Una pugna en el seno del mundo evangélico se ha desatado de cara al Plebiscito del próximo 4 de septiembre. Los que respaldan el Apruebo han crecido en las redes sociales y se muestran satisfechos con las normas de Estado laico y libertad de culto.
En paralelo a las definiciones de los partidos políticos tradicionales, hay un grupo de organizaciones sociales que están trabajando desde hace meses en diversas iniciativas para convencer a los indecisos de votar por su opción con miras al Plebiscito de Salida del 4 de septiembre.
Este es el caso de los evangélicos, que representan el 18% de la población chilena según la Encuesta Nacional Bicentenario 2021. Es decir, poco más de 3 millones de personas del país mayores de 14 años profesan esta religión.
Sin embargo, en la interna de la religión evangélica hay posturas enfrentadas. Un sector importante vota Rechazo y encontraron un referente en el pastor y exconstituyente RN, Luciano Silva. Pero también hay un grupo no menor que aboga por el Apruebo y que participaron activamente del proceso constituyente.
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Evangélicos por el Apruebo
Para el Plebiscito del 2020 hubo un espacio en la franja del Rechazo dedicado a la posición de los evangélicos frente a los comicios. En la propaganda aparecía el pastor Kevin Valenzuela, representando a la agrupación “Evangélicos por el Rechazo”, quien argumentó que votar por el Apruebo era apoyar a Satanás y que durante el estallido social “octubre estuvo cargado de un sentimiento de homicidio”.
Tras la franja, el Concilio de Iglesias Históricas y Protestantes de Chile lanzó un comunicado dando libertad de acción a sus miembros. “Nos parece reprochable que se pretenda identificar e instrumentalizar a todos los evangélicos con una determinada opción, cualquiera sea esta”, precisaba el documento.
Días después, una parte de los adherentes a esta religión lanzó el movimiento «Apruebo Evangélico», que tenía por objetivo » desmarcarse lo más posible dentro de los evangélicos por el Rechazo y que ellos se queden en un rincón del extremo. Se pretende tener un discurso más pacífico y tranquilizador ante la opinión pública», aseguró su vocera Alejandra Acevedo a El Desconcierto en septiembre de 2020.
Desde ese momento, la iniciativa siguió creciendo de la mano con las redes sociales, principalmente, Twitter e Instagram en donde mediante publicaciones informativas interactúan con las personas, actualmente las cuentas alcanzan los 8 mil y 3 mil seguidores respectivamente.
Con el proceso constituyente en marcha se abrió el período para la confección de normas, donde hubo instancias para la participación la sociedad civil. Daniel Barrientos, coordinador de Apruebo Evangélico, trabajó activamente en la discusión por el artículo de la libertad de culto, que formó parte de la Comisión de Forma de Estado.
Barrientos cuenta a El Desconcierto que la propuesta supuso «una consagración en materia de derechos humanos, en la libertad de pensamiento, de conciencia, de culto y de religión, que son muy importantes. Y cambia respecto a la Constitución del ’80, que no mencionaba nada de este derecho, porque todo se hizo a través de la Ley de Culto. Entonces, ahora se consagra expresamente y para nosotros es una tremenda noticia, puesto que profundiza aún más los derechos que nosotros tenemos perfilados en Chile».
También destaca el recibimiento y apertura de parte de los convencionales. «Fue una experiencia súper positiva que nos ayudó a abrir los ojos de que efectivamente hay un trabajo muy arduo de parte de la mayoría de los convencionales y hubo una disposición al diálogo pos del bien común», subraya.
La norma de libertad de culto en la propuesta
La propuesta de Nueva Constitución incluye que Chile es un Estado Laico donde se respeta y garantiza el «libre ejercicio» de toda religión.
Uno de los principales impulsores de esta norma fue Cristóbal Andrade, exconvencional de la Lista del Pueblo y conocido popularmente como Dino Azulado, debido al disfraz por el que se hizo conocido durante el estallido social.
En diálogo con El Desconcierto, destaca que la norma consagrada en la propuesta de Nueva Constitución «le da énfasis al libre ejercicio en el ámbito público y privado». Esto permitirá que los pastores y las distintas agrupaciones «podrán seguir a predicando el evangelio libremente. Le da énfasis a las clases de religión y colegios cristianos, cómo también a la enseñanza de nuestros hijos como la palabra de Dios y escuela dominical».
¿Qué dice el texto constitucional?
«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y cosmovisión; este derecho incluye la libertad de profesar y cambiar de religión o creencias. Ninguna religión, ni creencia es la oficial del Estado, sin perjuicio de su reconocimiento y libre ejercicio en el espacio público o privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas espirituales y la enseñanza. Podrán erigir templos, dependencias y lugares para el culto; mantener, proteger y acceder a los lugares sagrados y aquellos de relevancia espiritual, rescatar y preservar los objetos de culto o que tengan un significado sagrado. El Estado reconoce la espiritualidad como elemento esencial del ser humano. Las agrupaciones religiosas y espirituales podrán organizarse como personas jurídicas de conformidad a la ley. Respetando los derechos, deberes y principios que esta Constitución establece. Éstas no podrán perseguir fines de lucro y sus bienes deberán gestionarse de forma transparente de acuerdo con lo que establezca la ley», dice el texto.
Los desencuentros con Luciano Silva
El artículo de libertad de culto tuvo sus detractores dentro de la Convención. Entre ellos está Luciano Silva, quien reconoce abiertamente que rechazará el próximo 4 de septiembre.
En diálogo con El Desconcierto, asegura que el texto final «privilegia grupos identitarios, que son los que se llevan prácticamente todas las normas. Es una Constitución que no incluye a la otra mitad de Chile y que, en términos productivos y económicos, no asegura que podamos lograr financiar todos los derechos sociales que son tan urgentes para los chilenos».
Sin embargo, la postura de Silva ha generado roces dentro del mundo evangélico, ya que hay sectores que consideran que su aporte dentro del órgano constituyente fue deficiente y no representa los intereses de la su religión.
Daniel Barrientos cuestiona que el exconvencional tiene un problema de diálogo con aquellos que no piensan como él. Además, acusa que ha sido parte de «una campaña importante de desprestigio hacia la Convención», y que fue más fácil la relación con otros convencionales evangélicos, como Ruth Hurtado por ejemplo.
No obstante, Luciano Silva se defiende asegurando que sí buscó acuerdos e incluso manifiesta que, gracias a él, María Elisa Quinteros alcanzó la presidencia de la Convención. «Busqué el encuentro, pero lo que hoy día veo es que me equivoqué», dijo a este medio.
Además, centra sus criticas en el artículo de libertad de culto consagrado en la propuesta, específicamente en el último párrafo que obliga a las agrupaciones religiosas a conformarse como personas jurídicas y declarar sus entradas y salidas de dinero, limitando el derechos consagrados actualmente.
Al respecto, Cristóbal Andrade critica la postura del exconvencional de RN, ya que según declara a este medio «Silva no puso ninguna coma en el artículo» y que «la propuesta no dice que habrá limitaciones, al contrario, mantendrá su libertad e incluso con la ayuda del Estado en dónde debe promover la espiritualidad».
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