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sábado, 21 de mayo de 2022

CARLOS LORCA POR SIEMPRE EN LA MEMORIA.

 

Soy Carlos Lorca Tobar, Rut: 5.006.438-7. Nací un 19 de noviembre de 1944. Además soy médico psiquiatra, padre de un niño, Ricardo y esposo de Gabriela. Fui un hombre completo y felíz. Soy hijo de Carlos y Maria; hermano de Luis, Raúl y Jaime. Llevo conmigo una hemofilia, un asma crónica y una rebelde úlcera gástrica, más rebelde que yo. Fui dirigente estudiantil secundario, universitario, también Diputado de la República por Valdivia. Usaba lentes, ropa ajustada y barba.
Junto a mis compañeros tuvimos que asumir la dirección del Partido Socialista de Chile en la clandestinidad después que la dictadura de Pinochet diezmara a nuestros dirigentes, tras el golpe militar. En ese momento era Secretario General de la Juventud Socialista. La JS. Estaban desapareciendo a nuestra gente, no podíamos hacer otra cosa. Era nuestro deber militante.
Fui detenido el 25 de junio de 1975, alrededor de las 16:00 horas por agentes de la DINA en calle Maule N°130 junto a la compañera Carolina Wiff. Tenía 30 años cuando fuimos subidos a la fuerza a un automóvil FIAT 125 color rojo que emprendió marcha rauda hacia Vicuña Mackenna. En vano me identifiqué y pedí ser tratado como prisionero de guerra. Poco después supe que ese mismo día detuvieron al resto de los nuestros: Michelle Peña, estando embarazada, Ricardo Lagos y Exequiel Ponce.
Me llevaron esposado rumbo a Villa Grimaldi, dónde al llegar me exhibieron como un trofeo tocando la bocina y gritando ¡Es Lorca!. Esa gente gritaba y celebraba: ¡cazaron a Lorca!. Cómo a todos mis compañeros y compañeras me torturaron día y noche, me quemaron el cuerpo, lo cortaron, me destruyeron el alma: me colgaron, me deshombrecieron. Me quitaron todo, menos esa porfiada convicción de un mundo menos desigual, era lo realmente mío, lo único que me quedaba en ese cuarto de 3x3 sin luz ni ventanas donde me tiraban después de masacrarme.
Cansados de las lágrimas por mi ausencia, mi familia y mis amigos golpearon reiteradamente las puertas de la justicia buscándome, pero siempre hubo una excusa, una negativa inexplicable y burda.
No logro reconocer con detención ese paseo del horror que eligieron para mí, por pensar distinto. Recuerdo imágenes en movimiento, rápidas y lentas, brutales pesadillas que no eran pesadillas, escupos de sangre, fecas y llanto seco. El gemido ahogado de la tortura de esos otros tuyos. De esos otros que quebrados entregaban a otros y estos a otros y otras, o aquellos que morían en silencio. Recuerdo la tos, la mirada perdida, el temblor en la mano. Querer vivir y morir a la vez, hablar en susurros.
Fui valiente y no tanto. Tuve miedo y coraje, fui persona, militante y prisionero. Finalmente nadie más me vio, me perdieron el rastro. Yo tampoco logré darme cuenta cómo había llegado a Colonia Dignidad, en el Maule. Ahí fue dónde me ejecutaron y desaparecieron. Mi familia aún busca rastros de mi cuerpo, no han dejado de buscar.
Soy Carlos Lorca Tobar, hijo de Carlos y Maria; hermano de Luis, Raúl y Jaime. Padre de Ricardo Lorca y esposo de Gabriela Bravo. María Tobar, mi madre, falleció sin saber dónde estoy porque sigo siendo un detenido desaparecido.
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