luminoso, y por eso se trabaja en orden y paz, esperando tranquilamente que algún día se ablanden corazones y se decrete el chorreo oficial. Tenemos el mejor sistema de salud del mundo,(…) una educación floreciente,(…) buenas universidades,(…) sistema de pensiones moderno y generoso,(…) ley de pesca que comienza a producir frutos (jugosos) (…) primer exportador mundial de cobre, luego será el litio, que está en « buenas manos » (…)somos un país aparte, nos miran con envidia, no cesan de copiar nuestros éxitos, le hemos enseñado como hacer una buena economía, con un nano estado, un maxi sector privado, al servicio de los… de la gente.
Obnubilado por su locura de grandeza, tal vez se cree Napoleón, se fue de paseo a Colombia, le hizo empeño por aparecer como un gran líder, al lado de otros como él, y amenazo, a la Trump : « Maduro tiene los días contados, ha reprimido salvajemente a su pueblo », sentenció. Hasta Guaido, el «presidente» fantoche, elegido por Trump, sonrió. Meses después, la realidad lo llamó a terreno, y le pasó la cuenta : ¿Quién tenía los días contados ?
Hasta ahí la sinopsis de este cuento podría ser incluso sabrosa, sino fuera que en la cruda realidad estamos al frente de un ente tenebroso que produce risa y miedo.
Al día siguiente, vuelta de carnero espectacular ; declaración de guerra en contra de un enemigo poderoso. Como en la divina comedia del paraíso pasa al infierno, como Dante parece perdido en el monte Sion. Estado de excepción, toque de queda, son las figuras que encuadran la guerra en contra de los poderosos, enemigos. Los pacos en las calles conteniendo a las hordas del mal, los militares se pasean por las ciudades con sus juguetes de guerra, los altos mandos nostálgicos de tiempos de sangre y de dolor ofrecen sus competencias ancestrales para defender al sistema.
La oposición, (democrática…), las hilachas de la izquierda, (democrática…), los ricos, (democráticos…) entran en miedo, pues, piensan que las hordas del mal pueden dejar la cagada. Entonces todos cierran filas alrededor de todos, teniendo al centro al insigne presidente, todos juntos, demócratas de todo pelaje y color se congratulan y se besan los cogotes por la hazaña, aprobando, en un gesto heroico, el pacto por la paz, como si viniesen de vencer en el campo de batalla a Atila.
Esos poderosos enemigos, según todos ellos, encarnan la anti-patria, agentes externos han venido de Cuba, Venezuela y, Rusia, se han infiltrado en el país para sembrar caos violencia y, odio ; En lo interno, la revuelta es la obra de comunistas, de delincuentes, de marxistas. Luego, nueva vuelta de carnero, ahora hacia atrás, con una voz de cordero degollado, dice, apenado : comprender a los manifestantes, que en chile, a pesar del inmenso progreso alcanzado , reducción de la pobreza del 65 al 8 %, etc. persisten, aun, algunas injusticias, que está llano al dialogo y a escucharlos y…
Esos desalmados comunistas no eran otros que esa inmensa muchedumbre armada de dignidad y valentía, que convergen hacia las grandes alamedas reclamando pan salud educación y dignidad.
Sin embargo, hablando rigurosamente se podría resumir que el presidente de todos tenía razón. Allí estalla el drama profundo, porque al afirmar esto no se trata de ninguna bravuconada, es la ley de la verdad, un panegírico a su obra en favor de todos. Es el trasfondo oculto del lenguaje, de la semántica esotérica, que protege a los canallas.
En su micro cosmos, ellos solo ven lo mas próximo, aquello muy cerca de su orbita, el resto del mundo, no lo ven o lo ven difuso o transformado. A la hora de repartir la torta, cuando hablan de todos, hablan de ellos mismos, de ese micro universo, el resto del país no existe, no les interesa, o lo ven como un miope lee la biblia en la oscuridad. Son como los pirañas, voraces, ciegos, despiadados. Todos son Ellos y nadie mas, ese es el cerrado circulo de fuego del presidente, de los burgueses, de los elegidos y de ese diez por ciento. El resto, nosotros los mas, valemos callampa y solo nos ven como brutos desguañangados
!Estamos en guerra ! Su excelencia lo dijo fuerte, de nuevo los hechos dan razón. Es una guerra antigua, la Edad Media chilena. Se trata de la guerra social de siempre, declarada en antaño por poderosos y bandidos. Poderosos chilenos aliados con potentes forasteros nos han vaciado de nuestra sustancia, como los buitres, se han comido todo y solo nos van dejando rastrojos. Pero tenemos lindos centros comerciales, excelentes clínicas, !qué educación ! aguas cristalinas, buenas auto-rutas, donde circula y manda el buen billete, y para nosotros, de nuevo callampa y oprobio.
Y llegó el virus, el otro, no aquel del capitalismo voraz que nos desangra secularmente. Covid 19 llegó en el mejor momento para el rey de la pantomima, pues infecta o afecta, sobre todo al 80%. Sin embargo el otoño del patriarca puede ser corto, la inmensa mayoría de la población, todos marxistas saqueadores y delincuentes, no están prestos a dejar las calles, no se venderán por un plato de lentejas ni por mil lucas.
La pandemia puede producir estragos, muerte y desolación. En todo caso, los dueños de la nación ya saben lo que hay que hacer. El modelo económico pasa delante de todo, es hierático e inmanente, menester es decirlo . Los hombres y mujeres que sustentan este feroz modelo, pasan después. Si habrá muchos muertos y un sufrimiento insoportable para la población, será el mal mayor, no tenemos otra, dicen ELLOS
¿Y la gente qué hará? Resignarse y morir lentamente, o continuar y defender la vida a como dé lugar.
Es la hora de juntarnos mas, de dejar de lado la paja ideológica y construir nuestro proyecto, el programa del pueblo. El levantamiento ha tenido su parte de espontaneidad, sin dejar de lado esa necesaria espontaneidad, es tiempo de estructurarlo, de hacer de él una fuerza orgánica que se plante adelante. A manera de metáfora, en las guerras un ejercito desparramado con cada sección tirando para su lado, va derecho al fracaso. En la guerra social no es lo mismo pero es igual, y es fundamental tener una coherencia de conducción, sobre este vasto movimiento insurreccional
Así evitaremos de lamentarnos con el triste: !Tanto luchar! !Tantos muertos! !Tantos mutilados! ¿Para qué.?
Malera
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