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jueves, 29 de agosto de 2019

Entrevista a Beatriz Betazsew

Ex prisionera en ‘Venda Sexy’: «El 95% de las que pasamos por aquí fuimos objeto de violencia política sexual»

Por Camila Sierra Madrid
Con más de 20 años de retraso y luego de la lucha que dieron organizaciones de Derechos Humanos, particularmente algunos colectivos e individualidades feministas, el año 2016 la casa de tortura Venda Sexy, ubicada en Macul, fue declarada Sitio de Memoria y Monumento Histórico en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Beatriz Betazsew, ex presa política y torturada en el subterráneo de la casa también conocida como Discoteque, denuncia en conversación con El Ciudadano, que «aquí no se ha hecho nada desde el año 90, donde tenían posibilidad de hacer algo». En ese sentido, añade que «29 años después esto ha sido profundamente modificado, alterado, cambiado y no sabemos lo que se ha ocultado».
La ex casa de tortura en la que se utilizaron perros para vejaciones sexuales, fue vendida a una inmobiliaria hace unos 30 días. Una vez declarada como Sitio de Memoria, el gobierno de Bachelet estableció un monto de alrededor de 260 millones para comprar ese inmueble, en un gesto solicitado por las agrupaciones feministas en pro de la verdad, la justicia, la reparación y la memoria.
Sin embargo, el dueño de la casa -que en ese tiempo pertenecía a una sociedad llamada Aluminio Centauro- no aceptó lo que el gobierno ofrecía, pidiendo 486 millones. Luego de varias conversaciones, Bachelet apostó por 360 millones, monto que fue rechazado nuevamente. Beatriz Batazsew es enfática en señalar que, en ese entonces, como feministas tampoco estaban de acuerdo con esa compra. «Están especulando con un Sitio de Memoria, esta es una nueva arista del mercado neoliberal», dice. 
Tres años más tarde la casa ubicada en la calle Irán #3037 en Macul fue vendida en $170 millones menos de lo ofrecido en 2016, es decir, en alrededor de 211 millones de pesos. Para la ex presa política, «aquí hay gato encerrado».
Mujeres, políticas y memoria
Chile ha firmado varios tratados internacionales que establecen la obligación del Estado en relación a verdad, justicia, memoria y reparación (uno de ellos, la Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra las Desapariciones Forzadas, por ejemplo). En ellos, se exige trabajar en leyes que posibiliten cumplir con los enunciados de manera real.
A pesar de los esfuerzos de algunos gobiernos -como el gesto de Bachelet al intentar comprar este Sitio para entregarlo a las mujeres que habían sido torturadas-, las políticas de memoria del país y lo que se ha avanzado en ellas han sido, según Batazsew, «por la presión y movilización de las organizaciones de Derechos HUmanos que buscan que exista algún tipo de reparación siquiera». 
A pocos días de haber realizado una manifestación junto a varias organizaciones feministas en el exterior de la ex casa de tortura, Bataszew declaró que en el caso particular de Venda Sexy, existe un tema que ha sido invisibilizado. «El terrorismo de Estado actuó contra el cuerpo y la sexualidad de las mujeres de una manera muy distinta que en relación a los hombres y el 95% de las compañeras que pasamos por aquí o por otros centros de tortura fuimos objeto de violencia política sexual, y eso no está en ninguna parte», advierte.
Dice, además, que hasta ahora no existe ninguna sentencia por violación o por haberla posibilitado, por vejaciones con perros amaestrados, embarazo forzado o aborto forzado, a pesar de los relatos que en más de una ocasión las víctimas han hecho. «Hay una absoluta impunidad», declara Batazsew. 
En cuanto a la experiencia de las mujeres que estuvieron detenidas y torturadas en la Venda Sexy, Beatriz manifiesta una postura clara: «Las que caímos en esta casa estábamos por un cambio radical de la sociedad, luchábamos contra la dictadura, nuestro proyecto político era el socialismo, era la transformación de las relaciones sociales de producción y de reproducción. Para nosotras esa parte es muy importante porque es la que permite construir memoria de futuro y nutrir las luchas actuales», sostiene.
Ofensiva estatal en contra la memoria
Año 2019. Secundarias detenidas obligadas a desnudarse, profesoras mojadas por el poderoso chorro del carro lanza aguas y obligadas a sacarse la ropa una vez en la comisaría. Así suman y siguen los relatos de niñas, adolescentes y mujeres adultas que retratan la violencia sexual que se vive hoy en Chile. 
Para Beatriz Batazsew, estos hechos están naturalizados. «El Poder Judicial y el Estado creen que este es un daño colateral», apunta. La ex mirista dice que «si existe esta impunidad es porque quienes ejercen esos crímenes sexuales contra nosotras son agentes del Estado. Lo fueron antes y lo son hoy». 
La precarización de la vida y la represión de la misma, son para Batazsew, una forma más de la ofensiva estatal en contra de la humanidad. «Se debe a la intención del Estado de perpetuar y profundizar el neoliberalismo», sentencia.
«El único terrorista es el Estado», profundiza la ex prisionera de Venda Sexy, quien alerta que hoy «están volviendo a reeditar lo que siempre ha pasado: el cuerpo de las mujeres es un territorio en disputa, es un territorio a conquistar, a disciplinar, a castigar y no tienen más salida que esa para profundizar el neoliberalismo».
Te invitamos a ver la entrevista completa realizada por El Ciudadano a continuación.

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