Se ha ido uno de los personajes más característicos de lo antidemocrática que ha sido siempre la derecha.
Eduardo Contreras. Abogado. 20/04/2020. Fue en un programa de televisión del año 1973 en que el dirigente político derechista, Sergio Onofre Jarpa, que fuese presidente del Partido Nacional (PN), incapaz de defender sus ideas con argumentos, se levantó de su asiento y amenazó y trató de agredir a Orlando Millas Correa, diputado y dirigente del Partido Comunista (PC) que argumentaba en favor del gobierno del Presidente Allende y la Unidad Popular. Imágenes inolvidables, que dan cuenta del tiempo que se vivía, un símbolo de la época y de lo que ha sido realmente la derecha chilena y el personaje en cuestión.
Hoy la prensa informa del fallecimiento de Jarpa a sus 99 años. Se ha ido uno de los personajes más característicos de lo antidemocrática que ha sido siempre la derecha. El pasado de Jarpa, quien fuera nada menos que Ministro del Interior del dictador Pinochet, da cuenta de su paso por otras tiendas políticas, incluido el Agrario Laborismo, cuya tendencia y muchos de cuyos militantes dieron cuenta de una indudable cercanía con el fascismo.
Entre los políticos que apoyó en su juventud se cuenta al ex dictador, general Carlos Ibáñez del Campo. Años más tarde fue investigado por su participación en el complot llamado “de las patitas de chancho” en contra de González Videla.
Agricultor, empresario, socio del Club de la Unión, del Club de Polo y del Club de Equitación, antes del golpe del ‘73 Jarpa fue regidor y parlamentario.
En 1973, producido el golpe de Estado que este personaje de la derecha promovió y respaldó, y teniendo en cuenta que el personaje había sido toda una figura de la sedición, el dictador lo nombró de inmediato su Delegado ante Naciones Unidas y más tarde, en 1976, embajador en Colombia y en 1978 en Argentina.
Pero su mayor participación en la tiranía y que marca su presencia en el campo de los violadores de derechos humanos, fue su designación por Pinochet como su Ministro del Interior entre los años 1983 y 1985, un período de grandes jornadas de protesta del pueblo chileno y también de brutales represiones que causaron decenas de asesinados, desaparecidos y centenares de heridos. En el poder político era el número 2, inmediatamente después de Pinochet y, de consiguiente, era el número 2 de la CNI.
Precisamente por esa responsabilidad penal en los delitos de lesa humanidad perpetrados en Chile durante ese período es que el año 1999 el juez español Baltasar Garzón dictó una orden de aprehensión en su contra. Una orden jamás cumplida.
Esa y no otra es la condición y calidad del sujeto al que a estas horas mientras escribimos estas líneas un buen número de individuos le rinde honores. Honores a uno de los hombres de Pinochet, a uno de los gobernantes de la peor dictadura de la historia de Chile.
No lo olvidemos nunca. Eso y no otra cosa es la derecha chilena.
Para completar el cuadro, recordemos que Jarpa fue elegido de nuevo senador en el año 1990. Muy poco después habría de ser felicitado por el presidente Patricio Aylwin, quien le agradeció su colaboración en distintos aspectos de la gestión del nuevo gobierno.
Digamos finalmente entonces que ese cálido encuentro amistoso da cuenta de la conducta política del entonces Presidente y ratifica lo que desde sus inicios ha sido esto que han dado en llamar “transición a la democracia…”
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