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jueves, 30 de abril de 2020

Hebe de Bonafini repasa los 43 años de la primera ronda en la plaza que se cumplen hoy

“Queda claro que la vida es lo único que vale”

“Nos duele no poder ir hoy a la plaza pero vamos a volver a la normalidad”, dice Bonafini.
“Nos duele no poder ir hoy a la plaza pero vamos a volver a la normalidad”, dice Bonafini. 
Imagen: Pablo Piovano
“Son 43 años sin faltar un solo jueves a la plaza. Así que nos duele bastante no poder ir esta vez, pero sabemos que todo va a volver a la normalidad. Hemos pasado cosas duras y las superamos”. Hebe de Bonafini habla con PáginaI12 en este aniversario particular que las Madres de Plaza de Mayo deben pasar en sus casas. Claro que la pandemia no les impide seguir construyendo memoria. Hoy la Asociación Madres de Plaza de Mayo hará una transmisión en vivo desde sus redes, que comenzará a las 15.30. Sumarán videos que recordarán especialmente a Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco, madres fundadoras que asesinó la última dictadura cívico militar. Hebe recuerda a sus compañeras de lucha, las principales consignas de Madres basadas en la defensa de la vida y cuenta cómo son sus días de aislamiento.
“En este aniversario queremos hablar de las Madres que fueron asesinadas por la Marina. Ellos nunca se arrepintieron del asesinato que cometieron, no solo contra ellas, sino también de jóvenes y dos monjas francesas”, dice Bonafini. “Las tres eran muy diferentes entre sí. Al comienzo sabíamos poco de política, pero ellas nos enseñaron. Azucena amaba la plaza y tuvo la idea de ir allí a movilizarnos. Esther era la más formada políticamente, la más revolucionaria e intelectual. Siempre nos decía que no solo había que ir a la plaza, sino también ser creativas, hacer un diario, pensar en la enseñanza. Y Mary nos mostraba la otra iglesia, la del tercer mundo. Muy diferente a aquella que nos engañaba y bendecía los vuelos de la muerte”.
Siguiendo este legado, las Madres llevaron adelante, a lo largo de sus 43 años, todo tipo de iniciativas para difundir su lucha y continuar con los sueños de sus hijos: boletines, un periódico, revistas, crearon una universidad, construyeron hospitales, escuelas, barrios, bibliotecas. En la ex Esma sostienen el Espacio Cultural Nuestros Hijos, abierto a la educación y la cultura. Se multiplicaron alrededor del mundo, con sedes en Europa, Australia y Canadá, también en muchas provincias. “Todas las madres del interior, al principio, se juntaban en casas. Pero cuando vieron que nosotras estábamos en la plaza, empezaron a salir. Las de Mendoza marchaban a las once para que las vieran las personas que iban al banco, las de Tucumán a las seis por el calor, las de Neuquén una vez por mes en la plaza central, las de La Rioja los jueves, como nosotras. Y así nos fuimos organizando”, cuenta Hebe.
La presidenta de Madres subrayó que para ella “todas las Madres siempre están presentes, incluso las que murieron”. “Juanita (Meller) fue inolvidable, Elsita (Fanti) también, por su dulzura, junto con Hebe de Mascia me acompañaban a todos lados. Mascia me decía: ‘no quiero hablar, pero te acompaño’. Estuvimos juntas en circunstancias muy difíciles, como cuando fuimos a la guerra de Yugoslavia, en 1999. Fueron siete días en los que estuvimos en medio de bombardeos”, rememora. “Ella nunca contó su historia públicamente. No podía, y sin embargo me acompañaba”, recuerda a su tocaya.
Juanita la acompañó en 1996 a México a conocer al líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el subcomandante Marcos, con quien intercambiaron pañuelo y palicate, y a quien Hebe adoptó como hijo. “La Madres vivimos juntas toda la vida. No hay ninguna organización igual. No tenemos oficina, tenemos la Casa, donde tomamos mate, almorzamos y merendamos todos los días. Eso significa otra forma de hacer las reuniones porque debatimos hasta cuando comemos”, reflexiona.
Para Hebe, sus hijos “siempre tuvieron razón y cada vez más”. “Pasa el tiempo y más me doy cuenta que la vida es lo único que vale. Ellos decían que la vida es lo único que no se compra, y hoy el mundo se está dando cuenta de eso”, señala la luchadora. Y pone la relfexión en el contexto de la pandemia: “Lo que más importa no es la economía. Nosotras ayudamos llevando comida y ropa a las villas, en todo lo que podemos. Tenemos que ayudar al presidente porque asumió con tierra arrasada y ahora lo agarró este tsunami. Hay que ser obedientes y quedarnos en casa”.
Informe: Melisa Molina.

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