por Roberto Bruna 16 mayo, 2022
No había muchas razones para regocijarse en la sede del Partido Socialista (PS), aun cuando la elección del comité central, instancia que ha de elegir a la próxima directiva, fue señalada como un acto impecable, libre de las rencillas y las descalificaciones que se habían visto en otras oportunidades, según afirmó el propio Camilo Escalona, el más votado dentro de la lista Unidad Socialista, integrada por cinco corrientes dentro de la tienda: Nueva izquierda, Tercerismo, Grandes Alamedas, La Renovación y Colectivo Socialista.
Pero la baja participación –reconocida por todos– dejó un sabor amargo entre los presentes, lo que era palpable en un ambiente poco efusivo. Y la disidencia, que obtuvo menos de un 15%, cree tener claras las razones: la mesa directiva encabezada por el senador Álvaro Elizalde cruzó una línea al no morigerar las durísimas críticas que formularon importantes personalidades de la colectividad hacia el proceso constituyente, en especial por parte de los senadores, lo que habría acentuado la desafección que actualmente erosiona a las bases, según dicen quienes integran la oposición interna. “Queríamos que esa militancia de base hubiera salido a votar para rechazar estas críticas que se le han hecho a la Convención, pero el desencanto hacia el partido es tan grande que prefirieron restarse. El caso es que cada vez somos menos y eso es muy preocupante”, señala María Isabel Sotomayor, integrante de la lista Socialistas por un cambio necesario, que obtuvo alrededor de un 15% del total de los votos.
La línea que nunca debió cruzarse
La baja participación en la elección del comité central visibilizó una herida que todavía supura en parte de la militancia y que será difícil de restañar dentro del partido de Salvador Allende, Carlos Lorca y Carmen Lazo. Es la herida que significa ver a un partido histórico enteramente "desdibujado", sostienen los disidentes, sin otra ideología que la de existir como una máquina electoral que opera desde el Congreso y que, ya desprovista de toda sustancia ideológica, carece de un horizonte programático que lo distinga de otras formaciones de izquierda. Y síntoma de ese "desdibujamiento" –dicen los disidentes– son las críticas realizadas por quienes integran la cúpula hacia la Convención Constitucional, una instancia largamente anhelada por las bases e "injustamente atacada por los parlamentarios", sostienen en la oposición interna.
"¿Cómo estaremos de mal que Camilo (Escalona) sacó primera mayoría y, por ende, tiene opciones para convertirse en presidente del partido por quinta vez", sostiene Sotomayor. "Camilo (Escalona) le ha dado mucho al partido, pero después de cuatro presidencias está claro que, lo que no hizo, ya no lo hizo nomás. Imagínate: ¿cómo vamos a apoyar el Apruebo por una nueva Constitución si tenemos a la cabeza del partido a quien acusó de fumar opio a los que empujábamos una reforma constitucional años atrás?", agrega.
Quienes se oponen a quienes han liderado el partido en los últimos años, sostienen que el PS se organiza solo en torno a una misión: obtener una cosecha de votos en cada proceso eleccionario para acceder a cargos y puestos de poder, utilizando para ello herramientas puramente discursivas. Discursivas porque, en los hechos –precisan algunos críticos al interior del partido–, la identidad se ha diluido en acciones marcadas por el conservadurismo de su cúpula, lo que se ha tornado patente con el tono crítico que varios parlamentarios han formulado respecto a la labor de la Convención Constitucional y, peor aún, en el silencio que mostró la directiva ante las declaraciones del senador Fidel Espinoza, quien expresó “diferencias de fondo” con el órgano y manifestó su intención de rechazar en el plebiscito de salida. Para la disidencia (y para muchos que no son parte de ella), lo de Espinoza fue escandaloso, y en la gravedad del diagnóstico coincide Fanny Pollarolo, quien encabeza el grupo denominado Socialistas por un cambio necesario, cuyos integrantes reclaman contra la excesiva "parlamentarización" del partido.
“El Partido Socialista ya no parece un partido de izquierda”, sostiene Pollarolo, quien acusa a la directiva de “incumplir el compromiso de apoyo total y sin exigencias que el presidente del partido, Álvaro Elizalde, le formuló al Presidente (Gabriel) Boric al momento de su triunfo”. Asimismo, cree que la cúpula ha sido muy entusiasta en aceptar los cargos que el Mandatario le ofrece, “pero desde el Parlamento, de sus propias autoridades, se golpea al Gobierno y a la Convención”.
“Se ha llegado a amenazar al Gobierno con no respaldar sus iniciativas en tanto no se producen las correcciones que ellos pretenden. Lo mismo con la Convención”, agrega la líder de la lista disidente, quien señala especialmente a senadores de la colectividad, como Rabindranath Quinteros y Juan Luis Castro, quienes han alimentado la campaña del Rechazo solo para conservar el Senado. “Caso extremo es el del senador Fidel Espinoza, quien prácticamente llamó a rechazar sin que la directiva haya dado una respuesta”, agrega.
Un importante integrante de la mesa directiva acusa el golpe de la crítica porque las declaraciones de Espinoza también le provocaron escozor. “Pero nuestro partido tiene inspiración libertaria y no andamos silenciando o censurando a nuestros militantes, y fue la propia militancia, en conciencia, la que decidió castigar su candidatura por la vía democrática, al punto que no tiene ninguna posibilidad de convertirse en presidente del partido. La candidatura de Fidel Espinoza dejó de ser viable y ese fue un costo de debió asumir”, asevera.
María Isabel Sotomayor señala que no es posible desentenderse de un hecho de semejante gravedad. “El consejero regional de la provincia de Osorno, Francisco Reyes, se ha tenido que pasar todo este tiempo dando explicaciones y reconstruyendo el enorme daño que ha hecho Fidel Espinoza en la región (de Los Lagos). Cómo es posible que deba andar dando explicaciones por Fidel Espinoza. Le decimos fuerte y claro al senador: cállese, cállese y póngase a trabajar por los anhelos de Chile, no por sus intereses parlamentarios”, expresa.
Sin embargo, dicen que el silencio otorga. Y hasta aquí pareciera ser, según Sotomayor, que la mesa directiva está de acuerdo con el senador Espinoza, en circunstancias que “toda la base del partido trabaja por el Apruebo y está comprometida con el Apruebo”. Incluso Sotomayor va más allá y se pregunta si en realidad esta mesa directiva quiere otra Constitución para afrontar los desafíos del siglo XXI o si está por mantener una que funda las instituciones sobre la idea de un “Estado mínimo”, una idea que –según la disidencia– ha dado pábulo a una actitud de irresponsabilidad permanente por parte del Estado, lo que habría facilitado la captura delictual de barrios y zonas enteras del país.
“Lo de Fidel (Espinoza) cayó muy mal en el corazón de la base”, sostiene Sotomayor, quien recuerda que las dudas sobre la verdadera voluntad de cambio echan raíces en un hecho que aún da vueltas en la militancia de base: la vez que Camilo Escalona acusó a muchos de estar “fumando opio” por empujar un cambio constitucional, a lo que se sumó un “torpedeo incesante al Gobierno de la Presidenta (Michelle) Bachelet”.
Así las cosas, creen que no mucho ha cambiado en la cúpula de la colectividad, y eso ha quedado de manifiesto –dicen– en la incesante presión que algunos de los altos dirigentes y parlamentarios han ejercido hacia los convencionales socialistas. “Todo esto explica que el partido haya perdido la hegemonía del socialismo y que surgieran otras colectividades de raigambre socialista, como Convergencia Social, Revolución Democrática, etc.”, añade Sotomayor. “Esto explica que personas tan valiosas como Fernando Atria y Lorena Fries se fueran del partido”, puntualiza.
Por su parte, el diputado Leonardo Soto, quien integra la lista vencedora, concede el punto parcialmente: "El PS tiene la necesidad de renovarse y actualizar su proyecto político para tener mayor nitidez en aquello que lo diferencie de otros partidos del socialismo democrático y de Apruebo Dignidad, y ello se debe a que ha hecho muchos esfuerzos para constituir alianzas de gobiernos exitosas, pero esa malentendida apertura ha significado que se diluya su proyecto y la gente no sepa qué proponemos. Le hemos echado tanta agua al vino, que parece que ahora vendemos agua, no vino".
Por cierto: en la mesa directiva salen a poner paños fríos sobre las presiones a sus convencionales. “Somos un partido y es obvio que va a existir una coordinación”, precisa la fuente dentro de la mesa directiva. “Estamos de acuerdo con el proceso, pero estar de acuerdo no significa no poner condiciones, y precisamente porque salimos a marcar y presionar es que evitamos que muchas de las tonteras o locuras que salían de los grupos más extremos no hayan pasado al texto. Gracias al Partido Socialista y a nuestros convencionales logramos atemperar al Pleno”, añade.
Y gracias a esa presión es que –insisten desde la mesa– ahora la propuesta constitucional es bastante mejor. “Y le aseguro una cosa: cuando tengamos el texto, el Partido Socialista va a estar a la cabeza de la campaña del Apruebo. Pero debemos aclarar que la legislación establece que el partido puede hacer campaña y gastar recursos solo en periodo electoral, y eso recién sería el 5 de julio. Es obvio que queremos cambiar la Constitución. Nos hemos pasado 40 años tratando de botar la Constitución de la dictadura y por eso nos pusimos a la cabeza del Acuerdo del 15 de noviembre de 2019”, puntualiza.
El diputado Soto reconoce que las señales han sido un tanto complicadas y que las declaraciones del senador Fidel Espinoza generaron un incordio enorme dentro del partido, pero es categórico en afirmar que, de ahora en más, se cuadrarán con todo en este "segundo tiempo" del debate constituyente. "La única manera de revertir la ventaja del Rechazo es entrando al detalle de las normas y, en ese detalle, nosotros vamos a estar cuando se esté decantando más el proceso constituyente. Pero que no quede duda: los socialistas vamos a estar por el Apruebo, defendiéndolo norma por norma", asevera el diputado, quien reconoce que las declaraciones de Espinoza le cayeron "como patada en la guata".
El senador Alfonso de Urresti, quien se perfila como próximo presidente de la tienda, es taxativo en cuanto a lo que vendrá. "Seamos claros: el Partido Socialista, la bancada del Partido Socialista, estamos 100% con la nueva Constitución. Le diré más, este lunes a las 09:00 horas se constituye en la Región de Los Ríos el primer comando por el Apruebo con el constituyente Pedro Muñoz y nos vamos a jugar por entero en todos los territorios y todos los lugares. Los alcaldes, parlamentarios... todos", manifiesta.
Consciente del difícil cuadro que se abre con una baja participación, sabedor de la indignación que se observa en la militancia, Camilo Escalona, quien fue el más votado, ha optado por un tono dialogante y compromete el apoyo del PS al Gobierno y la nueva Constitución para encabezar el proceso de cambios que requiere el país. "La nueva generación de socialistas va a luchar por llevar adelante una Constitución en que está incluido un sueño del socialismo chileno, como es el Estado Social y Democrático de Derecho. Nuestro compromiso con la nueva Constitución es un compromiso definitivo", afirma, declarándose "orgulloso" del Colectivo Socialista por su desempeño en la Convención.
"El Presidente (Gabriel) Boric necesita de todas y todos los socialistas (...). Tenemos que apoyar al Presidente Boric en todo lo que lo podamos apoyar. No tenemos que regatear ni por un segundo, ni por un instante, nuestro respaldo a este proceso de cambios", añade.
Críticas a la administración económica
Pero las críticas también apuntan al “incumplimiento de acuerdos de los congresos y del reglamento, ya que aquí se llama a elecciones sin antes dar cuenta de su gestión. Y en cuanto a la situación financiera, se evidencia una falta de transparencia, algo que es indispensable corregir”, indica Fanny Pollarolo. “Hay un uso arbitrario de recursos y un abandono de las estructuras comunales de base”, añade, a lo que se suma una terrible pobreza en los espacios partidarios para la discusión política.
María Isabel Sotomayor, en tanto, sostiene que “las bases tienen que andar pidiendo sedes sociales o sedes de clubes deportivos para reunirse. Tampoco hay cuidado del patrimonio del partido. En Valparaíso tenemos una casa patrimonial y está botada. La propia militancia tiene que organizarse y hacer turnos para hacer el aseo y cuidar esa propiedad”, señala. “El partido tiene un preuniversitario popular en Vallenar y no han sido capaces de darle un peso”, indica enseguida.
“Es que la disidencia parece que desconoce la legislación”, responde un miembro desde la mesa directiva. "La ley de partidos somete a estos a exhaustivas auditorías por el Servicio Electoral (Servel), que revisa todos nuestros balances. Este es el único partido que ha aprobado sus estados y balances en tiempo y forma. Además, en tres años hemos logrado un 100% de las metas en transparencia activa y pasiva, y ello porque decidimos ser líderes en probidad y transparencia”, sostiene.
“Aunque quisiéramos, no podemos pasar plata ni financiar iniciativas –incluso solidarias–, aunque lo queramos, porque eso va contra lo que establece la ley”, agrega el integrante de la mesa directiva de la colectividad.
El machismo de los “faraones”
Pero más estentóreo es el alegato contra el machismo existente. Según Fanny Pollarolo, “todavía estamos lejos del cambio cultural, el poder en el PS se concentra en manos masculinas". Y añade: "No hay debate interno, no se escuchan las críticas, las decisiones pasan por el presidente y secretario general, y los acuerdos se hacen con los jefes de tendencias, y ellos son todos hombres”, declara la lideresa de la disidencia.
“¿Cómo pueden decir que es machista el primer partido paritario, que ya en los 90 tenía un 30% de acción positiva, y que llegamos al 40% hace 6 o 7 años en la presidencia de Isabel Allende? ¿Cómo pueden decir que es un partido machista uno que logra paridad en el comité central con 55 mujeres y 55 hombres y cuando su comisión política son cinco hombres y cinco mujeres?”, responde el integrante de la mesa directiva, pero María Isabel Sotomayor responde: “Eso es solo nominal. ¿Cuántos parlamentarios hombres y cuántas parlamentarias mujeres tiene el partido, por ejemplo? Ese dato no lo cuentan. El punto es que el feminismo nos gusta a todos y todas, pero para que una mujer se siente a la mesa, un hombre debe salir, y ahí el feminismo deja de gustarles a esos hombres que están en la cúpula del partido. ¿Sabías que ellos se hacen llamar los ‘faraones’? Eso refleja la lógica patriarcal y patronal de conducir al partido”, señala.
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