La inseguridad ha aumentado por el alza en los delitos, pero el aumento de la sensación de inseguridad es aún mayor. Hoy es la principal preocupación de la ciudadanía que vive atemorizada y encerrada en sus viviendas.
No me cabe duda de que lo que hoy rinde réditos en popularidad en los medios de comunicación y en la política es la venganza más que la justicia. La justicia es un concepto abstracto difícil de asimilar.
Las personas buscan venganza para apaciguar la rabia, generada por el dolor o daño causado por otra persona a mi o a una persona a quien yo quiero o con quien me identifico. Es por ello que se habla de “sed de venganza” como una necesidad imperiosa de equilibrar la balanza por el medio más expedito, saltándose la vía judicial.
La venganza responde a una sensación de frustración, debido al supuesto de que el o la victimaria no serán castigados por la vía regular, y por lo tanto, la persona asume de manera directa o indirecta hacer “justicia por mis propias manos”, en el más amplio sentido de la frase.
Las venganzas, aunque disfrazadas o presentadas como procesos justos y apegados a la ley, siguen siendo una venganza. Un ejemplo vigente es la demolición de “ampliaciones narco”, que, si bien son legales por no contar con permisos de construcción, sólo se aplica a personas “asociadas” con el narcotráfico, la ciudadanía las valora como una forma de compensar el daño causado. En otro ámbito, el 70% de chilenos valora positivamente al Presidente Bukele quien ha encarcelado a 60.000 personas en El Salvador bajo estado de excepción a pesar que no se sabe cuántos efectivamente han cometido delitos.
El concepto integral de Justicia es difícil de entender, y aún más difícil es asumirlo cuando uno es la víctima y la tendencia habitual es que las personas busquen aplicar la Ley del talión, es decir el ojo por ojo, diente por diente.
La Justicia implica que, ante una determinada situación, todos tienen las mismas oportunidades y son tratados de igual manera, hay una evaluación independiente e imparcial, existe presunción de inocencia y los resultados de su aplicación deben basarse en evidencia y hechos, no en prejuicios o sesgos ideológicos o políticos.
La Justicia, qué es y en qué consiste, debe ser un pilar de la educación ciudadana y ser también una práctica permanente en la escuela. Para construir un verdadero Estado de Derecho y una sociedad democrática necesitamos de ciudadanos que, ante una situación injusticia, recurran al sistema judicial en vez de la venganza, pero también necesitamos de un Estado que provea un sistema de justicia oportuno, eficiente y confiable, porque la denegación de justicia es un incentivo para que se normalice la venganza.
Marcelo Trivelli
Fundación Semilla
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