Por: Juan Ortega | Publicado: 02.05.2023
La libertad de prensa no es sólo mantener un campo de desarrollo mediático justo y abierto, situación que seguimos extrañando en Chile, sino que incluye el derecho de emitir opiniones, crear mensajes, levantar medios propios y elegir a través de qué plataformas interactuamos entre comunidades.
Volvemos a conmemorar el Día internacional de la Libertad de Prensa y Chile sigue teniendo el camino difícil a la hora de intentar cumplir estándares básicos.
Hemos visto acciones recientes que vulneran la libertad de expresión, como ataques al ejercicio del periodismo, censura y despido de profesionales e inclusive obstáculos a reporteros en su trabajo diario. Lejos del camino en que se mejora un ecosistema comunicacional.
Presenciamos nuevos atentados a espacios comunitarios y alternativos de información, como el que afectó al medio regional Resumen: un nuevo incendio en sus oficinas en el centro de Concepción, que se suma a un fallo adverso contra su director por injurias y el extraño asalto a mano armada a comunicadores de El Porteño, que sufrieron el robo de su vehículo.
En tiempos de constante relativización de los derechos humanos desde la prensa, y de frenesí informativo por intencionar ciertas agendas de poder, necesitamos relevar y valorar las prácticas informativas que democratizan la circulación de voces, análisis y enfoques en el escenario mediático. Las que en muchos casos levantan medios comunitarios, populares, alternativos y locales.
Cuando la desinformación es una herramienta política muy útil, debemos preguntarnos por el derecho que tienen las propias comunidades de alzar la voz frente a esta avalancha de mensajes preestablecidos, y si existen las posibilidades de hacerlo desde los medios de la ciudadanía.
Porque la libertad de prensa no es sólo mantener un campo de desarrollo mediático justo y abierto, situación que seguimos extrañando en Chile, sino que incluye el derecho de emitir opiniones, crear mensajes, levantar medios propios y elegir a través de qué plataformas interactuamos entre comunidades.
¿Qué voces surgen hoy desde la comunicación local frente a la tendenciosa agenda de los medios hegemónicos? ¿Qué estrategias usan hoy los medios comunitarios para resistir y subvertir el seteo oficial? ¿Son las que se necesitan para nuestros tiempos? ¿Cuentan con los recursos?
Urge relevar y valorizar la opinión pública local que desde el diálogo recrea discursos cotidianos, reinterpretando la agenda nacional. Es igual de urgente que los medios comunitarios sin fines de lucro reconozcan su valor, se apropien del rol y actualicen estrategias de impacto en las audiencias.
La responsabilidad de levantar, sostener, apoyar y fortalecer los espacios de comunicación que dan salida a voces locales es de toda la ciudadanía, y requiere del compromiso tanto del Estado, para financiar, dar acceso a cuotas de publicidad y proyectar el crecimiento de dicho sector en especial de las comunidades más invisibilizadas del país, y de las audiencias para participar, ocupar los protagonismos necesarios y circular dichos contenidos.
Recientemente finalizó el periodo de postulaciones al denominado Fondo de Desarrollo de Medios de Comunicación Regionales, concurso anual que distribuye recursos que financian la posibilidad de que medios locales, ya sea con perfil comercial o comunitarios, sin fines de lucro, fortalezcan sus espacios de producción. Es de esperar que los proyectos que logren financiamiento busquen instalar este debate sobre el valor de la comunicación desde las bases sociales, en tiempos que corren cada vez más rápido a nivel informativo.
El informe de la mesa “Más amplitud, más voces, más democracia”, entregado en enero de este año, fruto de un trabajo mancomunado de tres universidades del país, propone una serie de medidas para que desde el estado se fortalezca y desarrolle el ejercicio comunitario y sin fines de lucro de la comunicación.
Además, plantea la necesidad de repensar los criterios de distribución del avisaje estatal, una torta publicitaria segura y muy importante en regiones, para fortalecer a medios locales y comunitarios, con discursos locales que generen discusiones reales.
El informe propone definir un porcentaje máximo de recursos estatales a gastar en un medio de comunicación, asociación o empresa que tenga varios medios de comunicación y considerar especialmente para avisaje estatal a medios de carácter comunitario; y a medios locales comerciales que facturen menos de cinco millones de pesos mensuales.
Al igual que las concesiones de radio y TV, el acceso a la publicidad estatal debe contemplar la participación de actores mediáticos locales, que sin ser parte de las cadenas de distribución de las agencias de publicidad, permiten desarrollar nuevas estrategias, profundizar debates, instalar preguntas y diálogos en comunidades específicas.
La democracia necesita medios públicos, privados y comunitarios sin fines de lucro. El reconocimiento legal sin nivelación de la cancha para todos los actores, nos deja en deuda con la libertad de prensa. Otra vez.
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