Entrevista que aparece publicada en el Semanario Cambio21

Por Alfredo Peña R.

Los cinco ministros de la Segunda Sala de la Corte Suprema tiene la misión de resolver si fue un error médico fatal -como lo determinó la Novena Sala de la Corte de Apelaciones- o una operación de eliminación física realizada por agentes de Inteligencia, condenando a penas de prisión a los implicados.

El magnicidio del presidente Eduardo Frei Montalva tendrá su hora decisiva en la Segunda Sala de la Corte Suprema. Esto, porque en las últimas horas presentaron sendos recursos de casación los abogados de la familia Frei, de la Democracia Cristiana y del Consejo de Defensa del Estado. Su objetivo es revocar la sentencia de la Novena Sala de la Corte de Santiago, que absolvió a los seis condenados por el juez Alejandro Madrid.

 El gobierno de Piñera, también querellante en la causa, tomó una polémica opción política distinta. Ordenó a sus abogados no presentar recursos, conformándose con el fallo del tribunal de alzada, “dada la contundencia” del mismo.

 Cambio21 entrevistó al periodista e investigador Benedicto Castillo Irribarra, autor del libro-reportaje “Magnicidio”, quien hizo ver su confianza en la sentencia definitiva que dictará la Corte Suprema.

Confío en la sapiencia de los cinco ministros de la Segunda Sala del máximo tribunal. Son expertos en materias penales y pondrán los hechos en su justa dimensión. Porque concuerdo con el informe del fiscal de la Corte de Apelaciones, en cuyo dictamen pide a la Novena Sala no absolver, sino que aumentar de 5 a 20 los años de presidio para los seis condenados, porque hubo una operación de eliminación física realizada por agentes de Inteligencia del Ejército, consumada el 22 enero de 1982, constituyéndose en el primer asesinato de un Presidente de la República en Chile.

¿Cuál fue el objetivo de su trabajo de investigación periodística?
 Mi trabajo apuntó a establecer si existían antecedentes de la existencia de algún complot criminal contra el trigésimo segundo Mandatario de la historia republicana del país. Los antecedentes que reuní apuntan a dos conclusiones: 1) Los autores y ejecutores son agentes de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE); 2) Las “bases del plan de eliminación” del ex Mandatario se urdieron bajo la condición de enemigo, “de amenaza para la Defensa y seguridad nacional”, desde el punto de vista de la lógica de la seguridad nacional imperante bajo la dictadura cívico militar.

¿Cómo fue su trabajo investigativo?-, preguntamos a este escritor, autor de otros cinco libros de investigación.
Durante más de tres años, a través de muchas horas de estudio de documentos históricos, diplomáticos y políticos, conocí la impresionante “ruta al pódium de los dioses” de Eduardo Nicanor Frei Montalva, su increíble vida, luminoso ideario, principales realizaciones de su gobierno y su estatura de mega líder opositor a la dictadura. Al mismo tiempo, accedí a entrevistas con agentes y policías, a oficios secretos, peritajes, expedientes reservados, fotografías inéditas y testimonios policiales y judiciales que obtuve de fuentes fidedignas, abiertas y cerradas, pero comprometidas con el trabajo de investigación. Junto con lo anterior conocí los testimonios de los actores principales y pruebas definitivas y documentales en contra de los implicados en estos hechos horrendos: Cuatro médicos y dos agentes de inteligencia vinculados a la Central Nacional de Informaciones (CNI) y a la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE)”.

Según Benedicto Castillo, Frei Montalva “fue el principal líder opositor a la dictadura cívico militar, y sobre él y su familia hubo por varios años un espionaje de 24 horas, en su casa, su oficina, sus reuniones familiares y sociales. Y, por cierto, durante los 53 días que padeció en la clínica Santa María. Los mismos espías acosaban a su familia, a los altos dirigentes de su partido Democracia Cristiana, al igual que a otros dirigentes sociales contrarios al régimen militar”.

¿Cuál fue la prueba principal reunida por el juez Madrid?
Sin duda el hallazgo de gases venenosos Talio y Mostaza en los tejidos del cadáver, por parte de científicos asignados a la investigación judicial, en lo que se constituyó en arma letal. Incluso, laboratorios europeos y norteamericanos apoyaron los resultados, tras realizar contra muestras. Aquí debo destacar lo realizado por las expertas en tanatología e inmunología Carmen Cerda y Carmen Börgel.

¿Qué errores cometieron los criminales?
El descubrimiento de los gases mortíferos fue posible gracias a la torpeza de los criminales. Frei Montalva murió a las 17:15 horas y 20 minutos  después los patólogos Helmar Rosenberg y Sergio  González Bombardiere arribaron a la pieza 205 de la clínica Santa María para arrancarle al cadáver sus principales órganos mediante la autopsia: Había que ocultar las pruebas químicas.  Pero lo que no hicieron fue abrirle el cráneo y sustraerle la masa encefálica.

A su entender ¿cuáles serían las pesquisas judiciales o policiales decisivas?
El año 2000 una fuente anónima llamó al diario La Nación, para informar que en el Departamento de Anatomía Patológica de la Universidad Católica estaba oculta la autopsia de Frei Montalva. El ingenuo editor envió a un iluso reportero, que se presentó ante la relacionadora pública Ana María Bolumburu y le pidió el documento. Esta, prima de Eliana, “Enfermera de la Muerte”), dio aviso a Sergio González Bombardieri y la respuesta fue negativa. Detrás estaba el decano, Luis Castillo, que posteriormente el presidente Piñera lo nombró subsecretario de Salud, pero posteriormente lo destituyó por el peso de los antecedentes en su contra. Junto con lo anterior, el primer trimestre de 2003, el juez Alejandro Madrid ordenó allanar el recinto, porque un patólogo amigo de la familia Frei confirmó la existencia de dicha pieza legal relevante. Así fue posible recuperar el texto de la autopsia y restos orgánicos del fallecido en cajitas plásticas (epon, se denominan).

¿Y la exhumación del cadáver?
A fines del año 2004, el juez dispuso la exhumación del cadáver. Esta pesquisa fue clave. Se hallaron tantos pocos restos en buen estado, pero intacta la masa encefálica. El trabajo de Cerda y Börgel fue sobresaliente: Tanto en los restos de las cajitas plásticas como en la masa encefálica descubrirán las sustancias mortales, con el fundamental apoyo científico y tecnológico de laboratorios extranjeros.

¿Y por qué cree usted que los tres ministros de la Novena Sala no concluyeron en el mismo sentido, es decir, que el veneno era el arma letal?
A mi parecer puede que haya influido la falta de experiencia de dichos magistrados. Porque solo uno, el señor Balmaceda, tuvo un corto período como juez del Crimen, y luego accedió a los niveles administrativos superiores de la Corte Suprema, donde llegó a desempeñarse como relato del Pleno, obteniendo como premio el nombramiento de ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago. Creo que por ello no lograron comprender el rol que juega el contexto en la investigación de crímenes cometidos por agentes del Estado o asociaciones ilícitas criminales.

¿A qué se refiere concretamente?
A que en dictadura hubo una política de exterminio de opositores al régimen cívico militar, donde existieron brigadas de eliminación con gases letales, como el gas sarín o toxinas botulínicas, que espiaban a sus víctimas y luego las atacaban con total impunidad. Por ello no es comprensible que los ministros de la Novena Sala señalen que era “normal” que el expresidente Frei Montalva fuese espiado y perseguido.  ¿Cómo va a ser normal que en un país la gente sea perseguida, como también lo fue el dirigente Tucapel Jiménez, y luego asesinado, como ocurrió con miles de personas?

Pero según el periodista los ministros también renunciaron a una facultad relevante. “Si encontraron que la investigación adolecía de vacíos o falta de determinadas pruebas relevantes pudieron haber decretado decenas de diligencias para que en estado de sumario el juez Madrid, u otro magistrado. Las hubiese practicado, despajando así las omisiones e incógnitas. Sin embargo, optaron por no valorar aspectos sustanciales de la investigación realizada por espacio de quince años”.

Por último, Castillo estima que los más graves crímenes de opositores a la dictadura “están cruzados por un mismo hilo conductor: en todos ellos actúan las brigadas de extermino -denominadas Lautaro, Purén, Mulchén, Avispa, Brigada Político-Sindical, y otras-, creadas tanto para eliminar experimentalmente a disidentes políticos. Si no hubiese habido política de exterminio, Frei Montalva no habría sido asesinado”.