Apresurado, busco en el diccionario lo que se entiende por república. Es decir, donde viven los republicanos, junto a las personas no republicanas y a quienes piensan distinto. “Forma de gobierno representativo en que el poder reside en el pueblo, personificado éste por un jefe supremo, llamado presidente”. Por curiosidad, agrego otra definición, donde se entiende por “República de las letras”, al conjunto de los sabios y eruditos. A lo largo de la historia de nuestro país, brillaron algunos republicanos admiradores de la Revolución francesa y de otros movimientos de liberación nacional.
Cierto Partido Republicano, en la época más negra de nuestra historia, es decir en la dictadura de Pinochet, fue una agrupación político chilena de centroderecha. Existió entre 1982 y 1987, y se declaraba opositora a la dictadura militar. Fingían, pues la dictadura necesitaba mostrar al mundo, que en Chile, había libertad de expresión política. Que el modelo de sociedad, reunía las condiciones, destinadas a crear un país, donde la justicia social, se hallaba garantizada. ¿Se trata acaso de la fórmula rejuvenecida de los actuales republicanos de Chile?
Como urge mantenerse bien informado, empiezo a leer la República de Platón, obra que no leí en mi juventud. En aquella época, al examinar el libro, me pareció farragoso y de complicada lectura. Ahora, me interesa también conocer “La República nazi en Chile” novela de Carlos Basso y “De la república al mercado” de Carlos Ruiz. Todo a causa del desbarajuste, majamama o zafacoca que, se originó el 7 de mayo, en la última elección, donde los borregos, volvieron a pisar el palito. Votaron por los más vociferantes, nuevos mercaderes de ideologías nauseabundas y admiradores de Pinochet. Esta nueva camada de fiduciarios y Opus Dei invernando, lograron vender el pan añejado y rancio, envuelto en papel de seda. Por enésima vez, engatusaron al pueblo, lanzando serpentinas, fuegos artificiales y papel picado. Sí, pues la farándula que a diario vemos en la TV, contribuye a crear una atmósfera de permanente jolgorio.
Estos nuevos, por no decir novatos en el campo de la política, se han declarado enemigos del aborto y de la inmigración. Se olvidaron que las mujeres violadas, se operan de “apendicitis” en Chile. Otras, viajan a Argentina a hacerse un aborto o a Europa, para tener su bebé y obsequiarlo a instituciones de caridad. En cuanto a su combate radical en contra de la inmigración, reniegan de sus antepasados, todos ellos pobres inmigrantes patipelados, venidos desde Europa y el Medio Oriente. Se declaran creyentes en Dios, aunque en sus filas, aceptarían a ateos. Contrarios a la eutanasia y a los grupos LGBTI, hacen gárgaras de beatitud.
A poco andar, los republicanos están llamados a desplazar a los sirvientes tradicionales de la oligarquía. Chile Vamos, UDI y sus satélites, han extraviado el prestigio de ser los criados de los verdaderos dueños del país. Ahora, los republicanos, poseedores del fervor surgido de la extrema religiosidad y servilismo, se han convertido en los nuevos lacayos. ¿A quienes aspiran a emular? En EEUU, por ejemplo, la diferencia es muy sutil entre demócratas y republicanos. Los primeros, van a misa en la tarde y los segundos, en la mañana.
Desde luego, los republicanos criollos se inspiran en Vox de España y a ciertos partidos neo fascistas de Europa. Se ven algo distantes de Bolsonaro, acusado de ladrón y golpista. Nada dicen de sus vínculos foráneos, pues anhelan crear un partido con raíces chilenas. Así, pueden recoger los despojos de infinidad de ideologías apolilladas. En síntesis, aspiran a resucitar la grandeza de países, donde los dictadores, se hacían llamar republicanos.
La UDI, Renovación Nacional y Amarillos entre otras creencias, han sido sobrepasados, por quienes ofrecen forraje al borrego. Un desbarajuste en tiempos de crisis. ¿Y dónde quedan las republicanas? Pues, dedicadas a criar la prole y a preparar la comida.
Por Walter Garib
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