La diputada Cristina Girardi (PPD) vivió un episodio que le provocó uno de los mayores sustos de su vida ya que su hijo, estudiante de Biología Ambiental de la Universidad de Chile, fue brutalmente golpeado por encapuchados, luego de que se produjera un enfrentamiento con Carabineros.

A las 17 horas, el joven -cuya identidad este medio se reserva- estaba en una zona de estacionamientos del campus Juan Gómez Millas (JGM), dentro del auto, que es de la parlamentaria, cuando cerca de ocho personas con rostros cubiertos se acercaron para agredirlo. Él se bajó del vehículo, pensando que querían dañar el auto. Pero en realidad iban a golpearlo a él también.
Durante unos segundos, recibió patadas, combos y golpes con hebillas de cinturón,mientras intentaba defenderse, informa La Tercera PM .El resultado: fracturas en la mano, en la nariz y un trauma encéfalo craneano. La paliza se detuvo cuando intervino su polola -ella tampoco se salvó de ser golpeada- y rescató al hijo de Girardi, quien estaba convulsionando y vomitando sangre.
La parlamentaria se enteró de esto la noche de ese mismo día. Estaba en Colombia, en un encuentro del Frente de Parlamentarios Contra el Hambre y la Malnutrición, y al volver al hotel vio las llamadas perdidas de su familia y de su hermano, el senador PPD Guido Girardi. Temió que su padre hubiese tenido un problema de salud, pero eso se transformó en angustia cuando supo de la agresión.

“No sabemos qué hubiera pasado si la polola no llega. Hubo un ensañamiento brutal, porque fueron varios los que lo atacaron, le dieron una paliza con cinturones y además lo amenazaron. Le advirtieron que lo iban a volver a agarrar. Fue un acto de cobardía”, cuenta la diputada.

La familia cree que la golpiza ocurrió por una confusión: los encapuchados habrían pensado que el estudiante los estaba grabando, al ver que dentro del auto él tenía el celular en la mano, pero en realidad -afirma su madre- se estaba sacando una selfie.

“Los niveles de violencia en la sociedad están superando todos los límites, y algo tenemos que hacer. No podemos permitir que precisamente en la educación se den los mayores niveles de violencia, con esta frecuencia y este ensañamiento. Porque esto no es política, no es un debate de ideas. Los niveles de brutalidad son sorprendentes. Esto nos tiene bastante afectados”, se lamenta Girardi.

Luego de la agresión, la polola y amigos del joven lo llevaron a un centro médico. Desde el viernes, él ha tenido varios dolores de cabeza y hoy será operado de una fractura en el dedo pulgar. Aún no sabe si volverá a la universidad tras el traumático episodio.

La universidad también está impactada. La agresión motivó la intervención del rector Ennio Vivaldi, quien ordenó una investigación sumaria, citó a los decanos de las facultades de JGM para analizar la crisis y creó una comisión de seguridad para que tome medidas inmediatas en el campus.

“Situaciones como estas no pueden ser toleradas y tomaremos las medidas necesarias para investigar y sancionar a quienes resulten responsables de estas agresiones que atentan a miembros de nuestra comunidad. Como universidad pública, condenamos enérgicamente los hechos”, dice Vivaldi.

Y además hay presión externa: el lunes, el rector fue citado por la Comisión de Educación de la Cámara, a hablar sobre una agresión contra una joven que ocurrió el 10 de julio, en el mismo campus. La sesión fue programada la semana pasada y, por azares de la vida, ahora también tendrá que hablar del hijo de la diputada Girardi, quien integra esa comisión.

A eso se suma un oficio que envió la recién creada Superintendencia de Educación Superior a la universidad. “Pedimos que se nos informe sobre las medidas adoptadas para salvaguardar la integridad y el derecho a la educación de los afectados; las gestiones para identificar a los responsables; y el plan que la universidad adoptó para terminar con los actos de violencia en el campus”, dice el superintendente Jorge Avilés, quien explica que es responsabilidad de las instituciones garantizar el desarrollo de las actividades académicas.