Por: Sebastián Reyes | Publicado: Julio 2022
En entrevista con El Desconcierto, el subsecretario general de la Presidencia durante el período de Ricardo Lagos espera que el exmandatario baje del podio y llame finalmente a aprobar el texto constitucional, pues «no entendería otra cosa de su trayectoria política». A su juicio, el fin de la Constitución del 80 “para la izquierda ‘mayor’ es un tema existencial”.
El Golpe de Estado de 1973 y una de sus principales consecuencias que se mantiene hasta hoy, la Constitución del ’80, marcaron la vida de Gonzalo Martner y de su generación. Para personas como él —de la izquierda «mayor», como la define— el terminar con la Carta Magna de la dictadura es un tema «existencial», que va mucho más allá de cualquier contenido específico.
«Es, simplemente, la recuperación en Chile de la soberanía popular», asegura el ex MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), subrayando que el proyecto de nueva Constitución, en su mayoría, está compuesto de temas que han quedado pendientes desde 1989, año en que él mismo participó de la redacción del programa de Patricio Aylwin, el primer mandatario de Chile luego de la vuelta a la democracia.
«Hubo un proceso terriblemente largo de transición, pero que esto esté ahora en su fase final, es para la gente de mi generación una satisfacción que no se puede describir», comenta a El Desconcierto.
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Martner regresó al país a fines de 1980, justo cuando Pinochet se afianzaba en el poder con su Carta Fundamental, y se incorporó al proceso de reconstrucción y renovación de la izquierda que lideraba Ricardo Lagos. Hoy, de haber sido subsecretario general de la Presidencia durante su gobierno y de décadas de trabajo codo a codo, la figura del el exPresidente le genera sentimientos encontrados por su famosa carta, en la que si bien no tomó ninguna posición de cara al Plebiscito, dio más argumentos para rechazar que para aprobar.
Sin embargo, el economista y miembro histórico del Partido Socialista (PS) -colectividad en la que militó hasta 2016- aún no pierde la fe en que, quien alguna vez le apuntara con el dedo por televisión al dictador, llame finalmente al pueblo de Chile a terminar con su principal herencia el próximo 4 de septiembre.
Camino al plebiscito
– ¿Cuál cree que será el factor decisivo para el éxito de una u otra campaña?
Hay yo creo cuestiones que son propias de la pericia de los comunicadores, en su capacidad de generar buenas palabras clave, imágenes, emociones… Pero hay un sustrato, y eso tiene que ver con dos cosas: la situación económica en general y la popularidad del gobierno del Presidente Boric.
Ambos son factores que inciden en un Plebiscito de esta naturaleza, quiéralo o no el gobierno o la oposición, siempre va a estar vinculado a un juicio sobre lo que está ocurriendo en el país, más que la letra específica de la Constitución.
– ¿Quién cree que debería comandar o ser la figura de la campaña por el Apruebo?
Yo creo que tienen que ser múltiples figuras. Yo soy una persona que, por experiencia personal, está muy marcada por lo que ocurrió con la campaña del plebiscito del ’88. Ahí se tomó la decisión de no poner las figuras políticas, sino que figuras significativas para el grueso público.
Con el desprestigio que ha habido durante estas últimas tres décadas del mundo político, me parece que debieran ser figuras muy de la sociedad, y que expresen esta idea de la diversidad (…) Lo que sí me parece inaceptable es que la Contraloría haya determinado que el jefe del Estado, que es la figura política por esencia del país, no pueda dar su opinión ni llamar a los electores a pronunciarse respecto a una Constitución y algo tan trascendental. Esto no existe en ninguna parte del mundo, ninguna. Es atentar contra la libertad de expresión.
– ¿Cree que las encuestas que hay actualmente reflejan realmente el panorama del país con miras al Plebiscito?
Probablemente sí, pero todavía queda un mes y medio de campaña efectiva y yo creo que las cosas se van a ir clarificando. Hay una situación económica muy difícil, ya que desde junio del año pasado el Banco Central está subiendo todos los meses la tasa de interés, y al mismo tiempo está en operación una restricción presupuestaria que hace caer el gasto público en 25% en 2022 respecto a 2021. Es una política de shock que, en mi opinión, el gobierno ha tenido la suficiente energía para contrarrestar.
Entonces, todo eso genera, efectivamente, un cuadro negativo para la idea de una nueva Constitución, que está inevitablemente asociada a la Presidencia de Gabriel Boric. Y ésta ha tenido varios traspiés en su instalación, cosa que es natural por lo demás.
– ¿Qué es lo que tiene que hacer el Apruebo para remontar esta situación de la que habla?
Hay que hacer pedagogía respecto a los temores. La derecha tiene una receta muy simple y eficaz, que es la de propagar temores en la sociedad. Entonces, por los riesgos constantes en los que viven ciudadanos y ciudadanas resulta bastante fácil propagar afirmaciones falsas, que generan en la mayoría de las personas una sensación de incertidumbre.
No me extraña que en este momento haya tomado una ventaja el Rechazo. Es rechazo a lo nuevo, a algo que no sé que va a pasar, a algo que puede traducirse en inestabilidad. Es ese conjunto de tramas comunicacionales las que han provocado este efecto, pero yo confío en que la franja y los resortes de movilización vuelvan a expresarse y darle una mayoría al Apruebo.
– ¿A qué convencionales ve con más futuro en la política?
Son 154… yo no quisiera dar nombres pero me encantó el desempeño de muchas mujeres jóvenes, que van a tener mucho futuro en la política chilena. Es un contingente de mujeres bien formadas, capaces, inteligentes, que está emergiendo en la política, y yo veo 30 ó 40 que van a ser determinantes.
La ex Concertación y la confianza en Lagos
– ¿Le acomoda el slogan «Aprobar para reformar» que ha salido en algunos sectores de centro izquierda?
Cada uno aprueba para lo que quiera. Si alguien quiere aprobar para convocar después a sus fuerzas políticas, buscando aliados, buscando cambios, fantástico, si en eso consiste la democracia. Es un oxímoron. Las dictaduras son las que no cambian. Los que quieran reformar todo lo que quieran después, fantástico.
Lo que sí está claro, en cambio, es que los que dicen «rechazar para reformar» simplemente están, una vez más, tratando de pasar gato por liebre. El problema es que lo han hecho tantas veces que ahora no tienen ninguna credibilidad (…) La mayor parte de las cosas que están en el proyecto de nueva Constitución de 2022 son cuestiones que han quedado pendientes desde 1989, y que no se pudo avanzar por el veto de la derecha y porque una parte de la entonces oposición fue adhiriendo a las ideas de la derecha.
– ¿Qué opina de la carta de Lagos y las siguientes entrevistas que ha dado?
Yo tengo un problema ahí porque trabajé por décadas con Ricardo Lagos, le tengo afecto y respeto. Espero y confío que él termine llamando a votar Apruebo, no entendería otra cosa de su trayectoria política.
– ¿Y qué opina de la postura de Frei?
Bueno, Eduardo Frei apoyó el Golpe de Estado así que no me extraña. En su gobierno nunca recibió a familiares de detenidos desaparecidos, entonces no es raro para nada.
– ¿Cree que Michelle Bachelet debería tomar un rol activo en la campaña del Apruebo?
Yo creo que sí, porque ella promovió la reforma constitucional en su gobierno, ella abrió el camino. Entonces, me parece lógico que ella participe de algo que en su gobierno no se pudo concretar. Ella sería una contribución, por supuesto.
La derecha y la Reforma Tributaria
– ¿Qué le parece el enfoque de la Reforma Tributaria del gobierno de Boric de recaudar a personas y no a empresas?
Estoy totalmente de acuerdo. Las empresas tienen que tributar, porque utilizan infraestructura y el esfuerzo público para educar a las personas y mantenerlas con buena salud. Eso cuesta mucha plata y es lógico que contribuyan a los gastos públicos en elementos que son sustanciales para su actividad.
Pero, la tributación redistributiva, en un contexto de un capitalismo periférico como el chileno, que produce enormes diferencias salariales entre los ingresos como los sueldos y los ingresos del capital, se requiere redistribuciones muy fuertes. Y ellas tienen que provenir de la concentración de ingresos por parte de un grupo muy pequeño. Es un 0,01% de la población que tributa menos que el resto de los chilenos en relación a sus ingresos, eso tiene que cambiar.
– ¿Qué le parece lo que están haciendo empresarios y grandes capitales de ir donando su patrimonio?
Todas esas son transacciones que en el sistema chileno quedan registradas, y que van a ser parte del control de las elusiones que este nuevo mecanismo de la tributación de las grandes fortunas necesariamente va a tener que ir desarrollando con el tiempo.
Me preocupa más la magnitud de los activos que mantienen en el extranjero las grandes fortunas chilenas.
– ¿Cree que el gobierno logrará el acuerdo amplio que busca con la Reforma Tributaria?
No, yo creo que se va a encontrar con la tenaz oposición de los mismos de siempre. Están relativamente cerca, tanto en la Cámara como en el Senado, de obtener la mayoría, y esto no va a ser de grandes acuerdos, sino que va a ser de algunas figuras que, a lo mejor en otros temas se alinean con la oposición, pero que van a querer dar señales de sumarse al esfuerzo para disminuir las brechas distributivas en el país.
Y la derecha va a estar cuadrada, cuadradísima, en el rechazo a todos estos cambios. La derecha es la representación política de la oligarquía dominante, y por ende van a hacer lo que siempre han hecho, que es oponerse a todo esto.
Publicado: 14.07.2022
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