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martes, 22 de octubre de 2019

Piñera ya perdió su guerra y debe renunciar

By Pablo Varas  Octubre 22, 2019 
Piñera ya perdió su guerra y debe renunciar
Las calles demostraron una vez más que el modelo neoliberal no es perfecto, que se vive en una cosa a medio terminar, a medio construir y que Chile no es un oasis. Las cuentas deben pagarse.
Lo que por años fue siendo postergado por los diferentes gobiernos está llegando al final de su peregrinar. Incontables campañas políticas donde el mejoramiento en las condiciones de vida de los millones de chilenos sería el asunto fundamental. Nada más lejano de la realidad. La lección quedó instalada, ya se acabó sin duda las largas esperas, las tantas y tantas explicaciones de voceros de diferentes raleas.
Era predecible que los piñeiranos vociferaran, criticaran la violencia y reafirmaran  que están en una guerra contra un enemigo muy poderoso. No queda duda que existe un conflicto de inmensas proporciones, y ese es el sistema con todas sus consecuencias tan agresivas en contra de millones de chilenos que hacen su vida bajo los marcos de ingresos miserables, que no salen en la foto de la clase media  esa que tanto le gusta a Piñera y la aburrida monserga de la derecha.
En Chile hay pobreza, desigualdad, se les denomina vulnerables, y eso es cierto. Un país entero de excluidos y derechos vulnerados pero quien los ejerce es el sistema, el empresariado, banqueros y los dueños del dinero.
Los que salieron a la calle son los hijos a quienes las AFP no quieren entregarles sus dineros ahorrados por años sabiendo que estarán condenados a pobreza.
Miente Piñera cuando promete un Chile desarrollado. 
Chile transita con una institucionalidad heredada de la dictadura cuyos cambios  han sido pactados entre los binominales. Está muy lejos de sostenerse que es un país democrático. No ha habido el fundamental e indispensable proceso de transición, asunto para volver a la democracia más participativa luego de haber estado por tantos años sometido a una cruenta dictadura cívico/militar.
Nada más riesgoso que la pérdida de la soberanía. El capital foráneo es el dueño de los principales recursos naturales que actúa como depredador de lo que pertenece a todo un país.
Muy pocos creen en la clase política y es así dado el largo recorrido de corrupción y promesas incumplidas. Banqueros con patente de corso para que se haga la política que ellos quieren y a quienes la justicia no los toca con la evidente señal de que existe una grotesca impunidad con la elite del país.
Y la agricultura muestra una foto donde los grandes exportadores son los dueños del agua. Chile un país con el vital elemento privatizado y que excluye a los campesinos pequeños. Un nuevo código de agua que avanza en el parlamento con la lentitud que imponen los dueños.
A Chile le falta mucho y así el descontento lo dejó establecido.
Piñera CRIMINALIZA y esa es la única manera de poder salir arrancando. No es capaz de entregar respuestas concretas a las demandas que justamente la calle enojada reclama. Corto fue su segundo periodo piñeirano que alcanzó con una campaña del terror y tiempos mejores que eran sencillamente humo. No era el capitán planeta destinado a salvar a la humanidad mientras en Chile existen zonas de sacrificio abrazadas por la contaminación y el envenenamiento generalizado.
EVADE marca el inicio de la derrota que se hará sentir en la derecha. No está en la UDI/RN el reemplazo de Piñera. La derecha será la vencedora pero no es suficiente con un vaticinio, queda el trabajo en las plazas, en el sindicato y en las poblaciones, esas a las que el desarrollo las desconoce. El prepararse para ganar e intentar sentar las bases de un país diferente que las futuras generaciones se lo agradecerán.
Sí hay guerra. Es la miseria a la que hay que ganar, es a la exclusión a vencer, es la desigualdad el enemigo permanente. Es la batalla contra la corrupción instalada. No basta que a los banqueros ladrones se le condene con ir a estudiar. Repulsión genera que el raspado de la olla y todo un carnaval de boletas y facturas falsas sea un mal entendido. Algo así como robar un caramelo en el almacén de la esquina.
No se ha dado vuelta la hoja, no se ha pasado página a nada, queda todo pendiente. Las organizaciones sociales deben comprender y todos los que van a la calle porque es posible todo. Que el cielo puede ser tomado aunque sea nube por nube.
No puede una vez más la derecha convertir las justas demandas de millones de desesperanzados para sus tiempos mejores que no llegaron y que se esfuerzan para que finalmente la alegría llegue.
Esta jornada que aún no termina, que no llega a su fin, marca una derrota a Piñera/UDI/RN y hasta los de Punta Peuco, a todos….    

Por Pablo Varas

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