Las AFP y mi derecho a elegir dónde invertir mis ahorros, a heredarlos y a morir en la miseria
por Enrique Fernández Darraz 26 mayo, 2022
Desde hace más de un año, las AFP insisten majaderamente en defender nuestro derecho a la propiedad inexpropiable que tenemos los cotizantes, sobre el dinero ahorrado para nuestras futuras pensiones.
Que nadie, salvo nosotros mismos, podemos disponer de ellos, que debemos ser libres para decidir quién los resguarda, cómo se deben invertir y, más importante, para legarlos a nuestros herederos.
Estos avisos suenan todo el santo día en los medios, lo que de suyo ya es algo sospechoso. ¿A qué se debe tanta insistencia en defender intereses ajenos?
Para comenzar, uno se podría plantear una pregunta bastante simple: ¿de dónde sale el dinero para pagar toda esa publicidad? Apostaría que no de las utilidades de sus dueños, sino de los bolsillos de nosotros, los ahorrantes. Salvo que esté subestimando su generosidad.
Durante la campaña que llevó a Boric a la Presidencia, a este se le acusó de querer desarrollar un sistema de pensiones basado en un modelo de reparto, en el que a personas que no le habían trabajado un día a nadie y, por lo tanto, no habían ahorrado nunca, se les daría parte de lo cotizado por quienes sí habían trabajado arduamente. A todas luces, una injusticia sin nombre.
Una campaña similar han desarrollado las AFP durante el proceso constituyente. Algo menos grotesca, pero no menos agresiva ni majadera: grupos financieros, desbordados por un altruismo enternecedor, dispuestos a hacer cualquier sacrificio por garantizar que nosotros podamos decidir qué hacer con nuestros ahorros, dónde invertirlos y por tener la opción de legarlos a nuestros herederos. Es decir, por ejercer un verdadero derecho de propiedad.
No es necesario decir que tanto interés en defendernos parece por sí mismo sospechoso. Tampoco que, a estas alturas, proviniendo de las AFP, dichas sospechas se acrecienten. Porque todo el mundo sabe que son un negocio extraordinario para sus dueños, que además alimenta con jugosas comisiones a un conjunto de entidades financieras intermedias, para terminar capitalizando a empresas como la banca o el retail. Casualmente, todas propiedad de los mismos dueños o, al menos, de sus parientes.
Pero bueno, así como ellas son majaderas, también nosotros tenemos el derecho de serlo: en 2017, las AFP generaron utilidades netas por 347 mil millones de pesos. Es decir, poco menos de mil millones de pesos diarios. En 2021 las utilidades fueron de 426 mil millones de pesos. Es decir, 1.167 millones de pesos de ganancia al día. Esta estadística la podríamos detallar más y, como dije, ser igual de majaderos. Pero no parece necesario.
Mientras en el 2020 los dueños de las AFP se repartían mil millones de pesos al día, el 80% de las pensiones eran inferiores al salario mínimo y solo un 12,5% superaba los 500 mil pesos. El 50% de los jubilados recibieron menos de 215 mil pesos mensuales y, en el caso de las mujeres, ese mismo 50% recibía menos de 160 mil pesos mensuales. Lo peor no es eso, sino que esos valores se alcanzaron gracias al pilar solidario, si no, hubieran sido aún menores.
Estos datos ayudan a entender la insistencia de las AFP en defender nuestro derecho a exigir la propiedad de nuestros ahorros y a hacer valer nuestra libertad para decidir dónde invertirlos: en ellas, obviamente.
Si no lo hacemos y el dinero se transfiere a otro sistema de pensiones, como el de aquellos países europeos que tanto admiran, se quedarían sin uno de sus negocios más lucrativos.
Tal vez, lo que le falta a su majadera publicidad es agregar que debemos insistir en la mantención de las AFP, para también exigir con toda fuerza nuestro legítimo derecho a envejecer y morir en la miseria.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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